Este 12 de marzo se cumplen 75 años de la ejecución de Ferenc Szálasi, guía de la nación magiar, y jefe del partido de la Cruz Flechada, el movimiento hungarista, que se sublevó al ver cómo intentaban pactar, en nombre de su país, con la URSS. Mantuvo su palabra de honor y luchó hasta el final, por Hungría y por Europa hasta ser ejecutado tras la derrota alemana y europea.
El partido de la Cruz Flechada (en húngaro: Nyilaskeresztes Párt – Hungarista Mozgalom, literalmente «Partido de la Cruz Flechada -Movimiento Hungarista»), que él dirigió, era un partido político nacionalista húngaro, y fue la organización fascista con mayor base obrera al margen de las organizaciones alemanas e italianas. Estuvo liderado por Ferenc Szálasi, que gobernó Hungría desde el 15 de octubre de 1944 hasta el 28 de marzo de 1945. Tras la guerra, Szálasi y otros líderes del partido fueron juzgados por los vengativos tribunales húngaros, y ejecutado en la horca. Veámoslo:
Ferenc Szalasi nació el 6 enero 1897 en Kassa, Hungría, (hoy Košice, Eslovaquia), hijo de un Suboficial del Ejército Austro-Húngaro.
Se graduó de la academia militar de Wienerneustadt, a la que fue enviado por su padre en 1915 con el rango de Teniente del Ejército Austro-Húngaro y fue enviado inmediatamente al frente donde sirvió hasta el final de la Primera Guerra Mundial, pasando 36 meses en zona de guerra. Tras el final de la guerra se instaló en Budapest, donde trabajó como correo para el Ministerio de Defensa.
En 1923 fue enviado a la Escuela del Estado Mayor, donde se graduó en 1925 con el grado de Capitán, formando parte del Estado Mayor húngaro hasta 1931. En 1933 había obtenido el rango de Comandante. Ese mismo año 1933, Fidél Pálffy (1895-1946), partidario del NS en Hungría, fundó el Partido Nacional Socialista Húngaro y trató de obtener apoyo, pero fracasó entonces y volvió a Alemania. Después de la guerra, en 1946, fue colgado por traición.

La carrera militar de Szalasi como Oficial se vio interrumpida al comenzarse a interesar por la política, actividad prohibida para los miembros del Ejército. Los acontecimientos vividos y las circunstancias del momento reforzaron su nacionalismo acervado, abogando por la expansión del territorio húngaro a las fronteras anteriores al Acuerdo de Trianon que en 1920 redujeron la superficie del país en un 72%, por lo que proponía una expansión húngara que incorporara la gran región del Danubio y los Cárpatos, junto a la propuesta de que las regiones habitadas por una gran mayoría (del 80% al 90%) de un solo pueblo no magyar gozasen del derecho de autonomía.
Fue transferido a una guarnición alejada, donde tuvo tiempo de leer a fondo sobre teorías políticas diversas. Durante esos años cultivó la amistad con el doctor del ejército Henrik Péchy, que escribió una profética historia del mundo basada en las matemáticas.
Este es un episodio que puede servir para hacerse una idea de la mentalidad y el carácter del joven oficial: Durante un disturbio que estalló en Budapest a causa de la miseria que aquejaba a la población, Ferenc Szálasi, quien fue el responsable de los servicios de seguridad, recibió del Ministro del Interior la orden de abrir fuego contra multitudes de manifestantes. Pero se negó a obedecer, declarando que los trabajadores eran sus hermanos.

En el libro en el que describe su ideología, “El hungarismo”, dice: «El hungarismo es un sistema ideológico, es la práctica húngara de una visión nacionalista del mundo y el espíritu del tiempo».
En 1935, Szalasi dejó el Ejército y en marzo de ese año fundó el Partido de la Voluntad Nacional (Nemzeti Akarat Pártja) junto con Sándor Csia, con modestos resultados en su primera candidatura para el parlamento, en abril de 1936 en la circunscripción de Pomáz, obtuvo 942 votos sobre 12.051. Tuvo sus orígenes en la filosofía política de los nacionalistas pro-alemanes, como Gyula Gömbös que acuñó el término nacionalsocialismo en los años veinte. Del año 1935 cabe destacar dos interesantes escritos políticos obreristas de Szalasi: “Hungarismo y el trabajador”, y “Bases económicas del hungarismo”.
El partido fue creciendo poco a poco y en 1937 tras una visita de Szálasi y Csia a la Alemania NS, que le causó una profunda impresión, modificó su estrategia, anteriormente dirigida fundamentalmente hacia las clases medias y empleados públicos, para orientarla a captar la atención de la clase trabajadora. Los eslóganes del partido cambiaron pasando a estar dirigidos hacia demandas de «justicia, trabajo, y respeto» para los «trabajadores húngaros» presentándose como el «liberador de los grilletes de los sindicatos socialdemócratas y comunistas, y de las garras del capitalismo feudal y de la judería».

Ese año, 1937, el partido que había sido fundado por Szálasi en 1935 como Partido de la Voluntad Nacional fue ilegalizado por su radicalismo, por el gobierno del regente, Almirante Miklós Horthy, que prohibió su partido y lo encarceló por tres meses. Tras ser liberado, fusionó varios grupos políticos en torno a sí mismo, fundando el Movimiento Hungarista (Partido Nacionalsocialista Húngaro. En húngaro Magyar Nemzeti Szocialista Párt-Hungarista Mozgalom), con una marcada ideología nacionalista, antisemita y totalitaria, donde comenzó a cosechar un apoyo considerable entre las clases trabajadoras.
En el Gran Consejo de los Intelectuales, Szálasi pronunció un discurso a los intelectuales en el que declaró lo siguiente:
“Hace 5 años me decían que emigrara a América. Hace 4 nos decían que nosotros los hungaristas éramos unos fantasiosos sin fantasía, unos húngaros sin sentimientos húngaros. Hace 3 años, nuestros enemigos nos llamaron asalariados de los alemanes, dispuestos a entregar nuestra Patria a Alemania. Hace 2 años, empezaron a decir que éramos unos bolcheviques vestidos con camisas verdes, dirigidos por un loco. Hace 1 año, nos llamaron antialemanes, dispuestos a sabotear la política pro-Eje del gobierno. ¿Y qué dicen todos estos señores ahora? Ahora nos dicen: ¡Pero si nosotros queremos exactamente lo mismo que vosotros!”.

Tras el Anschluss (anexión) de Austria por parte de Alemania en 1938, sus actuaciones se radicalizaron y Szálasi fue detenido por policía del Almirante Horthy, encarcelado y condenado a tres años en la prisión de Csillag en Szeged. Su estancia en prisión incrementó su popularidad, manteniéndose influyente en la política húngara.
Al año siguiente, su partido fue reconstituido en 1939 como Partido de la Cruz Flechada, bajo el modelo explícito del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Así, durante el encarcelamiento de Szalasi, su sustituto, Kálmán Hubay (editor del diario “Függetlenség”), fundó el 8 de marzo de 1939 el Partido de la Cruz Flechada (en húngaro, Nyilaskeresztes Párt – Hungarista Mozgalom, literalmente «Partido de la Cruz Flechada – Movimiento Hungarista”), como sucesor del Movimiento Hungarista. Fue un partido político nacionalista húngaro, NS, pro-alemán, semejante al NSDAP alemán. Su iconografía estaba claramente inspirada en la de los nacionalsocialistas: el emblema de la Cruz flechada era un antiguo símbolo tribal magiar que representaba la pureza racial de los húngaros de modo similar a como la esvástica hacía lo propio para la raza aria. Como he indicado antes, Szalasi proponía que las regiones habitadas por una gran mayoría (del 80% al 90%) de un solo pueblo no magyar gozasen del derecho de autonomía. También proponía la renuncia que el partido hacía del uso de la violencia, pues Szalasi creía que el nuevo hungarismo triunfaría por la prédica, por el convencimiento, la conversión o la aceptación, pero no por la violencia. El Movimiento Hungarista proponía que los judíos se fueran de Hungría al término de la guerra. Su idea del «verdadero cristianismo» húngaro puede compararse con los esfuerzos de establecer un «cristianismo alemán». Szalasi propugnaba un corporativismo económico revolucionario que derrocaría a los grandes terratenientes y capitalistas en aras de un mayor bienestar colectivo. Sin ninguna duda este programa no estaba calcado del de nadie. Era un programa realmente original.

La Cruz Flechada se convirtió en un auténtico movimiento de masas de trabajadores y campesinos pobres a finales del decenio de 1930. Como no se presentó con una lista totalmente cerrada en las últimas elecciones de 1939, y como las elecciones húngaras estaban en parte manipuladas, resulta difícil calcular su fuerza electoral exacta, pero los mejores indicios de los que disponemos – más del 20% del voto popular en esas condiciones – parecerían demostrar que en aquel momento era el segundo partido nacionalista revolucionario en popularidad de toda Europa, no superado más que por el NSDAP. En dichas elecciones de 1939, obtuvo 31 escaños en el parlamento húngaro y se convirtió en el segundo partido más votado de Hungría.
Liberado Szalasi con la amnistía general del 30 de agosto de 1940, tras el Segundo Acuerdo de Viena en 1940, regresó a la política como líder del Partido de la Cruz Flechada, comenzando a perder fuerza por la competencia del partido de extrema derecha encabezado por el antiguo Primer Ministro Béla Imrédy, el Partido de la Renovación Húngara (Magyar Megújulás Pártja), así como por disputas internas sobre la relación del partido con la Alemania de Hitler. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el Partido de la Cruz Flechada fue prohibido por el Primer Ministro Pál Teleki, forzando a Szálasi a operar en secreto, buscando el apoyo de los alemanes. El 19 de marzo de 1944 las tropas alemanas entraron en Hungría, y el pro-alemán “Döme Sztójay (1883-1946) se conviertió en el Primer Ministro de Hungría. El Partido de la Cruz Flechada fue legalizado por el nuevo gobierno, pero en agosto de 1944, cuando Sztóljay fue depuesto, Miklós Horthy ordenó de nuevo la detención de Szálasi. En septiembre de 1944, tropas soviéticas cruzaron la frontera húngara, y el 15 de octubre de 1944, tras el anuncio de Horthy de la firma de un armisticio entre Hungría y la Unión Soviética, ignorado por el Ejército húngaro, los alemanes lanzaron la Operación Panzerfaust, secuestraron al hijo de Horthy, forzándolo a abrogar el armisticio, deponer el gobierno y abdicar. En ese momento, el movimiento de la Cruz flechada, creció con una gran popularidad, esta vez casi exclusivamente entre las clases bajas, y entre los trabajadores de Budapest, en particular, y era una creencia generalizada de que «por fin la revolución social que, veinticinco años había sido bloqueada por las fuerzas conservadoras, estaba ahora al alcance de la mano. El parlamento votó entonces a Szálasi como Primer Ministro y Jefe del Estado, tras lo que Szálasi juró frente a la corona de San Esteban como líder de la nación húngara (Nemzetvezető). El gobierno de Ferenc Szálasi fue un aliado de Alemania, pero Szálasi no fue en modo alguno un títere de los alemanes. Durante este tiempo estableció el llamado Ghetto Internacional en Pest, que permitió dar cobertura diplomática y proteger a parte de la población judía, pese a la oposición de los alemanes que consideraban ilegales los pasaportes expedidos.

«Un aspecto tragicómico del asunto, – escribe el historiador judío Nagy-Talavera -, fue que los judíos, cuando se enteraron de que Szálasi permitió que pudieran regresar a sus hogares, empezaron a aplaudir, y a gritar ¡Viva Szálasi!”. Nagy-Talavera se ve obligado a admitir, que Szálasi «no tenía intención de asesinato» cuando habló de resolver el problema judío.
En el plan de acción elaborado por Szalasi en septiembre de 1944, decidió que los judíos iban a ser empleados en obras públicas en Hungría hasta el final de la guerra, y entonces tendrían que salir del país. También celebró las sesiones del parlamento a principios de diciembre de 1944 para discutir el Plan de Reconstrucción Nacional por el que Hungría se convertiría a partir del 1 marzo de 1945 en un Estado Corporativo. En diciembre de 1944, Béla Miklós formó un Gobierno Provisional. Szálsi y su gobierno salieron de Budapest el 11 de diciembre de 1944 y se instalaron en Kőszeg, cerca de la frontera austríaca. Miembros de la Cruz flechada junto a las tropas alemanas continuaron luchando heroicamente hasta el fin de la guerra en abril de 1945.
En enero de 1945, el Ejército Rojo ocupó Pest, y poco más tarde, en febrero, la ciudad de Buda, dando fin al sitio de Budapest, que acabó rindiéndose el 13 de febrero de 1945. El 20 de enero de 1945, representantes del Gobierno Provisional húngaro firmaron un Armisticio en Moscú.
El 29 de marzo de 1945 Szálasi y su gobierno subieron en un tren en dirección a Alemania, cayendo en manos del ejército norteamericano en Augsburgo. El 3 de octubre era entregado a las nuevas autoridades húngaras en Budapest, donde el 1 de marzo de 1946 fue juzgado en sesiones abiertas por un Tribunal Popular condenado a muerte por ahorcamiento.

Es preciso resaltar la actitud heroica del último gobierno constitucional húngaro de Szalasi en el poder entre el 16 de octubre de 1944 y el 4 de abril de 1945, así como la resistencia militar y civil en Budapest del 24 de diciembre de 1944 al 12 de febrero de 1945, que retrasó considerablemente el avance de las tropas asiáticas soviéticas hacia Occidente.
El General norteamericano William S., miembro clave de la Comisión de Control, hizo la siguiente declaración: «Hoy hemos entregado al ex-presidente húngaro Ferenc Szálasi y diez de sus camaradas para que el Gobierno húngaro les lleve a juicio como criminales de guerra. Otros 456 criminales de guerra húngaros, cuya extradición fue solicitada por el Gobierno húngaro, se entregarán cuando los medios de transporte lo permitan».
Así describió un periodista judío, enviado especial de un periódico francés, la muerte del Nemzetvezetö (“Guía de la nación”):
«Aquí Ferenc Szálasi, el jefe de la Cruz Flechada. Mientras yo tiemblo por todo el cuerpo, Szálasi no da ni una señal de miedo o nerviosismo. Nos separamos un par de metros, por lo que pude observar su fisionomía. Ni un temblor ni contracciones. Quiero saber los pensamientos de este hombre sólo unos segundos antes de su ejecución. Me encuentro con la mirada por un momento, su última mirada. Qué piensa, qué siente, no piensa nada y no oye nada. ¡Es de granito! Los hombres se vuelven de granito. Y mientras que el granito se pasa ante los órganos de sus ministros, avanza con confianza y se adapta a la muerte. Tiene un gesto único, se extiende a la cruz que un joven sacerdote le ofrece. Murió sin mover un músculo, sin que sus ojos viesen el miedo, sin temblar los ojos. La camisa verde, símbolo del Movimiento de Hungría, el verdugo la arranca de su pecho, donde una medalla todavía se movía unos momentos antes.»
Así, el día 12 de marzo de 1946, hace ahora 75 años, murió en Budapest, ejecutado en la horca, Ferenc Szálasi, Caudillo de la nación húngara. Y pese a toda la propaganda en contra, el pueblo húngaro es perfectamente consciente de que Ferenc Szálasi murió como un auténtico héroe nacional.

Para concluir, citaremos del libro de Kálmán, Koós titulado “Fuimos, somos, y seremos», que nos acerca a le personalidad de Ferenc Szálasi, sobre todo en el capítulo titulado «¿Quién fue Szálasi?», en el cual el autor describe la Impresión personal que le produjo el líder hungarista, estas palabras tan elocuentes como verdaderas sobre Ferenc Szálasi:
«Creemos y estamos convencidos de que Ferenc Szálasi fue una de las personalidades más grandes de la historia húngara del Siglo XX, tanto en el plano intelectual, como desde el punto de vista de la fuerza moral y espiritual. Entre los políticos contemporáneos suyos, ninguno llega siquiera medianamente a su altura, y el recuerdo de esos politiqueros enemigos suyos ya habrá caído en el olvido más completo, cuando la figura de Szálasi, libre del fango que le arrojaron el odio y la envidia, resplandecerá en el Panteón húngaro, para la admiración de las generaciones venideras».


¿Y qué queda por decir hoy a los 75 años de la muerte de Szalasi? Nuestra misión principal es ahora mantener viva la llama de la idea.
Eduardo Núñez