El domingo 19 de diciembre de 2021, a las 22.31 hora de París, después de casi dos meses completos de silencio, Vincent Reynouard, aún escondido, finalmente dio noticias para tranquilizar a todos los que se encuentran inquietos desde su desaparición el lunes 25 de octubre de su antiguo apartamento en el Gran Londres. Aquí está el texto que escribió para sus amigos y simpatizantes y que desea publicar en Rivarol. Es un regalo de Navidad muy bonito que nos da, incluso si, por supuesto, nada para él está resuelto, su situación sigue siendo obviamente muy precaria porque todavía es buscado activamente por la policía británica, actuando estos, al parecer, en la solicitud hecha por parte de las autoridades francesas con vistas a su extradición. Recordemos que fue condenado a 29 meses de prisión por la justicia francesa desde su exilio en Reino Unido el 16 de junio de 2015.
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Queridos amigos,
Por fin les doy mis novedades. Estoy bien después de mi fuga. Estoy alojado en una habitación pequeña y, por la noche, trabajo unas horas en un establecimiento.
El 25 de octubre, dos inspectores llamaron a la puerta de mi casa para «hablar con Vincent Reynouard». Inspectores que quieren hablar conmigo, ya conozco la experiencia. En julio de 2010, en Bruselas, dos inspectores me pidieron que los siguiera para hablar conmigo y firmar un papel. Los seguí, firmé. Por la noche, dormí en la cárcel… El 25 de octubre, por lo tanto, jugué el todo por el todo negando que era Vincent Reynouard. Le expliqué que Vincent estaba en Francia y que volvería en dos o tres días. Los inspectores se fueron. Pero diez minutos después, estaban golpeando la puerta y consiguiéndola abrir no sé cómo. Solo tuve tiempo de agarrar un par de zapatos y un disco externo de repuesto que tenía listo en caso de emergencia, y hui por detrás. Bajé corriendo las escaleras, salté sobre una bicicleta que obstruía los últimos escalones, luego corrí hacia un jardín público. Allí me deshice de la chaqueta que habían visto los inspectores, recuperé una mascarilla que estaba tirada en el suelo y salí para el pueblo vecino. Hasta la noche estuve vagando sin rumbo… ¡Estaba viviendo una película de verdad!
Un amigo inglés me acogió. Después de tres semanas, me encontró un trabajo gracias a un amigo suyo jefe que estaba (parcialmente) informado de mi situación pudiendo recibir un sueldo sin nómina. Pude comprar lo esencial para vivir (ropa interior, un abrigo, pantalones, artículos de tocador, una tetera y un cuenco …). Mañana, mediodía y noche como Weetabix (cereal de trigo integral) con leche en polvo, porque no requiere frigorífico ni preparación, y es compacto.
¿Cuánto tiempo durará esto? Lo ignoro. En mi situación, vivo el día a día. Unos amigos limpiaron el apartamento en el que vivía y guardaron mis cosas en un lugar seguro que era inaccesible para mí.

A pesar de todo, no me arrepiento de nada. Esta vida la elegí. Sabía a qué me estaba exponiendo. Siempre me había preguntado cómo sería para los vencidos que, en 1945, huyeron después de haberlo perdido todo. Aunque mi situación es infinitamente menos trágica, la vivo un poco similar. La experiencia me emociona. Porque vivir el día a día y confiar totalmente en la Providencia me da una sensación de inmensa, casi infinita libertad. Para descansar, teniendo muy pocos medios de distracción, medito. En los últimos dos años, había leído mucho sobre eso, pero nunca practiqué, porque entre mis lecciones y mis videos, estaba viviendo a toda velocidad. Ahora, solo en mi habitación, practico.
En resumen, estoy muy feliz y comprendo perfectamente la enseñanza tradicional de que la situación externa no es nada, es la forma en que reacciona la mente que lo es todo. A los 52 años, sin familia y en búsqueda, vivo como un estudiante sin un centavo. Pasaré la Navidad solo en mi habitación, con mis tres Weetabixes y mi taza de té. Podría ahorcarme. Podría consumirme en el odio de mis adversarios. Sn adversarios, pero nunca pienso en eso; eran y son sólo instrumentos de la Providencia. Una vez más, supe a qué me estaba exponiendo.
Recuerdo al profesor Faurisson que, en sus primeras cartas, me escribió: «Usted está comprometiendo gravemente su futuro». Un día me dijo: «espere obtener su diploma antes de lanzarse al combate». Le contesté: «Profesor, usted me pide obtener mi diploma antes de entrar al combate. Después me dirá que espere para estar bien posicionado y luego que me espere hasta que logre tener una esposa, una familia o que espere a ver crecer a mis hijos. Si no me comprometo a los 20 años no lo haré nunca.»
Años más tarde el Profesor me reveló que mi repuesta le había impactado y que había comprendido que el relevo estaba asegurado. 30 años más tarde estoy orgulloso ser parte del relevo.
Segunda parte continuará.
Vincent Reynouard