“Ser valiente supone buscar y defender la verdad” Jean Jaurés
El 18 de marzo de 1978 era asesinado François Duprat, líder ineludible del movimiento nacional-revolucionario en las décadas de 1960 y 1970 en Francia. François Duprat participó en todas las luchas del movimiento NR de esa época, desde la Federación de Estudiantes Nacionalistas hasta el Frente Nacional, pasando por Occidente y Orden Nuevo, fue el impulsor de muchas campañas que marcaron ese período. Pero, sobre todo, fue el teórico de la corriente nacionalista revolucionaria en Francia. Profesor de historia, teórico e ideólogo del nacionalismo revolucionario, promotor del revisionismo histórico e inagotable activista político de la causa NR, fue un personaje fundamental del nacionalismo revolucionario francés en la década de 1970, llegando a convertirse en un líder del Front National, su asesinato, hasta el día de hoy no aclarado, el 18 de marzo de 1978, en vísperas de unas elecciones que prometían ser cruciales para el poder, sigue despertando muchas interrogantes.
François Duprat, nació el 26 de octubre de 1940 en Ajaccio, Córcega, pero vivió gran parte de su juventud en Bayona, localidad perteneciente al país vasco francés. Más tarde se reubicaría en París, primero como estudiante, y luego como docente. Los miembros de su familia simpatizaban con el comunismo, hecho que llevó a Duprat a militar en un grupo trostskista durante su adolescencia. Después de su alejamiento de las filas del trotskismo francés, Duprat se unió a Jeune Nation, que fue un movimiento nacionalista francés muy influyente de la década de 1950. Que había sido fundado, entre otros, por los hijos de François Sidos, que fue un antiguo miembro de la Jeunesses Patriotes y de la Milice Française, fusilado en 1946. Ahí comenzó su militancia nacionalista. Duprat fue miembro del efímero Parti Nationaliste. Tras la ilegalización de ambas organizaciones, se afilió a la Fédération des Étudiants Nationalistes, lo que le permitiría unos años después incorporarse a los Volontaires d´Europe–Action. Por esos años Duprat prestó su entusiasta adhesión y su activo apoyo a la Organisation de l´Armée Secrète (OAS), hecho que lo condenase a terminar detenido durante unas semanas de 1962 por «atentar en contra de la seguridad del Estado francés». Durante su paso por la universidad, Duprat se especializó en el campo de la historia y devino docente en el nivel superior.
Entre octubre de 1964 y octubre de 1965, Duprat vivió en el sur del Congo, en la región de Katanga. Llegó allí vinculado a una misión de desarrollo educativo de la Unesco, y terminó trabajando como Director de Propaganda del gobierno de Moise Kapenda Tschombe, el Primer Ministro de dicho país africano.


Tras su retorno de África, Duprat se une al movimiento neofascista francés de los años 60, Occident, convirtiéndose en jefe de propaganda de la organización y en director de la revista “Occident-Université”. Desde 1962, después de que el intelectual francés Maurice Bardèche (1907-1998) teórico de la Tercera Posición, militante europeísta y uno de los primeros difusores del revisionismo histórico, aceptara mentorizarlo, su figura había comenzado a acrecentarse dentro de los círculos nacionalistas franceses. Eso le permitió participar en las influyentes publicaciones “Défense de l´Occident” (magnífica revista nacionalista francesa que se mantuvo hasta el año 1982 fundada por Maurice Bardèche) y “Rivarol” (semanario nacionalista francés que sigue existiendo hoy), desde donde planteó la necesidad de unificar a todos los sectores tercerposicionistas de Francia. También por esos años asistió al periodista Roland Gaucher en la redacción del libro “L’Opposition en URSS: 1917-1967”. Duprat fue expulsado de Occident en 1967, después de que la policía francesa capturara a un grupo de militantes nacionalistas a los que se los acusó de haber causado violentos desmanes en la Universidad de Ruan, tras los que los miembros de la organización acusaron a Duprat de haber cedido ante la presión del gobierno que, por ser la cara más visible de Occident, lo había hostigado. De todos modos, lo que Duprat logró durante el tiempo que estuvo en Occident fue muy destacable, ya que promovió el desarrollo de una estética característica y de una metodología efectiva que volvió increíblemente popular al movimiento.

Antes de la guerra de los seis días, el nacionalismo francés aprobaba en general la existencia del Estado de Israel, entidad a la que juzgaban como un tapón de contención del comunismo y una resolución medianamente aceptable de la cuestión judía (tal era la opinión de, por ejemplo, Dominique Venner, Xavier Vallat, François Brigneau, Lucien Rebatet, Jean Louis Tixier-Vignancour y Pierre Boutang). Duprat, en cambio, seguía a Maurice Bardèche en ese asunto, y es por ello que no sólo sugería la disolución del Estado de Israel, sino que además apoyaba a quienes compartían esa idea, es decir apoyaba al Frente Popular para la Liberación de Palestina y al Partido Sirio Social Nacionalista, dos fuerzas de izquierda. Su posición ante el sionismo hizo evolucionar a Duprat del nacionalismo hacia el nacionalismo revolucionario. De ese modo su discurso anticomunista se reconvirtió para volverse más cercano a la izquierda, especialmente con los movimientos anticolonialistas, y esa fue la causa por la que apoyó al gobierno de Nigeria cuando las autoridades de Biafra, auspiciadas por Israel, Francia, España y el Vaticano, decidieron declarar la independencia del país.

Después de su salida de Occident y de su transformación en referente del nacionalismo revolucionario, Duprat se dedicó a desarrollar y difundir sus teorizaciones en Francia. De ese modo se convirtió en asiduo colaborador de las publicaciones “Militant” y L´Élite européenne”, y pasó a encargarse de la edición de la revista “Défense de l’Occident” y a oficiar de reportero en “Rivarol”. Desde esos espacios trabajó incansablemente para convencer a los nacionalistas franceses de que organizasen un movimiento político. En 1969 el proyecto de Duprat se materializó a través de Ordre Nouveau (forma abreviada del Centre de Recherche et de Documentation pour l’Avènement d’un Ordre Nouveau dans les domaines Social, Économique et Culturel), que fue un movimiento nacionalista francés fundado en 1969 y disuelto en 1973. En 1972 los miembros de ON promovieron la creación del Front National, partido político con el fin de tener una plataforma electoral desde la cual competir por cargos públicos. Sin embargo, el FN no obtuvo en las urnas los resultados que la gente de ON esperaba, pues en sus inicios fue una fuerza de escaso peso electoral, de modo que sus militantes plantearon diversas propuestas: abandonar ON, mantenerlo vivo y convertirlo en un centro de formación para nacionalistas que deberían de actuar infiltrados en las filas de la derecha nacional, o fusionar a ON dentro del FN. La última posición era la que promovía Duprat. Por ese motivo intentó ganar terreno dentro del FN, pero terminó chocando contra Jean Marie Le Pen, por lo que fue expulsado del partido. Ya fuera del FN, Duprat se vinculó a Europaische Neue Ordnung, una red internacional de propaganda nacionalista, y consiguió fondos para editar las publicaciones “Revue d’Histoire du Fascisme” y “Les cahiers européens”. La primera de ellas incluyó numerosos artículos escritos por Duprat, pero firmados con seudónimo, realizó una admirable vindicación de los fascismos y contribuyó a difundir masivamente el revisionismo histórico en Francia, en tanto que la segunda, impresa sólo para los abonados, se convirtió en una suerte de vademécum para los nacionalistas más comprometidos de aquella época.

Aprovechando la enorme influencia que tenía, Duprat creó los Comités d’Union des Nationaux en 1974 –una plataforma construida a imagen y semejanza de los Comités Tixier-Vignancour, una coalición de la derecha nacionalista francesa que había apoyado la candidatura presidencial del abogado Jean Louis Tixier-Vignancour en las elecciones de 1965– que se pusieron al servicio de la campaña presidencial de Jean-Marie Le Pen. Los resultados no fueron nada favorables para el nacionalismo en aquella oportunidad, pero el gesto de Duprat fue recompensado por Le Pen, quien lo dejó reingresar al FN en septiembre de 1974 para que se encargara del desarrollo de las estrategias de propaganda. Por aquel entonces Duprat había estrechado también sus vínculos con la Fédératiion d´Action Nationale et Européenne, agrupación neofascista a la que Duprat pretendía emplear como base militante para formar una corriente interna dentro del FN. En 1976 nacen los Groupes Nationalistes Révolutionnaires (GNR) por iniciativa de Duprat, que fueron una corriente interna del Front National para agrupar a los nacionalistas revolucionarios que militaban en la organización. Los GNR eran una suerte de falange urbana, que cultivaba un espíritu fuertemente militante. Alain Renault, brazo derecho de Duprat y uno de los líderes de los populares GNR, ascendió hasta colocarse a la par de Le Pen, convirtiendo de facto a Duprat en una suerte de segundo hombre al mando del FN. Alain Renault, exsecretario general del Frente Nacional y sin duda el colaborador más cercano y amigo de Duprat, contribuyó enormemente a la producción de este texto: “François Duprat et le nationalisme révolutionnaire” (Cahiers d´Histoire du Nationalisme nº 2).

A lo largo de su vida Duprat se había encontrado involucrado en situaciones de violencia, debido a que a muchos les incomodaba su militancia nacionalista. En 1969, por ejemplo, fue secuestrado por un grupo de jóvenes maoístas que lo golpearon, le cubrieron el cuerpo con pintura, tras fracasar en su intento de pintarle esvasticas debido a la resistencia que Duprat les presentó, y lo arrojaron a una fuente de una plaza de Vincennes, un suburbio de París.
Respecto a su faceta como historiador revisionista, aunque como profesor de historia Duprat fue un profesional irreprochable que se abstuvo de emplear su tiempo en las aulas para adoctrinar a sus alumnos en sus ideas, si alentó la práctica del revisionismo histórico fuera del ámbito académico. Siguiendo sus propias prescripciones revisionistas, Duprat escribió y publicó varios libros sobre la historia y la filosofía de las SS, sobre los diversos movimientos fascistas europeos, y sobre los colaboracionistas franceses. También se destacó por promover la traducción, la edición y la publicación en francés de algunos textos fundamentales del revisionismo histórico. Así, gracias a él, en Francia pudieron circular títulos como “Die Auschwitz Lüge”, de Thies Christophersen, ”The Hoax of the twentieth century”, de Arthur Robert Butz, y “Did six million really die?”, de Richard Harwood, obra por la cual recibió incontables amenazas de muerte.

Duprat también es recordado por su trabajo para rehabilitar a las denostadas figuras de Joachim Peiper y Paul Rassinier en Francia.
François Duprat murió asesinado en un atentado terrorista a los 37 años, el 18 de marzo de 1978 por la mañana en las cercanías de Caudebec-en-Caux, a manos del terrorismo sionista, por una bomba oculta bajo el asiento de su vehículo, cuando se dirigía a su trabajo, quedando su esposa Jeanine, que le acompañaba, gravemente herida, convirtiéndose así Duprat en una víctima más del sionismo. Pese a que el Comando de la Memoria –una célula del Groupe Revolutionnaire Juif– se atribuyó la autoría del hecho como un modo de repudiar al «negacionismo de la Shoa», aunque esto no se pudo comprobar. Para ocultar la evidencia de que Duprat hubiese sido una víctima del sionismo, no sólo las organizaciones no gubernamentales sionistas de Francia emitieron comunicados condenando el episodio, sino que además se multiplicaron los rumores de que Duprat había caído abatido por militantes de ultraizquierda o, incluso, por miembros de agrupaciones nacionalistas rivales al FN (para ello la prensa señaló que Duprat estaba por publicar “Argent et Politique”, un libro en el que describía cuáles eran las fuentes de financiación de los partidos políticos franceses, incluyendo a todos, a los de la ultraderecha y a los de la ultraizquierda). También se hizo circular una versión que sostenía que Duprat era un agente de los servicios de inteligencia de Francia (que operaba con el nombre en clave de «Hudson»), y que había entrado en una suerte de doble juego con la KGB que le habría terminado costando la vida. De todos modos, hoy en día está más que claro que la causa de su atentado estuvo relacionado a sus vínculos con los árabes de Oriente Medio, y es casi seguro que hubiera intervención por parte del Mossad en la organización del atentado.


El funeral de Duprat se llevó a cabo en la iglesia Saint-Nicolas-du-Chardonnet de París y fue un episodio multitudinario, al cual concurrieron simpatizantes y miembros de todas las familias del nacionalismo francés, similar a lo que ocurriese durante funeral de Alain Escoffier (1949-1977) que se autoinmoló en el año anterior.
La prematura muerte de Duprat fue una grave pérdida para el nacionalismo francés. Tras su fallecimiento, los Groupes Nationalistes Révolutionnaires(GNR), es decir, la corriente que él encabezaba, terminó por alejarse del FN, y el partido de Le Pen –co-liderado después por Jean Pierre Stirbois (1945-1988), que murió en un accidente– pasó de ser una fuerza contestataria a una protestataria.
La lucha antisionista de Duprat lo llevó primero a articular un discurso en donde se equiparaba al comunismo con el capitalismo como manifestaciones del mismo mal metafísico, algo que no todo el movimiento nacionalista francés estaba dispuesto a aceptar. Más tarde llegó incluso a situar al imperialismo del dinero como el principal enemigo de la cultura occidental, al considerarlo mucho más peligroso que el marxismo. Este es el legado de François Duprat.

Después de su muerte, muchas fuerzas nacionalistas francesas han realizado numerosos homenajes a Duprat, pero el más certero fue el que le hizo en el número de abril de 1978 de la revista “Le National”, André Delaporte, quien escribió un emotivo obituario dedicado a Duprat en el que se aprecia claramente una imitación de su retórica:
“Tu entendías perfectamente que detrás del aparente enemigo estaba al acecho el enemigo real, habiéndote atrevido a poner a su horrible hocico a plena luz. Todos conocemos el plan que había tramado en contra de nuestro pueblo abriendo las compuertas de la inmigración: fue el corolario de la campaña de control de la natalidad y de la propaganda abortista. Contrariamente a lo que fue escrito por algunos, se podría argumentar que esto no era un «suicidio colectivo» de Francia, sino más bien un asesinato cuidadosamente premeditado. En el estudio de los nombres de sus promotores encontramos a los de siempre, incrustados en los medios de comunicación, los grupos de izquierda, y la cabeza de algún lobby específico”.
Y recordar también que en los inicios del revisionismo histórico en España existió un Centro de Estudios François Duprat, que editó magníficas publicaciones como la revista “Año Cero”, que surgió de la delegación de CEDADE en Alicante.
Nunca olvidemos a los que murieron por la causa de la verdad.
Nunca olvidemos a François Duprat.
Eduardo Núñez