Usted, hombre cualquiera que se acerca curioso al único cementerio de soldados alemanes en suelo español, ha de saber que nueve de las cruces que guardan la tumba de los jóvenes soldados que aquí descansan fueron profanadas la madrugada del 5 de abril de 2019.
Deberá ser consciente de que quien aquí reposa es un caído de guerra. En muchos casos, un jovencísimo chico que, en la flor de su existencia, eligió arriesgarlo todo y donar lo más precioso que uno posee, sobrepasando los límites que marca el egoísmo del individuo moderno. Fíjese en sus edades y piense qué sería usted capaz de sacrificar por aquello en lo que cree.
Hoy, tras más de 70 años de su muerte, en este lugar cargado de simbolismo, la memoria de nueve hijos de Europa prueba el deshonor cada día que pasa, abandonados por las autoridades competentes. Pues este deshonor no reside precisamente en el miserable acto vandálico protagonizado por quien envidia una juventud heroica y que, presa de la histeria y el odio, se lanza a romper a mazazos las cruces de un cementerio al abrigo de la noche.
Es preciso señalar que son los propios herederos de estos caídos, la embajada alemana y la Asociación de cementerios de los caídos de guerra alemanes (Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge), quienes deben sentir la vergüenza de no ser dignos custodios, incapaces de reparar este agravio tras dos años, apoyándose en excusas lamentables (Covid, dificultad para encontrar fabricantes de este tipo de cruces, etc.)

Asimismo, la posición pasiva adoptada por el Ayuntamiento de Cuacos en este asunto es muestra inequívoca de una enorme falta de respeto y humildad, valores a los que se hace referencia en la placa que encontrarán en la entrada.
Embajada Alemana
Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge
Ayuntamiento de Cuacos
CÓMPLICES DEL ODIO