75 años del bombardeo criminal contra Hiroshima y Nagasaki

Los días 6 y 9 de agosto de 1945, los Estados Unidos, con Truman en la Presidencia, lanzaron contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki dos bombas nucleares. Pese a que la rendición del Japón era cuestión de días, los Estados Unidos decidieron finalizar el conflicto de forma drástica y desproporcionada. La elección de estas ciudades no fue al alzar, se buscaba destruir el espíritu tradicional y hegemónico del Pacífico. Con esta demostración de músculo, lanzaban un mensaje a todas las potencias y se avanzaba en los intereses de la finanza  internacional. 

En dichos ataques murieron al menos 246.000 personas, la mayoría civiles y cambio diametralmente la historia y fisionomía del pueblo Nipón.

Una nube con forma de hongo se levanta sobre Hiroshima después de que el bombardero Enola Gay arrojara la primera bomba atómica.

Los Archivos Nacionales de Estados Unidos en Washington, tienen documentos que muestran que Japón intentó negociar la paz con Estados Unidos ya en 1943. El 5 de mayo, el embajador alemán desplegado en Tokio y que fue detenido por las fuerzas estadounidenses, dejaba claro mediante un telegrama que los japoneses estaban en cierto modo desesperados por buscar la paz, incluyendo la «capitulación en condiciones desfavorables». A Estados Unidos poco o nada le importaba, meses antes ya habían decidido que continuarían las incursiones aéreas mediante  ataques con el uso de bombas incendiarias contra diferentes ciudades japonesas.

No era algo nuevo para los aliados. En febrero del mismo año, la ciudad alemana de Dresde, entre otras, había sido sometida al mismo destino. Debido al hecho de que las ciudades alemanas fueron construidas como cualquier ciudad moderna de occidente, la devastación no era tan evidente como en las ciudades japonesas en las que se usa mucho materiales como la madera. Pero en definitiva, los ataques contra Alemania fueron igual de criminales que los que sufrió Japón.

LA INEXISTENTE JUSTIFICACIÓN DEL TERROR AÉREO

Entre abril y junio, los líderes militares de los Estados Unidos crearon una larga lista de ciudades japonesas entre las que elegir los objetivos de los bombardeos terroristas. Los criterios para los bombardeos finales de Japón fueron tres: las ciudades serían grandes para un efecto máximo y para matar a tantos civiles como fuera posible. En segundo lugar, debían tener «alto valor estratégico», lo que significa instalaciones militares de algún tipo. Y por último debía haber escapado de las incursiones con bombas incendiarias estadounidenses que comenzaron en marzo y tuvieron como objetivo Tokio, entre otros localidades.

Hiroshima

El propósito de los bombardeos estadounidenses fue, tal y como lo son hoy día en oriente próximo, sembrar el terror allí donde haya beneficio para Estados Unidos y sus estados aliados.

No hace falta añadir que Estados Unidos ni siquiera se preocupó por sus propios criterios. La ciudad de Nagasaki, que fue bombardeada tres días después de Hiroshima, no tenía ningún valor estratégico. Solo unas pocas ciudades japonesas cumplieron con los criterios: Kioto, Hiroshima, Kokura y Niigata.

Nagasaki arrasada, solo queda al fondo los restos de la Catedral de Urakami

Debido a que los vencedores escriben la historia, después de 75 años aun no se ha condenado este genocidio planificado, que entre otros objetivos, tenía la destrucción espiritual de una de las culturas más tradicionales y molestas para el sistema global.

El Oso Blindado

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