Sanford Biggers es un artista decadente afrodescendiente que utiliza referencias a la etnografía afroamericana, el hip hop, el budismo, el jazz, el afrofuturismo o el vudú en sus “obras”. En los últimos años sus padrinos* le han ido promocionando como artista revelación. Tuvo cierta relevancia durante las protestas violentas del Black Lives Matter tomando una postura clara y partidista.
Hace escasos meses veíamos atónicos como muchos ayuntamientos estadounidenses se apresuraban a desmontar las esculturas que consideraban políticamente incorrectas. Por otro lado, los antiblancos del BLM derribaban y vandalizaban, en una bacanal de la incultura y la ignorancia, toda figura que representara a occidente.
Como parte de esta liturgia genuflexa ante el pensamiento único y la reeducación antirracista más absoluta, se ha inaugurado en el Rockefeller Center un gran monumento de bronce, a modo de celebración y homenaje cultural negro, de 7,6 metros de altura. La figura en si es horrenda, tan fea como el resto de la obra de Sanford Biggers, motivo que no nos sorprende en absoluto. Lo que si nos llama la atención es que nadie haya elevado una queja publica a dicho homenaje después de la limpieza de monumentos y estatuas realizada por la corriente BLM.

Que el lugar elegido haya sido el Rockefeller Center ya nos indica cierto dogmatismo ideológico pero el artista va más allá declarando en un comunicado que siempre me ha intrigado el Rockefeller Center por su historia arquitectónica y sus referencias mitológicas, recordando que ese lugar art déco supone, para él, un contexto ideal para la creación de mitos. Algunos ingenuos se preguntarán cual será la finalidad de estos nuevos mitos, para Sanford Biggers está muy claro: con mi trabajo trato de revisitar las máscaras africanas mezcladas con figuras europeas para poner a dialogar la mitología de las dos culturas.
Si este es el futuro estético que nos deparan aquellos que dictan las nuevas modas, lo tenemos muy negro…
Manu Beramendi