Es hora de recuperar nuestro sano y tradicional roscón del día de Reyes. Pocos se acordarán de la sabrosa “casca”, que se regalaba, como una tradición, a los niños, en este día tan especial.
Era el regalo típico que hacían los padrinos a sus ahijados, que con el tiempo pasaron a traerlo los Reyes Magos. Su forma es de anguila o serpiente enroscada y en su centro se añadía peladillas o chocolates. Se guardaba en una caja de madera, decorada con bonitos dibujos navideños o pintada con motivos típicos, que pasaba de generación en generación. Esta caja redonda media 22 cm de diámetro y 7 cm de alto.
Ya en el siglo XVI la receta aparece en libros de cocina, como en el libro de “coch” de 1520 del Mestre Robert. De origen medieval, era un manjar de ricos, ya que el azúcar era un producto de lujo.
La presentación era muy importante y la caja participaba del regalo, había artesanos dedicados a hacer réplicas de las que se rompían o imitar a otras originales, también realizaban los diseños que solicitaban los clientes, personalizándolas. Tras lo cual se entregaba al pastelero para que colocara el dulce.

En los años 60, con la invasión de la publicidad y la bollería industrial, esta tradición queda relegada para dar paso al popular rosco típico francés, relleno de nata y adornado de fruta escarchada. Hoy en día, algunos hornos ya los ofrecen por estas fechas, como “horno terra y pa” o en “som alimentaçió”, ubicados en valencia capital.
La casca era tan popular que tenía villancicos y versos que lo nombraban y cantaban en todas las comarcas:
tirolí,tirolí, senyor rei jo estic açí
palla y garrofes, tot per al seu rossé
casques y avellanes,toto per a mi
Si buscamos tiempo atrás, en 1460, el escritor valenciano Jaime Roig, los cita en los versos de su obra “Espill”. En 1733 Carles Ros también no deja versos nombrando este dulce, otro ejemplo de esta época es el libro que escriben las monjas clarisas del convento de la Paritat, con recetas de cascas.
Hasta nuestros días y a lo largo de la historia encontramos documentos y recetas, canciones y versos donde exaltan el pastel.

Basa gran parte de su sabor en una de las almendras más cotizadas, “la marcona” originaria de alicante, es una variedad de fruto seco exquisita que también se utiliza en otros dulces típicos valencianos.
Este rosco se elabora con la almendra molida, azúcar, huevo y se rellena con boniato, yema o calabaza, aromatizándolo con ralladura de limón o naranja.
María José Velástegui