Swaab es un neurólogo muy famoso en Holanda, en el Instituto Holandés de Neurociencias, que se ha hecho bastante popular con este libro (Libro de 500 páginas).
Es un libro muy polémico porque existe una gran tendencia entre unos y otros en molestarse, ser incluso agresivos, al saber que, en nuestro cerebro, las cuestiones fisiológicas y genéticas son esenciales en eso que llamamos ‘nuestro pensamiento’, y si me atrevo, diría que ‘nuestro ser’.
El tema es de tanta agresividad por parte del progresismo utopista y buenista, que creen que nacemos en ‘blanco’ y todo se debe a la educación, el ambiente y factores sociales, como por parte de los espiritualistas o místicos que consideran un ‘alma’ como verdadero dirigente nuestro, un segundo cerebro invisible, independiente de la ‘bajeza física’. Y es preciso matizar cada uno de estos temas.
Para leer este libro sería bueno que el lector haya estudiado medicina, al menos con cierta profundidad (yo lo he hecho), sino el texto le va a ser extraño y poco comprensible, vas a tener que ‘creer por Fe’ muchas cosas que la ciencia ha demostrado pero que no son tan sencillas como 2+2=4. Las hormonas, las partes del cerebro, sus relaciones, los neurotransmisores, los procesos de gestación y conformación cerebral, las técnicas de monitorización actuales del cerebro (resonancias magnéticas, escáner, electrodos, seguimiento de productos radioactivos, etc.) no son inventos del diablo sino realidades, gusten o no. Podemos discutir el alcance de las cosas, pero no la realidad.

Por último, el autor es antinazi, se cree toda la versión del sistema a este respecto, los nazis son los más malos, je je… pero eso no quita valor a demostraciones científicas, son solo demostración de que la gente es muy investigadora en aquello que quiere saber a fondo, pero luego se traga todo lo que sale en Tv y prensa sin problemas. Como la versión oficial de los vencedores y demás no se ve en los escáneres cerebrales ni en las autopsias de cerebros, etc.… pues lo demás lo creen por los medios oficiales de ‘des-información’.
PRUEBAS SON AMORES Y NO MALAS RAZONES
Cuando se descubrió el spin en los átomos, parecía algo inaudito, pero los ensayos y los cálculos lo probaban. Es raro, pero es así. La ciencia demuestra, no valora lo raro, sino que lo comprueba.
En este libro se muestran una serie de hormonas y neurotransmisores muy concretos, con funciones muy concretas, que están absolutamente probadas científicamente. Hay miles, pero algunas son fundamentales en temas de comportamiento, y están interrelacionadas.
Los escáneres cerebrales muestran como zonas del cerebro se activan, y como hormonas y señales se transmiten al provocar pensamientos, sensaciones o sensibilidades nuestras. Escuchando música o practicando sexo, en estado de meditación o en un momento de peligro, calculando o soñando… nada es neutro para el cerebro.

Se conoce perfectamente el enorme desarrollo cerebral en el útero maternal, y la influencia que tienen sobre ese desarrollo las hormonas, la genética, productos que consuma la madre, etc. No nacemos todos con el mismo cerebro, al revés, cada uno es distinto.
Desgraciadamente hay una gran variedad de enfermedades o taras genéticas que hacen que una hormona no actúe o lo haga de forma más o menos activa, de manera que se pueden detectar sus consecuencias. Se demuestra hasta la saciedad la influencia de productos químicos en el pensamiento, la conducta, la sexualidad, las capacidades, en temas que consideraríamos ‘puramente espirituales’.
En realidad, esto es evidente, bastan unos miligramos de drogas para cambiar el comportamiento del monje más místico. Y un desarreglo hormonal en el feto o en el periodo de maduración cerebral posterior durante la primera infancia produce cambios cerebrales bien detectables en el futuro. Todo esto son realidades.
El capítulo IV “La diferenciación sexual del cerebro en el útero” debería ser de lectura obligada a todas esas locas del ‘género’ por voluntad propia. No se trata solo del tema XX e XY; y sus variantes a-normales, sino de picos de testosterona y otras hormonas en el útero cuando se está formando el cerebro. Si el feto es insensible a algunas hormonas habrá cambios cerebrales en su sexualidad, y en su comportamiento de diferenciación sexual, como así se comprueba.
Hay características físicas cerebrales diferentes en hombre, mujeres, homosexuales, etc. lo que no significa nada más que eso, diferencias.
En el libro indica claramente que una buena parte de la homosexualidad está inducida por cambios hormonales irreversibles. No es una ‘enfermedad’ sino una configuración distinta por desarreglos hormonales en periodos de crecimiento cerebral. Por eso no se puede, ni se debe, intentar ‘curar’ la homosexualidad como si fuera solo un vicio ambiental o de origen puramente social, en una buena parte de casos.
Hay en el libro estudios sobre la depresión o la esquizofrenia, la obesidad, la agresividad, la drogadicción, en fin, mil temas con relación a sus orígenes y consecuencias cerebrales. Hay un largo capítulo sobre demencias, que muestras como cambios estructurales de proteínas hacen de una persona un vegetal. ¿Dónde estaba su espiritualidad? Se perdió con solo pequeñas placas amiloides, por poner un ejemplo.

Se exponen mil casos de procesos mentales afectados por la genética, por insensibilidad a hormonas o deficiencias en neurotransmisores. Y se demuestra como el origen de muchas de nuestras ‘tendencia’ de comportamiento tienen una base física.
Hay un curioso capítulo sobre la ‘libertad’ de actuación como algo utópico. Somos libres solo en parte. No solo tenemos unos límites físicos y cerebrales, sino que tenemos tendencias innatas. El debate es hasta qué punto podemos con voluntad vencer esas tendencias. Llamamos ‘voluntad’ a la capacidad de superar el deseo y la orientación natural. Más imposible es superar en muchos casos los límites que tenemos innatos.
Swaab es muy pesimista en este tema de la ‘libertad’ personal, yo no sería tan categórico, pero desde luego no somos una tabla rasa donde podamos escribir libremente nuestra conducta y capacidades.

LA CIENCIA Y EL ‘ESPÍRITU’
Es fundamental el tema de saber diferenciar la realidad científica de los temas que llamamos espirituales. Uno puede creer en lo que se quiera pero, la ciencia es otra cosa. No es que la ciencia niegue otros temas, es que no puede probarlos y en cambio sí puede probar lo que la realidad muestra. De forma que lo que el libro demuestra son temas concretos y reales.
Si alguien cree (creer en pensar, o sea usar el cerebro para generar una idea) que hay otras cosas, pues cada cual, pero no se pueden probar por la ciencia. Podemos o no tener alma, pero la ciencia no sabe nada de ello.
¿Existen extraterrestres?, puede, es posible. ¿Existen espacios o mundos paralelos?… pues quizás. No es posible probar su existencia por ahora, pero tampoco su ‘no’ existencia. Claro que con esta posición todo es posible. Y es que, puestos a creer en cosas no comprobables, las posibilidades son infinitas.
Hay que asumir que una cosa es lo que nos gustaría y otra es lo que es. Nos podría gustar que todos pudieran ser inteligentes con una buena educación, bondadosos si se les educara bien, sanos, etc.… pero todo esto es pura utopía. Hay mucho en este libro para combatir utopías.
Uno puede tener visiones o intuiciones, mil cosas, todas ellas salidas del cerebro (a no ser que se crea en algún órgano misterioso e indemostrable que las genere), pero la ciencia no puede decir nada de ellas en referencia a la realidad si no hay pruebas científicas de ello.
Pongamos un ejemplo: la hipnosis. Es real, se puede reproducir y comprobar. No se sabe cómo funciona. De ello sacamos dos conclusiones: La hipnosis es científica, su origen desconocido.
Un problema del libro es que reconoce que hay temas del funcionamiento cerebral que no se conocen a fondo en absoluto, existen, se detectan en el cerebro, pero no sabemos cómo funciona en detalle.

Hay pues que recalcar que no se saben muchísimas cosas aun del tema cerebral, que la ciencia del cerebro ignora aún más que lo mucho que ya sabe.
La humildad de la ciencia ante ello es quizás lo que falta en este libro. Pero recordar que no conocer aun algo en detalle sobre el cerebro no significa poder creer en cualquier cosa. Hay muchas cosas que si se conocen ya.
Este libro apoya con datos y pruebas las diferencias raciales, las diferencias sexuales y personales. Por eso a un antinazi como Swaab le han llamado ‘nazi’ e incluso tuvo amenazas tanto de progresistas igualitarios como de espiritualistas utópicos.
Ramón Bau