Trabajadoras del sexo y democracia

Existe la manía en aludir a la ‘democracia verdadera’, puesto que parece ser que todas las ‘democracias reales’ son un asco, son el Sistema y el poder del dinero.

Como el valor de las palabras es enorme, aun así, no se quiere renunciar a usar ‘democracia’ como algo propio. En realidad, solo el Nacionalsocialismo tuvo la valentía de denunciar la democracia de masas como intrínsecamente plutocrática. Los comunistas tuvieron la desvergüenza de llamar a sus sistemas ‘democracias populares’, lo que demuestra una vez más la hipocresía y mentira connatural al comunismo.

Pero todo esto ya lo hemos comentado varias veces; en este corto texto pretendo exponer que la esencia del problema es que toda democracia de masas es INTRÍNSECAMENTE, o sea, sin remedio, sin solución, una Plutocracia, de forma que deberían asimilarse como palabras sinónimas Plutocracia y Democracia de masas.

¿Por qué añado ‘de masas’? Pues porque si se trata de elegir entre una pequeña cantidad de personas, que se conocen, que cumplen ciertos requisitos de calidad para el cargo, en un entorno común, es posible que una votación igualitaria no sea una plutocracia, o al menos podría evitarse.

Elegir al Rector de una Universidad entre los catedráticos, hoy en día ya es algo influido por el dinero y la propaganda, pero a un nivel mínimo y aceptable. En una empresa de 100 obreros, que estos elijan a su representante mediante el voto es aceptable si no existen intervenciones externas, que en ese caso son más fáciles de evitar (aunque hay que hacerlo).

Pero pongamos un ejemplo de palabras sinónimas: Hoy los progresistas pretenden que se llame ‘Trabajadoras del sexo’ a las prostitutas. Imaginemos que se impusiera esta palabra en el futuro (es posible, como tantas palabras se han retorcido y manipulado su significado)

Al cabo de unos decenios a las trabajadoras del sexo, que serían ‘obreras u obreros’, con su sindicato y toda la respetabilidad de la palabra ‘obrera/o’, se las tendría como un sector más de la economía de mercado.

Entonces vendría alguien y diría: pero es que la ‘trabajadora del sexo’ es una ‘prostituta’, y eso sería un escándalo. No, por favor, es una “trabajadora del sexo de verdad”, las prostitutas eran una mala versión, una desviación, algo que ya se ha superado.

Pero es que las prostitutas hacían lo mismo que ahora las ‘trabajadoras del sexo’, solo ha cambiado alguna forma externa, pero su actuación es la misma. ¡Ah!, pero la palabra ha cambiado y se ha ennoblecido.

Es lo mismo que esa ‘democracia de verdad’ que se pretende entre algunos alternativos con miedo a enfrentarse a las palabras, es la trabajadora del sexo de la democracia.

Las democracias de masas son como prostitutas, vendidas al dinero por su esencia, pero si las llamamos ‘democracias de verdad’ entonces parece que se hayan ennoblecido, que sean algo aceptable que proponer para el futuro, ya serán ‘trabajadoras del sexo’.

Claro que tendrán las mismas tendencias a venderse a la propaganda de masas, que cuesta dinero, a venderse a la prensa y Tv, cine, etc., que son negocios del mercado, a votar a gentes que no se conocen por votantes que ni han demostrado valía ni actuaciones de valor previas, seguirá votando igual un imbécil o una mala persona que un sabio o un honrado ciudadano… Es que en realidad seguirán siendo prostitutas pero… con un nombre aceptable.

Una Alternativa es buscar un sistema que no sea democracia, ni verdadera ni falsa, hay que buscar un sistema que no necesite prostitutas en el gobierno. Seguro que debe existir ese sistema, y no le llamemos ni democracia ni prostituta.

Ni dictaduras ni democracias.

Ramón Bau

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