¿Fascismo o comunismo? Sobre lo que se votará mañana…

DEMOCRACIA O FASCISMO

Con este jocoso eslogan ha afrontado Pablo Iglesias su campaña electoral. Su táctica es burda, grosera. Consiste en denunciar hasta la histeria un fascismo que no existe como fuerza política en España para distraer la atención de la cuestión elemental: que se ha vendido al capitalismo que juró derribar. Lleva ya muchos kilos engordados y una fortuna amasada con el dineral arrancado a unas clases trabajadoras que bajo su gobierno capitalista y despótico han conocido niveles de miseria inimaginables hace tan solo un par de años. Por esta misma razón los gigantescos medios capitalistas de izquierdas han secundado su mensaje. Su complicidad en la miseria popular es análoga.

Es preciso incidir en que Vox –el fascismo para Podemos– se ha mostrado hasta la fecha como el más colérico azote del verdadero fascismo y del antisemitismo. Los verdes no han dudado en expulsar de sus filas a cualquiera sospechoso de haber albergado ideas fascistas en el pasado –cosa que no ha hecho ningún otro partido pues, convencer a un enemigo, parece en principio algo positivo– y son, hasta la fecha y junto al PP, el partido predilecto de las comunidades judías y sionistas asentadas en España. Vox no es más que la versión “ultra” de la derecha liberal, capitalista y sionista del PP.

El capitalismo es el problema real de los trabajadores, parados y esclavos de todos los pueblos del mundo, y la izquierda post moderna no es más que un agente al servicio de su tiranía.

Ríase mientras pueda.

COMUNISMO O LIBERTAD

Por su parte, la cara bonita del más rancio partido del capitalismo reaccionario y corrupto no ha dudado en imitar el juego deshonesto y falaz de Unidas Podemos. Pese a que en este caso sí es cierto que Pablo Iglesias fue un notorio comunista, hoy resulta indecente llamarle así o buscar votos sirviéndose del miedo a un fantasma comunista que encarnarían Iglesias y su partido. Pues, insisto, hace tiempo que ambos abandonaron la causa proletaria para mamar en primera fila de las tetas del capitalismo. No hay ninguna amenaza comunista, sólo el peligro del ala radical del capitalismo ideológico que es esa izquierda postmoderna y degenerada cuyas consignas son indistinguibles de la propaganda política de las monstruosas corporaciones capitalistas: cosmopolitismo, sexismos extravagantes y compulsivos, femilocas, inmigracionsimo, victimismo, desarraigo, antiracismo y odio a los blancos, etc. El PP y Vox mienten al hablar de una amenaza comunista. Deberían denunciar el progresismo y la decadencia, claro, pero, especialmente, el origen de esta bazofia: el poder internacional del dinero. Si no lo hacen es porque ellos, PP y Vox, como Podemos, PSOE y Cs, son parte del mismo sistema infecto, pese a que cada facción o partido encarne en mayor medida unos u otros antivalores capitalistas.

CAPITALISMO O CAPITALISMO

Lo que se juega Madrid en estas elecciones no es FASCISMO O COMUNISMO, es capitalismo de corbata roja, verde, azul o, como mucho, capitalismo sin corbata y desaliñado. Pero capitalismo. Cualquier cambio –bueno o malo– que la victoria de uno u otro partido pueda generar es meramente circunstancial, accesorio e intrascendente a medio y largo plazo. Y cada voto lanzado a la urna para lograr uno de estos efímeros beneficios –o promesas de tales que, para mofa a costa del votante, los candidatos no están obligados a cumplir– supone la aceptación tácita del resto de la agenda capitalista a la que se adhieren, o más bien se subordinan, todos estos partidos de la casta: globalización económica y social, vigilancia y control mediante la digitalización, censura, monopolio de la información a escala mundial, manipulación a través del miedo, la culpa y la lástima, robo organizado de derechos y libertades, dominio financiero de los estados a través de la usura y el endeudamiento desbocado, sistema de reserva fraccional, privatización del poder, uberización del trabajo, ahogo de las pequeñas y medianas empresas, empobrecimiento, precariedad e inestabilidad para las clases trabajadoras, desplome del poder adquisitivo, deslocalización y división internacional del trabajo, ausencia de responsabilidad y autonomía en las clases políticas dirigentes degradadas a meros gestores al servicio del poder económico, abolición de la propiedad privada en favor de una élite, cosmopolitismo, igualitarismo, materialismo, disolución de las identidades populares, decadencia, hedonismo, consumismo, destrucción del orden natural, embrutecimiento de la masa, exterminio de la cultura europea y un interminable etcétera.

La manida «democracia» no es más que la estrategia de marketing y entretenimiento concebida para que el rebaño acepte este orden de cosas. La democracia es mentira. La democracia es sólo la máscara nominal que oculta el rostro desfigurado del poder del dinero y sus perversos objetivos de dominación.

El único espectro que recorre la Europa del siglo XXI es el capitalismo. Denunciemos el burlesco teatrillo de marionetas que son las elecciones. Bañemos en una lluvia de tomates y huevos podridos a los siniestros personajes que manejan los hilos desde la sombra. Ni izquierdas ni derechas. Hemos de conducir a la extinción esa falsa dicotomía. Sólo hay dos opciones entre las que elegir: O con los pueblos libres o con las élites capitalistas. Y en las urnas sólo puede votarse a la segunda.

DEMOCRACIA O FUTURO
CAPITALISMO O LIBERTAD
Estas son nuestras consignas.

Dr.Stockmann

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