El mismo día que se celebra la Virgen de Nuestra Señora de Covadonga, ha quedado también como el Día de Asturias.
Contemplan al reino de Asturias más de 1300 años de historia. Más de XIII siglos de historia en los que para saber cual es la etnogénesis de Asturias hay que empezar por saber quiénes eran los astures, un pueblo de origen celta del noroeste de la península que vivían en castros durante la Edad del Hierro. Y para eso, es preciso empezar por la Asturias Protohistórica y sus pueblos prerromanos, que fueron los pueblos celtas del noroeste de la península ibérica, principalmente dos tribus celtas: los pésicos y los lugones. Estos últimos, por su etnónimo, rasgos culturales y expresiones artísticas, forman parte del conjunto de tribus celtas del noroeste de la península. Esta tribu celta de los lugones tiene un nombre que procede de la raíz etimológica celta de “Lug”, dios celta de la península ibérica, de la misma etimología celta que la ciudad gallega de Lugo – del latín “Lucus Augustus”, donde los “lucus” eran bosques sagrados para los celtas -, o del pueblo de Lugones, que está cerca de Oviedo, o del valle de Lugueros, en León, o del pueblo de Lugán, cerca de Boñar, también en León. Aclarar que en la Hispania prerromana, León fue también territorio de los astures, ya que estos llegaban por entonces hasta Zamora, y de ahí Astorga, llamada Asturica Augusta en la época romana. De hecho, la guerra de los romanos con los astures se llevó a cabo en lo que es hoy la provincia de León principalmente, y no en la actual Asturias.

Los lugones son, por tanto, la tribu celta más conocida de esa zona, y un ejemplo de la profunda celtización de Asturias, pero además todas las tribus astures tienen nombres celtas. La huella céltica llega hasta la hidronimia (recordemos que los nombres de los ríos son los que menos cambian y los que más se mantienen a lo largo de los siglos) asturiana, con nombres de ríos, -que se repiten en Francia y en Alemania-, tan celtas como el Sella, el Deva, el Dobra y el Aller. Y si en una región, los ríos llevan nombres celtas es porque allí hubo celtas. Eso es así porque culturalmente Asturias fue totalmente celtizada, como se ve en la toponomia, la hidronimia y los nombres de las tribus astures, que son celtas. La toponimia astur prerromana es cien por cien indoeuropea, tanto celta como germánica (de los suevos y de los godos). Por entonces allí se hablaba celta. Como ejemplo de toponimia celta, tenemos el puerto de Tarna, que lleva ese nombre por el dios celta Taranis. La misma etimología del topónimo de Asturias parece que procede de la tribu celta Helvética de los estures.
De hecho, aún hoy se celebra un Festival Intercéltico en Avilés, de música celta.

No olvidemos que los españoles actuales somos descendientes de la repoblación medieval, que nació de los núcleos iniciales de resistencia a la invasión bereber del 711, entre ellos el de Covadonga, en Asturias, que se transformaron después en los diferentes reinos cristianos peninsulares. Así, del núcleo astur-cántabro nacería Castilla-León, que llegará hasta el estrecho de Gibraltar. Para ser más exactos, la Castilla condal procede del núcleo cántabro, y el reino de León fue la expresión política medieval en el siglo X de astures y galaicos que pasaron a llamarse leoneses a partir de entonces, aunque antes, el reino más antiguo de la península fue el reino suevo de Gallaecia, que entonces era más extenso de lo que es hoy Galicia, y ocupaba todo el noroeste de la península, el Bierzo y todo León, todo eso fue el reino de Galicia, y toda esa zona está repleta de señales del Bronce atlántico y de fortificaciones castreñas de la Edad del Hierro. Esto también se muestra en la orfebrería castreña y protohistórica de Asturias o en los torques de Langreo o en la cerámica castreña como la del castro de Cameixa. Recordar también que Oviedo fue en sus orígenes un castro astur, el castiello de Llagú. Y Gijón fue en sus orígenes el castro de la Campa de Torres.
Y tras la romanización y la Asturias romana, la Asturias visigoda….

La bandera de Asturias ya nos dice mucho acerca de la identidad étnica del reino de Asturias, pues es una cruz visigoda, que fue lábaro de la Reconquista. En este sentido es muy recomendable leer el libro “Orígenes hispanogodos del reino de Asturias”, del historiador Armando Besga Marroquín, de la Universidad de Deusto. Real Instituto de Estudios Asturianos. Ed. Deusto. Oviedo, 2000. El título del libro ya lo dice todo. En esta tesis doctoral de este historiador se aborda el estudio de los orígenes del Reino de Asturias a fin de determinar la importancia de los elementos hispanogodos en su constitución, que han sido negados por una parte de la historiografía actual. Para ello, además de analizar los datos disponibles, el historiador ha procedido a una refutación integral de lo que se podría llamar teoría indigenista. El análisis se ha centrado en el primer siglo de la historia del Reino de Asturias (718-812) y fundamentalmente en los aspectos que se pueden calificar como políticos. Además, ha estudiado con detenimiento la evolución de los pueblos del norte de España desde la época del Bajo Imperio hasta la invasión musulmana con el objetivo de situar en el debido contexto las informaciones existentes sobre el surgimiento y primer desarrollo del Reino de Asturias. También ha dedicado una atención especial al análisis de la situación del Pais Vasco con una doble finalidad: Por una parte, terciar en la polémica secular sobre las relaciones entre Las Vascongadas y el Reino de Asturias, y por otra, disponer de unos modelos de constitución de un poder de base indígena (Vasconia francesa, Reino de Pamplona) con el que confrontar la Monarquía asturiana a fin de revalidar las conclusiones que se habían alcanzado en el análisis de la historia astur. Todo ello no sólo ha permitido demostrar los orígenes hispanogodos del Reino de Asturias sino también alcanzar otros objetivos, entre ellos, cabe destacar: la reivindicación del valor histórico de las crónicas asturianas; la puesta al día de la primera parte del Reino de Asturias; la valoración de las posibilidades del propio Reino astur frente a la exagerada influencia que se ha dado a los mozárabes, y, en definitiva, este estudio contribuye a hacer más inteligible la historia de España al postular una solución de continuidad entre la Hispania visigoda y el Reino de Asturias.

Y eso es porque los visigodos sometieron a los cántabros y los astures. El citado historiador, Armando Besga Marroquín, confirma las tesis del historiador medievalista Claudio Sánchez Albornoz, para el que el reino astur proviene de la población autóctona más o menos ya asimilada desde Leovigildo y de mozárabes y godos a escape, pues tras la invasión bereber del 711 muchos godos se refugiaron en Asturias y el norte de la península, ya que hay toponimia goda, además de la sueva anterior, pues los astures, antes de ser parte del reino visigodo, lo fueron del reino suevo, y antes fue celta. Por eso hay abundante toponimia germánica en esa zona, como por ejemplo, el arroyo Wamba en Puebla de Lillo (León), y concretamente en Asturias, tenemos ejemplos como el pueblo de Salas. De hecho, todos los Salas son de origen godo. Una sala es el equivalente a un hall vikingo, como Upsala, en Suecia. Más ejemplos de toponimia germánica asturiana son el sueve (la Sierra del Sueve), o Salamir, o Taramundi, que viene de Turismundo, y es suevo. O la playa de Frejulfe.
Una curiosidad histórica es que la alavesa Munia, fue reina de Asturias por su matrimonio con Fruela I de Asturias, y es el personaje femenino más antiguo de la historia vasca, y a pesar de serlo, no tiene ni siquiera una calle. Fue por este matrimonio de Fruela con Munia que Alava pasó a ser parte del reino asturiano en el siglo VIII. Esto demuestra los vínculos que existieron entre los vascones y el reino de Asturias en la Historia medieval.

Asturias tiene muestras magníficamente conservadas hoy del arte pre-románico y ramirense (por el rey Ramiro I) como son las iglesias de San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco en el monte Naranco, en Oviedo, del siglo IX. Esas expresiones artísticas hablan por si solas de que no estamos hablando de unos “bárbaros” en absoluto.
Anteriormente, en el reino visigodo de Toledo existían basílicas muy grandes. Así, por ejemplo, en Arisgotas, pueblo de Toledo, se conservan hoy los restos de un palacio aristócrata visigodo del siglo VII muy parecido a la iglesia pre-románica de Santa Maria del Naranco en Oviedo. Eso vincula fuertemente al reino visigodo de Toledo con el reino de Asturias, lo que confirma también el origen hispanogodo del reino de Asturias.
La letra del himno de Asturias dice “Asturias, patria querida”, sin que ningún españolista centralista y separador se rasgue las vestiduras por llamar patria a Asturias, pues lo es, la patria chica que lleva en su bandera una cruz visigoda.

Hoy, sin perder de vista cuales son las raíces aquí comentadas (celtas, romanas y germanas) de los asturianos actuales, el futuro de esta tierra, que fue el origen de la Reconquista y de la nación española, pasa por hacer frente a la desindustrialización, a la deslocalización industrial, el cierre de plantas y los despidos masivos que todo ello conlleva. El reto será enfrentarse a todo eso sin perder dichas raíces. Que así sea.
Puxa Asturies!
Eduardo Núñez