LA ESCALERA DE CARACOL. DE W.B. YEATS. Linteo Poesía. Orense, 2010.
El que fuera premio Nobel de Literatura en 1923 W. B. Yeats, nació el año 1865 en una familia de prósperos comerciantes anglo-irlandeses. Encontró en el nacionalismo irlandés y en la cultura popular las claves para potenciar su sensibilidad y elaborar su cosmovisión. En 1916 publicó, con el que posteriormente sería su secretario, Ezra Pound, una colección de obras de teatro clásico japonés con la intención de renovar la acartonada escena teatral de Dublín. En 1922 fue nombrado senador de la República de Irlanda. Uno de sus abuelos fue pastor protestante, y, por el contrario, su padre, abogado, fue más bien librepensador, nacionalista y escéptico. Se ha intentado interpretar la alquimia de las tendencias y los conceptos de sus divagaciones, a lo largo de toda su vida, como una consecuencia conflictiva del intento de alambicar esas dos grandes influencias en un trenzado lógico imposible. Evolucionó desde un cierto romanticismo no individualista hasta un surrealismo no episódico, con impresiones oníricas descoyuntadas, pasando por una época de influjo de la poesía simbolista tal como señaló el profesor Antonio Linares.
Yeats procuró una síntesis entre historia, estética, folklore y un cierto ocultismo con una teoría de los símbolos y de la depuración de la expresividad; el protestantismo y el catolicismo serían, según su visión, unas escuelas doctrinales parciales, entre otras, que manifestaban una amplia y antigua tradición cultural universal con expresiones concisas en cada pueblo y en cada época. No estaría lejos de los prototipos del inconsciente colectivo de K. Jung.
Su filosofía esta presa de un cierto hermetismo pero, no al modo renacentista italiano de Ficino o de Pico, más bien al estilo de la Teosofía anglosajona del s. XIX y, por lo tanto, resultaba contraria al clasicismo y a la coetánea ciencia física que en su época se abría a nuevos paradigmas. En su obra “El Crepúsculo celta”, interpreta el mensaje estético como una crítica posible a su mundo social y político corrupto y corruptor tal como se expresa, en su obra de 1939, “En la caldera”. Consideró debilitante para el Estado y el Orden justo el liberalismo individualista irlandés y el democratísimo inconsecuente; la revitalización exigía reformas.

Fue estudioso de Platón, de Berkeley, de W. Blake y de las tradiciones espirituales orientales. En 1936 había publicado “Oxford Book of Modern Verse 1892-1935”, recogiendo lo más valioso de la poesía inglesa. En “La escalera de caracol” utilizando el refranero y un vocabulario sencillo y cordial, desentraña, acariciando o arañando, vivencias que admiten ser reordenadas para ampliar el sentimiento hacia el destello que atraviesa el cuerpo como otra figura del Mundo; como mansión de las palabras. “Lo que empezaron a hacer lo llevaron a puerto; todo se suspende como la gota de rocío sobre una hoja de hierba”. (Gratitud a los instructores desconocidos, p. 97), pero “a cada caricia el amor está más cerca de la muerte”.
Luis Fernando Torres