Este 25 de mayo se conmemora el 28 aniversario de la muerte de Horia Sima, que fue el líder de la Legión San Miguel Arcángel o Legión del Arcángel Miguel (Legiunea Arhanghelul Mihail), organización nacionalista rumana conocida más adelante como Garda de Fier (Guardia de Hierro), el fascismo rumano, que Horia Sima dirigió desde 1938, tras el asesinato de Corneliu Codreanu ese mismo año, hasta 1945.
Horia Sima nació en Făgăraș, Rumania, el 3 de julio de 1907 en el seno de una familia humilde de Transilvania. Sus padres murieron cuando él era aún muy joven y se mudó a Bucarest. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Bucarest. Allí se vinculó con grupos nacionalistas rumanos. Hacia 1928 ya era un miembro activo de la Legión de San Miguel Arcángel, creada por Corneliu Codreanu en 1927. Dos años más tarde, en 1930, cuando Codreanu hizo de la Guardia de Hierro la rama paramilitar de la Legión para liberar la Besarabia ocupada por la Unión Soviética, la Legión fue ilegalizada y Horia Sima fue arrestado. En la cárcel sufrió tratos degradantes, que más tarde salieron a la luz. Fue acusado de traición y de incitación al caos, sin embargo, fue absuelto en 1931. Al salir de prisión, se convirtió en un dirigente de la Legión de San Miguel Arcángel, también llamada Guardia de Hierro. En las elecciones parlamentarias varios miembros, incluido Codreanu, fueron elegidos. En julio de 1933 se reanudó la persecución política contra la Guardia de Hierro, por lo que Horia Sima, Corneliu Codreanu y otros miembros de la Guardia de Hierro abandonaron Bucarest.

En 1935, Codreanu refundó su organización con el nuevo nombre de “Totul pentru Tara” (“Todo por la Patria”), el partido político de la Guardia de Hierro. En las elecciones de 1937 se llevó un 18% de los votos del electorado. En febrero de 1938, el rey Carol II de Rumanía abolió la Constitución, suprimió todos los partidos políticos y asumió el poder absoluto del país. El 28 de abril casi todos los líderes de la Guardia de Hierro son hechos prisioneros. Horia Sima, profesor de Lengua y Filosofía de la región del Bánato, junto a otros miembros menores del movimiento, comenzaron a tomar mayor importancia.
El rey Carol II, deseoso de mantener el control de Rumanía al verse intimidado por Hitler, ordenó el asesinato de todos los miembros de la Guardia de Hierro que se encontraban en prisión, entre ellos, Corneliu Codreanu junto a sus camaradas. Horia Sima junto a los pocos camaradas que no estaban encarcelados ni muertos conspiraron contra el reinado dictatorial de Carol II, a pesar de que, a la caída de Codreanu, trecientos miembros de la Guardia de Hierro se sometieron al rey.

Tras el asesinato de Codreanu el 30 de noviembre de 1938, comenzó una serie de asesinatos contra miembros de la Guardia de Hierro, por lo que entre finales de 1938 y comienzos de 1939 muchos miembros de la Guardia de Hierro huyeron hacia Alemania, entre ellos, Horia Sima. El 21 de septiembre de 1939, seis legionarios llamados más tarde Răzbunătorii (“los vengadores”), asesinaron al Primer Ministro rumano Armand Călinescu, conocido como el verdugo del Movimiento Legionario, colaborador estrecho del rey y cómplice en la matanza de los camaradas prisioneros. Dichos legionarios no trataron de escapar. Después de ocho horas de tortura, la policía los ejecutó sin juicio. Sus cuerpos fueron tirados en una plaza pública para ser expuestos a la vista de todos. El nuevo gobierno del General Argeşeanu estableció un régimen de terror. Debido a este suceso, los días 21 y 22 de septiembre de 1939 se asesinaron a 252 legionarios que se encontraban en la cárcel como represalia, y miles de otros fueron enviados a campos de concentración. Casi todos los líderes legionarios fueron asesinados.
En los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, Rumania era oficialmente neutral. Sin embargo, especialmente después del pacto Ribbentrop-Molotov del 23 de agosto de 1939, que estipuló, entre otras cosas, el «interés» soviético por Besarabia, las promesas francesas y británicas fueron solo palabras tanto para Rumania como para Polonia. Cuando Alemania entró en Polonia, Rumania garantizó refugio para los miembros del gobierno polaco. El rey Carol intentó mantener la neutralidad, pero la rendición francesa y la marcha atrás de los británicos los dejó sin seguridad en Rumania. Debido al notable éxito germano en la campaña de Polonia y Europa Occidental, el rey Carol II, cual camaleón, decidió moderar la política interna, y en la política externa inició un acercamiento al III Reich. Se decretó una amnistía para todos los presos de la Guardia de Hierro, y Horia Sima regresó a Rumania. En junio se reconcilió el rey con Horia Sima y éste accedió al gobierno, además de incluir a la Guardia de Hierro al Frente de Renacimiento Nacional (Partido de la Nación). Al final del año 1939, el rey Carol trató de construir una reconciliación nacional. Los legionarios estuvieron de acuerdo con la propuesta y fueron puestos en libertad de los campos de concentración y de las prisiones, y algunos se fueron al extranjero. En realidad, la reconciliación era solamente en apariencia. Una tragedia sucedió en junio de 1940 en el norte de Bucovina y en Besarabia cuando fueron ocupados por los soviéticos. En ese momento, el rey Carol II cedió a Hungría una tercera parte de Transilvania como resultado del Arbitraje de Viena. Además, entregó Besarabia y parte de Bucovina a la Unión Soviética. El gobierno de Ion Gigurtu, formado el 4 de julio de 1940 fue el primero en incluir a miembros legionarios, pero al tiempo que el movimiento alcanzó algo de poder, la mayoría de sus líderes más carismáticos ya estaban muertos. Horia Sima fue uno de los pocos en sobrevivir a la matanza. Como ya se ha dicho, el 30 de agosto de 1940, Rumania se vio forzada a entregarle a Hungría el noroeste de Transilvania. Y el 7 de septiembre Rumania también entregó a Bulgaria el sur de Dobruja.

Por todo ello, en septiembre, la Guardia de Hierro dio un golpe de Estado en Rumania, teniendo resultado en las provincias, pero no en la capital, lo que generó que el rey acudiera al General Ion Antonescu (1882-1946), quien lo apoyó, pero exigiendo su dimisión. Así, el 4 de septiembre de 1940, la Legión formó una tensa alianza con el General Ion Antonescu, que pasó a ser el Primer Ministro de Rumanía, para forzar la abdicación de Carol II en favor de Mihai Antonescu (1904-1946), como Primer Ministro adjunto.
El General y después Mariscal Ion Antonescu fue el que decidió la entrada de Rumania en la Segunda Guerra Mundial, que él llamó «La santa guerra para la reintegración territorial», del lado de las potencias del Eje, por ser los únicos que ofrecieron garantías a Rumania para la devolución de los territorios anexionados por la Unión Soviética en 1940.

Carol II abdicó y se exilió, y su hijo Miguel fue nombrado su sucesor. El 14 de septiembre de 1940 se instauró el Estado Nacional Legionario, basado en la ideología de Codreanu, con el General Antonescu como Conducator (Caudillo) y Primer Ministro, y con Horia Sima como Comandante del Movimiento Legionario y Vicepresidente del Gobierno y del Consejo de Ministros. Y el rey Mihai como jefe del Estado.
El corto lapso de gobierno de la Guardia de Hierro fue desde el 14 de septiembre de 1940 hasta el 21 de enero de 1941. Durante ese tiempo, Rumania no tuvo la administración de Besarabia, Bucovina o la mayor parte de Transilvania, lo que significa que la Guardia de Hierro no estuvo implicada en la deportación de personas a Transnistria o a otros campos.

Debido a las acciones anti-Guardia de Hierro, más de 60 antiguos dignatarios u oficiales fueron detenidos en la prisión de Jilava. Mientras ellos esperaban el juicio, algunos rumores decían que Antonescu intentaba liberarlos. También durante la exhumación de Corneliu Codreanu hubo momentos de horror. En un momento de furia, ejecutaron a 64 miembros del régimen anterior que estaban prisioneros en Jilava, previa tortura. El primer ministro Nicolae Iorga fue asesinado como venganza debido a estar envuelto en el asesinado de Codreanu.
El 20 de enero de 1941, Antonescu tomó una serie de medidas anti-legionarias sin consultar al Consejo de Ministros, y expulsó a los funcionarios del Movimiento Legionario por motivos insignificantes. El 21 de enero, Antonescu decidió eliminar completamente a la Legión del gobierno, y la resistencia de la Guardia se derrumbó.
Conflictos internos entre el ejército y la Guardia de Hierro llevaron a que el 15 de febrero de 1941 el Estado Nacional Legionario fuera abolido. Horia Sima y otros dirigentes abandonaron el país gracias a la colaboración de algunos representantes alemanes en Rumanía. El y muchos otros legionarios se refugiaron en Alemania. Muchos otros fueron encarcelados.

Horia Sima, junto con otros 400 legionarios, estuvieron en Alemania como prisioneros políticos durante la guerra. Luego fueron enviados a los campos de prisioneros de Buchenwald y Sachsenhausen. Esto es un caso curioso que coincide en este punto con la biografía del escritor y diplomático rumano Vintilă Horia (1915-1992), el gran pensador rumano afincado en España después de la Segunda Guerra Mundial, tras haberse exiliado primero en Italia. Vintila Horia había sido diplomático y durante la dictadura del rey Carol II fue agregado de Prensa en Roma en 1940, siendo jefe de gobierno en Rumania el Mariscal Antonescu, y fue destituido después por su gobierno, debido seguramente a sus discrepancias con la Guardia de Hierro, cuando la Guardia de Hierro depuso a Carol y tomó el poder en el nuevo Estado Nacional Legionario, entonces Vintila Horia fue depuesto y optó por marcharse a Viena, siendo destinado a Viena en 1942 hasta 1944, año en que, después de que Rumania cambiase de bando, uniéndose a los Aliados, fue arrestado por los alemanes en Viena e internado, al igual que le ocurriera a su compatriota Horia Sima, en los campos de concentración alemanes de Krummhübel y María Pfarr, de donde fue liberado por el ejército británico en junio de 1945. De los motivos por los cuales Vintila Horia fue internado, y de su vida en ese periodo de reclusión, no se sabe nada.
En el caso de Horia Sima y otros dirigentes legionarios, se les internó en Alemania —en condiciones favorables— en diversos campos de concentración. Antonescu rechazó su propuesta de reconciliación realizada desde Alemania a finales de marzo de 1941, lo que puso fin a la relación entre ambos. Aun así, los alemanes mantuvieron a los dirigentes legionarios como posible alternativa al General Antonescu.
Rumania se uniría formalmente al Eje, adhiriéndose al Pacto Tripartito en junio de 1941 para liberar Besarabia.
A comienzos de 1943, las autoridades alemanas, interesadas en presionar al General Antonescu en las negociaciones económicas bilaterales, permitieron la fuga de Horia Sima a Italia. Una vez que Antonescu redujo sus exigencias a los alemanes, la Gestapo obtuvo rápidamente la devolución de Horia Sima y lo devolvió al campo de concentración de donde se le había permitido escapar.
El 23 de agosto de 1944, cuando Rumania cambió al bando soviético, los alemanes instalaron precipitadamente a Horia Sima —liberado como sus compañeros de los campos de concentración— como jefe de un Gobierno en el exilio en Viena al día siguiente bajo el apoyo alemán, de modo que Horia Sima formó un Gobierno en el exilio en Viena con dicho apoyo, pero dado el deseo alemán de crear un Gobierno de coalición y la dificultad de encontrar aliados para Horia Sima, el Gobierno solo se estableció verdaderamente el 10 de diciembre de 1944. A pesar del deseo de los legionarios de organizar unos sesenta u ochenta mil guerrilleros en Rumanía, esto resultó imposible.

El Gobierno Nacional Rumano nunca llegó a controlar territorio rumano y se limitó a hacer llamamientos al levantamiento de la población contra el rey. Horia Sima ayudó a reclutar soldados rumanos entre los prisioneros de guerra que debían regresar a sus unidades en Rumanía y fomentar la revuelta. Un regimiento legionario combatió además contra los soviéticos en Stettin al final de la guerra.

Horia Sima se instaló en Viena hasta abril de 1945, cuando ante el avance soviético, abandonó Viena en abril de 1945 y pasó a Alt-Aussee, y más tarde, pasó a la clandestinidad desde donde con documentación falsa emprendió una huida de más de un año atravesando Europa hasta llegar a España, donde recibió asilo. En 1949 renegó del Gobierno vienés de 1944 y trató inútilmente de ser admitido en el Comité Nacional Rumano en el exilio. Se instaló en Madrid y vivió aquí exiliado y retirado hasta su muerte el 25 de mayo de 1993.


Lo cierto es que los legionarios fueron golpeados desde todas partes. Fueron encarcelados por muchos años después del 23 de agosto de 1944, cuando Rumania fue ocupada por los soviéticos y se instaló allí un gobierno comunista, pero también antes de la llegada del gobierno comunista. Antes de 1944, las condiciones de encarcelamiento fueron más duras para los legionarios que para los comunistas, y después de 1944, las condiciones carcelarias fueron más duras para los legionarios que para los demás. Y lo cierto también es que Horia Sima mantuvo viva a la Legión, y por eso le recordamos.
Eduardo Núñez