Ayer miércoles 30 de septiembre, la comunidad armenia de Barcelona se movilizó frente al Consulado de Turquía en respuesta a la reciente agresión de Azerbaiyán a Armenia. Un buen número de armenios, de forma pacífica y ordenada, se concentraron en Paseo de Gracia, entre Gran Vía y Ronda Sant Pere.
La convocatoria venía por parte de la Asociación Cultural Armenia de Barcelona, que agrupa a los armenios de la diáspora residentes en Barcelona. Uno de sus representantes leyó un comunicado que condenaba lo sucedido: “Condenamos tajantemente los ataques de Azerbaiyán en la frontera de Armenia, así como las agresiones y los actos vandálicos organizados por los azeríes contra las instituciones, negocios y ciudadanos armenios en diferentes ciudades del mundo”.

La reivindicaciones de este pueblo son muy antiguas, tan antigua como los abusos y atropellos que han recibido a lo largo del tiempo. En muchos casos sus miembros se han visto obligados a vivir en la diáspora. Un asistente de la manifestación me comenta que «somos más numerosos los armenios que vivimos en la diáspora que en la propia armenia, ¿Qué pueblo conoces que este en esta misma situación?» Tras largos años de agresiones, un genocidio prácticamente no reconocido, la comunidad armenia se ve gravemente amenazada. Con total franqueza y total sinceridad afirma «vosotros no lo entendéis, nuestro pueblo es numéricamente pequeño, si no nos mantenemos fuertes y los armenios nos juntamos con otros armenios podríamos desaparecer». Y quizá aquellos barceloneses que se han tropezado ayer con la manifestación en el centro de Barcelona, no reconocieran la bandera que todos orgullosamente mostraban, seguramente no habrán entendido las posturas conservacionistas y reivindicativas de un pueblo que no quiere morir. Cualquier joven postmoderno que habitualmente vegeta en plaza Cataluña, no entiende la exaltación étnica mostrada ayer simplemente por estar desprovistos de cualquier sentimiento propio de pertenencia. Ahora son ciudadanos de un país llamado mundo, como reza aquella progre y cursi canción de propaganda.



Algunos puntos a tener en cuenta a la hora de analizar el reciente conflicto. La postura de Occidente debería ser clara:
-Los armenios han sido y son actualmente la mayoría étnica en Nagorno Karabaj. Este territorio se convirtió en objeto de controversia entre Armenia y Azerbaiyán cuando ambos países se independizaron del Imperio ruso en el año 1918.
-Los armenios son una nación cristiana. Perseguida y martirizada continuamente por sus vecinos musulmanes. Azerbaiyán tiene el apoyo de Turquía por cuestiones tanto religiosas como por posición geoestratégica.
-La Comunidad Internacional podría mediar en el conflicto de forma decisiva. Muestran silencio y los medios de comunicación occidentales no estan informando de lo que sucede.
-Turquía lleva meses realizando movimientos estrategicos en todo su marco de influencia. Quiere mantener la tensión, en este caso usando países pantalla como Azerbaiyán, y movilizando terroristas en territorio Azerbaiyano.
Se esperan nuevas movilizaciones de la comunidad armenia y El Oso Blindado seguirá informando…
Enviado especial en Barcelona
Rubén M. González