Durante su corta vida, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin marcó a la humanidad al convertirse en el primer hombre en viajar en el espacio. Este personaje se ha convertido en un símbolo incluso para los ambientes disidentes.
En un momento en que una Estación Espacial Internacional tripulada con la frecuencia de unas 15 revoluciones diarias, realizaba su primer vuelo tripulado al espacio exterior, hace hoy 60 años. Una odisea de 108 minutos que anuncia futuras hazañas espaciales.
El 12 de abril de 1961, poco después de las 9 a.m., hora de Moscú, Yuri Gagarin a bordo de su cápsula Vostok para un vuelo espacial llamado Vostok-1. Despegaba del cosmódromo de Baikonur, en la República Soviética de Kazajistán, llegando a alcanzar una órbita a una altitud de 250 kilómetros cuando lanzó con voz alegre: «¡Aquí vamos!».

Durante el vuelo, Gagarin se mantuvo en contacto con la estación terrestre. Unos minutos después del despegue, habló por radio: «Veo la Tierra, es hermosa». Rusia Central, Siberia, Kamchatka, Pacífico Norte, Sudamérica, Costas de África Occidental, Egipto, Turquía… Nunca antes un hombre había volado sobre tantas áreas terrestres en tan poco tiempo. Casi dos horas más tarde, el cosmonauta aterrizó cerca de Saratov, cerca del Volga: un hombre voló al espacio, y regresó sano y salvo. Hasta finales de la década de 1980, el mundo creía que Yuri Gagarin había regresado a la Tierra en su cápsula. De hecho, como informó AFP, el Vostok no tenía sistema de aterrizaje, el cosmonauta se expulsó a siete kilómetros del suelo y terminó su descenso en paracaídas.


Su condición de ídolo nacional le resultó contraproducente. Fue excluido del programa de misiones espaciales para no exponerle a algún accidente, como el que costó la vida a su compañero y amigo Vladimir Komarov. Pero la precaución fue inútil. Se mató cuando el caza que pilotaba, acompañado por un instructor, se estrelló durante un vuelo de rutina en 1968. Acababa de cumplir 34 años.