Una ventaja del Covid19

La dictadura impuesta por esta especie de Pandemia no solo ha sido brutal, sino que ha traído todo tipo de problemas económicos, sanitarios, de movilidad y de imposibilidad de reunirse, hablar, etc.… además de tratar de imponernos ser dóciles, obedientes y asustados.

Para colmo no soy pitoniso y no me dedico a profetizar futuros, pero es seguro que aumentará enormemente el endeudamiento de los Estados, o sea su esclavitud del dinero.

Pero no hay nada malo que no tenga alguna cosa buena, y aunque parece mentira que esta pandemia pueda tener algún sentido positivo, pues si, lo tiene.

Durante un año creo que vamos a evitar soportar la infra cultura-basura que el sistema promueve.

La cultura y sus centros se arruinan, y eso en un Sistema sano sería un drama pero, en nuestro mundo actual es una bendición.

Recuerdo la primera alegría cuando al inicio del confinamiento se tuvo que suspender un infecto “Tristán e Isolda” en el Liceo, que era un esperpento presentado por Katherina anti-Wagner, quien venía a ensuciar Barcelona personalmente.

Tristán e Isolda dirigida escénicamente por Katharina Wagner.

Y desde entonces hemos podido librar al mundo de cientos de miserias que llaman ‘cultura’ hoy en día. Cientos de ‘conciertos’ de ruidos estrambóticos, de exposiciones de manchas, conferencias de lacayos del Pensamiento Único, montajes (extravagancias) de Ayuntamientos y propaganda de sus siervos.

La alcaldesa Colau no ha podido presentar con público sus barbaridades, una de ellas un montaje sobre feminismo que era propaganda del ‘genero’, recuerdo la definición de esas cosas del ‘género’ que hacía Bochaca: “Es el sexo que no creó Dios”.

La absolutamente impresentable Ministra de Igualdad (alias “esposa del coletas”) tenía previsto abrumarnos con una serie de actos masivos para promover el color rosa entre los niños y el azul entre las niñas… se quedó sin público.

El siempre repulsivo montaje que el Ayuntamiento hacía cada año para des-celebrar la Virgen de la Mercè, patrona de Barcelona, se quedó sin poder hacerlo con gente.

Cartel de La Mercè 2019.

Esos teatros del absurdo, siempre con sexo raro, posturas extrañas, mensajes pútridos, nada, todo vacío, muchos arruinados, ¡genial!

Se cierran galerías de manchas, y los ‘artistas’ de pacotilla se quedan sin sueldos, solo con las prebendas oficiales. Me alegro.

Si, una cosa buena, la anticultura actual ha quedado aislada un tiempo, y si algunos se han arruinado para siempre y cerrado, será la mejor noticia del año.

Ramón Bau

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