La tentación reformista: ¿Apoyar a los Mencheviques o a Lafayette y su asamblea nacional?

Este es un texto esencial y a la vez muy debatido hoy en día cuando muchos ‘alternativos de salón’ pretenden hacer ‘algo útil’ (y de paso menos peligroso) apoyando ciertos tipos de ‘reformismos’ del Sistema.

El primer error es confundir el reformismo en el momento actual con las situaciones reformistas en periodos pre revolucionarios.

Podemos ver dos ejemplos de ello:

1- Los Mencheviques en la revolución rusa entre 1905 y 1917. Con un zarismo en plena decadencia, que contaba con la influyente presencia de un histérico como Rasputín y luego con la derrota ante Alemania en la I Guerra Mundial, la existencia de una posición moderada, aunque antimonárquica, dirigida por Plejánov, que defendía una idea evolutiva de llegar al poder a través de formas normales y pacíficas, como las elecciones. Y más tarde con la deposición del zar Nicolás II, se formaba un gobierno provisional, que pasó a una fase socialista bajo Kerensky, también no bolchevique (persona que acabó exilada en USA para no ser fusilado por los bolcheviques), contaba con cierto apoyo inicial táctico de los bolcheviques, para luego dedicarse a eliminar a esos reformistas.

Revolución rusa entre 1905 y 1917.

Pero los bolcheviques jamás renunciaron ni a un solo punto de su ideología ni a su propósito de gobernar solos al final.

2- Cuando se inició de la Revolución Francesa los jacobinos eran minoría. Se creó la Asamblea Nacional con varias tendencias, y la más importante era moderada, deseaban cambiar la monarquía o hacerla constitucional como la inglesa, con gente como Mirabeau, Lafayette, Bailly… los jacobinos les apoyaron para acabar con la monarquía, para, en cuanto pudieron, liquidar a los reformistas, perseguirlos. Lafayette terminó exilado en USA. Y desde luego los jacobinos jamás renunciaron a sus puntos, ni dejaron de planificar el exterminio de los reformistas.

Como podemos ver apoyar el reformismo cuando se está ya en un periodo de cambio de sistema, puede ser una baza para acelerar el cambio, siempre que el movimiento revolucionario no ceda en sus ideas en absoluto, y su apoyo sea solo táctico en espera de liquidar a los reformistas.

Grabado de guillotina durante el Reinado del Terror.

REFORMISMO EN UN PERIODO NO PREREVOLUCIONARIO

Hasta el más negado para la política comprende que actualmente no estamos en un periodo pre revolucionario ni el Sistema está en una etapa de liquidación de su poder.

He repetido muchas veces que hay indicadores muy claros para detectar un Sistema en su periodo final de decadencia:

  • Dirigentes del Sistema se pasan a las posiciones de cambio de Sistema, reniegan de sus bases.
  • La gente comprende que los males que sufre son debidos al Sistema, no a otras causas, y asume que se deben cambiar sus bases (no solo leyes o normas concretas).
  • Los problemas son muy graves y afectan directamente a la gente en su vida, no es sus ideas sino en su vida diaria de formas muy grave.

Mientras no haya condiciones prerrevolucionarias los reformistas no hacen más que fortalecer al Sistema. No van a acelerar o apoyar su destrucción porque no hay las condiciones para ello.

Los problemas más graves del reformismo son varios:

1- Su postura moderada, aceptando las bases esenciales del Sistema, tratando de arreglar temas concretos, pero manteniendo esas bases, solo hacen que aceptar los ‘valores’ y la ‘legalidad’ del Sistema de cara a la gente. El pueblo ve en los reformistas una aceptación implícita de que el Sistema tiene fallos puntuales pero solucionables y no de base.

Alberto Garzón de Izquierda Unida es un ejemplo perfecto de aceptación de los ideas del sistema por el Partido Comunista. En la foto junto a Irene Montero y junto a María Dolores García Rodrigo, directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI desde 2020.

2- La incoherencia en las soluciones: como los reformistas no ponen en duda las bases esenciales, se encuentran con que las soluciones que proponen son incoherentes y contrarias a un verdadero análisis del problema.

Por ejemplo, centran los temas de inmigración en los económicos, cuando son los identitarios, los de coherencia comunitaria étnica, los esenciales. Con ello generan la idea de un egoísmo económico en este tema inmigratorio. Son anti islamistas pero, en cambio no arremeten, aun con mayor fuerza, contra los poderes financieros que son los verdaderos enemigos, y entre ellos los lobby de poder sionistas. Creen que una mezquita es un problema inaceptable cuando es el dominio de la finanza en la prensa lo que es inaceptable. No se atreven, ni les interesa, por no atraer votos, a denunciar el arte basura actual, cuando la destrucción artística y cultural es un problema a fundamental.

Un ejemplo ha sido hace poco el RN francés de Marine Le Pen, que para lograr ‘apoyos culturales’ se refiere a una carta abierta de 150 ‘personalidades’ culturales (todas ellas del sistema) como Margaret Atwood, Salman Rushdie, Kamel Daoud, Francis Fukuyama, Bill T. Jones, Noam Chomsky, la feminista Gloria Steinem, el músico de jazz Wynton Marsalis, etc.

Louis Aliot de RN, durante unos homenajes en Perpignan.

Ni un solo artista realmente antisistema, que no son famosos precisamente por ello.

3- Aceptación de cualquiera. Como su objetivo es lograr votos, no les interesa cambiar el ocio, las costumbres de la gente. Aceptan en sus cuadros, y sus dirigentes a gente infecta de comportamiento mientras atraigan votos.

Y poco a poco el reformismo se llena a personas cada vez más cercanas al Sistema en sus valores, con la excusa de que así ganarán más votos, con lo que al final se convierten esos partidos en parte del sistema, su derecha.

4- Atraer a auténticos revolucionarios a ceder en los valores, fomentar las cesiones de ideas en los grupos realmente alternativos.

Con el caramelo de cargos o de votos, junto a la cobardía ante la represión, el reformismo es un esterilizante de camaradas que estaban en grupos realmente antisistema.

Incluso los propios grupos o asociaciones que se inician como antisistema se ven influidos por el reformismo, y se creen que vendiendo algunas ideas pueden ganar aceptación.

El propio Sistema monta partidos reformistas que quiten partidarios a los partidos más radicales antisistema. Un ejemplo es AfD contra el NPD. Y en Grecia se montó uno para quitar los votos a Aurora Dorada. Eso unido a la represión, por supuesto. Ha pasado en todos los sitios. Es más, sabemos que grupos sionistas tratan de lograr que la ‘extrema derecha’ sea anti islámica pero sionista y capitalista. Vox es otro ejemplo.

La izquierda y los colectivos antifascistas le hacen el juego a los partidos de la derecha liberal acusándolos de «nazis», creando así unas sinergias de luchas ficticias que no asustan ni lo más mínimo al Sistema.

Un ejemplo de todo ello lo podemos ver en todos los movimientos ‘populistas’ actuales en Europa. Todos acaban en la derecha más o menos radical, pero dentro del Sistema.

Ramón Bau

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