En los últimos meses, parece ser que las élites del actual Orden Mundial han debido ordenar presteza a sus embajadores en España –los políticos- para traernos a la sociedad española un nuevo “derecho fundamental” (reíd por no llorar), el suicidio asistido por el Estado. Esta nueva ley de eutanasia que se nos va a implantar es una completa aberración; en ella simple y llanamente se anteponen los intereses económicos a los espirituales, es el materialismo llevado al paroxismo.
La afirmación que acabo de hacer no está hecha de forma gratuita, la eutanasia principalmente está creada para ahorrar al Estado todos los tratamientos médicos, así como todas las pensiones, que se merecen nuestros mayores. En países como Canadá han estimado que en 2021 el ahorro solamente en gastos sanitarios por la implementación de la eutanasia será de 100 millones de euros. Este recorte que nos quieren traer los “socialistas” a España, (y que por supuesto la derecha no derogará cuando vuelva al gobierno), es de tal degeneración que han tenido que –nuevamente- vendérselo a la masa aborregada como derecho esencial, para que sea medianamente aceptado por el rebaño.

Nadie en su sano juicio le da a un enfermo de gravedad la opción de que lo asesine otra persona, pues es una certeza que todos ellos pasan por épocas de debilidad psicológica transitoria en las que no tienen ganas de vivir, y si tú le facilitas la forma de acabar con su vida, obviamente no va a aguantar esta etapa. Además, se ha de subrayar que en la actualidad existen los cuidados paliativos, que están creados para prevenir y aliviar el sufrimiento, así como brindar una mejor calidad de vida, a estos enfermos.
Hoy en día existe una legislación penal sobre la eutanasia (art. 143.4 CP) perfectamente plausible y aceptable que, se podría encuadrar dentro del término de Justicia. La nueva legislación aprobada es absolutamente depravada. El Estado va a llevar a cabo a partir de ahora miles de asesinatos (al igual que ya pasaba con el aborto) con total impunidad. Además, los que van a tener que ejecutar este verdadero genocidio no va a ser el Estado, dado que es un ente abstracto, sino que van a tener que ser personas físicas: los médicos. Aunque es posible que no los puedan obligar y que incluso se presenten voluntarios, es obvio que, el llevar a término estos asesinatos les va a pasar una factura muy grande psicológicamente hablando.

Asimismo, esta nueva ley va en contra de los propios principios médicos, se opone frontalmente al mismísimo juramento hipocrático, el cual ha guiado a la medicina de occidente desde hace milenios.
Si el Estado tuviera como horizonte la vigorización espiritual de su pueblo, en vez de unos intereses mucho más sombríos, leyes como ésta no serían nunca aprobadas.
Una sociedad que no defiende a sus débiles ni a sus antecesores, no puede ni debe tener porvenir.
Mateo