9 de noviembre: mártires del nacionalsocialismo alemán, representantes del Pueblo

Los 14 militantes nacionalsocialistas muertos por la policía en la Feldherrnhalle y los dos miembros de la liga paramilitar nacionalista Reichskriegerflagge, muertos frente al Ministerio de Defensa de Baviera, representaban con justicia a toda la sociedad muniquesa del momento, sobre todo si consideramos que Múnich no era una ciudad industrial: fueron empleados, estudiantes, obreros especializados, artesanos, oficiales veteranos.

Más de la mitad de ellos tenían menos de treinta años en el momento de morir, mientras que el mayor de los muertos en aquel combate —Theodor von Pfordten— tenía apenas 50 años y hubiera podido evitar el combate, pero escogió lo contrario.

La solidaridad interclasista de las trincheras de la Gran Guerra se había trasladado a las calles de Múnich. De algunos no han sobrevivido apenas datos. De muchos de ellos, no queda recuerdo algunos, habiendo nacido en un momento en que las fotos eran aún raras y caras. En 1945 sus tumbas fueron arrasadas por los Aliados. No quedó ni un cuerpo en su lugar de reposo.

Caídos del 9 de noviembre.

Los caídos:

Felix Allfarth (5 de julio de 1901 – 9 de noviembre de 1923), comerciante, muerto mientras cantaba el himno nacional alemán.

Andreas Bauriedl (4 de mayo de 1879 – 9 de noviembre de 1923), sombrerero, cuando la policía abrió fuego sobre la masa, quedó herido en el estómago y cayó sobre la bandera del partido. Es su sangre la que primera que bautizó la Bandera de la Sangre.

Theodor Casella (8 de agosto de 1900 – 9 de noviembre de 1923), antiguo oficial durante la Gran Guerra, empleado bancario y miembro de la Reichskriegerflagge.

Wilhelm Ehrlich (8 de agosto de 1894 – 9 de noviembre de 1923), empleado bancario.

Martin Faust (4 de enero de 1901 – 9 de noviembre de 1923), el primer caído en el Ministerio de la Guerra bávaro, empleado bancario y miembro de la Reichskriegerflagge.

Anton Hechenberger (5 de julio de 1901 – 9 de noviembre de 1923), veterano de guerra y cerrajero.

Oskar Körner (4 de enero de 1875 – 9 de noviembre de 1923), veterano de guerra y comerciante, dirigente del NSDAP.

Karl Kuhn (7 de julio de 1875 – 9 de noviembre de 1923), empleado de hotel, jefe de camareros.

Karl Laforce (28 de octubre de 1904 – 9 de noviembre de 1923) estudiante de ingeniería, el más joven de los muertos del Putsch con tan solo 18 años.

Kurt Neubauer (27 de marzo de 1899 – 9 de noviembre de 1923), ordenanza del Mariscal Ludendorff, y en su momento, por breve tiempo, el soldado más joven del ejército del Kaiser.

Klaus von Pape (16 de agosto de 1904 – 9 de noviembre de 1923), comerciante e hijo de un oficial del ejército.

Theodor von der Pfordten (15 de mayo de 1873 – 9 de noviembre de 1923), secretario del Tribunal Regional Superior de Baviera, jurista y oficial veterano de la Gran Guerra. En el momento de morir llevaba en su bolsillo un proyecto de Reforma constitucional redactado por él.

Johann Rickmers (7 de mayo de 1881 – 9 de noviembre de 1923), excapitán de caballería y veterano de la Gran Guerra y el Freikorps.

Max Erwin von Scheubner-Richter (9 de enero de 1884 – 9 de noviembre de 1923), doctor en Ingeniería y oficial de reserva, alemán nacido en el Báltico, en lo que era el Imperio Ruso, y uno de los teóricos del golpe de estado frustrado.

Lorenz Ritter von Stransky (4 de marzo de 1889 – 9 de noviembre de 1923), ingeniero que se había unido al partido después de oír hablar a Hitler.

Wilhelm Wolf (19 de octubre de 1898 – 9 de noviembre de 1923), comerciante.

Hitler, Scheubner-Richter, Göring, Von der Pfordten, vierten su sangre, son grandes nombres, pero no los únicos que fueron heridos en aquella triste jornada. Entre los muertos Oskar Körner, el juguetero al que el partido le debía sus primeras insignias. Y la bandera que iba al frente recibió la sangre de varios nacionalsocialistas convirtiéndose en a Blutfahne/Bandera de la sangre, que se erigió en uno de los símbolos sagrados de la Alemania nacionalsocialista.

Durante uno de los homenajes anuales a los muertos del 9 de noviembre en Múnich.

La bandera fue originalmente la de la Sexta Sturm de la SA de Múnich, que había acompañado a Hitler en el Dia Alemán de Nuremberg y el combate de Coburgo. La sangre pertenecía a tres miembros de la SA muertos en torno a ella —Andreas Bauriedl, Anton Hechenberger y Lorenz Ritter von Stransky Griffenfeld: dos hombres del pueblo y un aristócrata; dos obreros artesanos, un sombrerero y un cerrajero, junto a un ingeniero.

«Desde antes de la llegada del partido al poder la bandera fue tratada como un símbolo sagrado y portada en las ceremonias por el SS-Sturmbanfürer Jakob Grimminger»

Al final del tiroteo su portador, Heinrich Wilhelm Trambauer, la sacó de su mástil y la escondió debajo de su chaqueta, ocultándola y entregándosela para su protección al Sargento mayor de la compañía, Karl Eggers, que se la devolvió a Hitler cuando éste salió de su encierro en la fortaleza de Landsberg. La bandera se convirtió en ese momento en objeto de culto: fue entonces dotada de un nuevo mástil y un remate. En la base de ese remate una pequeña placa de plata con los nombres de los tres SA que la bañaron con su sangre. Sin embargo, nunca se cosió el desgarrón sufrido durante el Putsch. Desde antes de la llegada del partido al poder la bandera fue tratada como un símbolo sagrado y portada en las ceremonias por el SS-Sturmbanfürer Jakob Grimminger. La más importante de las ceremonias en que tomaba parte la bandera era la bendición de las nuevas banderas del partido cuando cada una de ellas entraba en contacto con la Bandera de la Sangre.

El Oso Blindado

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: