El texto de hoy será corto. Es más: no sólo será corto, sino que haremos de Epi y Blas. En el día de hoy vamos a diferenciar entre “bien” y “mal”.
-Decir que el motivo de Putin para invadir Ucrania es que empieza a estar un poco mal de la cabeza (vamos, que está loco) y ya, está bien. Decir que Biden es un demente demostrable a poco que se revisen sus intervenciones, está mal.
-Que una presentadora rusa fuera detenida por exponer en televisión un cartel contra la guerra, y que los medios estuvieran una semana entera preguntándose las barbaridades que le estarían haciendo y denunciando este hecho, está mal. Que una cosa igual ocurriera en la televisión ucraniana, y tú no llegaras ni a enterarte de tal evento, es normal.*
-Montar todo un sistema psicológico y sociológico sobre el rechazo más absoluto a la violencia, está bien. Sin embargo, animar de manera descarada en televisión al alistamiento de voluntarios para luchar en Ucrania, exponiéndolos a una posible inseguridad jurídica si llegan a ser capturados, está fetén.
-Defender que, debido a su posición estratégica entre dos bloques geopolíticos, Ucrania debería de hacer un esfuerzo por la neutralidad más absoluta con el fin de evitar precisamente guerras innecesarias, es un “atentado contra la soberanía de un Estado”. Por el contrario, que hace unos días, Joe Biden hiciera lo que yo llamo “momento Lord Farquaad” (<Sé que eliminar el gas ruso tendrá un coste para Europa, pero no sólo es lo correcto desde un punto de vista moral, sino que es lo que nos va a poner en una posición estratégica mucho más fuerte>), son “cosas que pasan que no deberían de extrañarnos”.

Para los que nacieron mucho después del 2000 (o los que tienen un gusto pésimo para las películas de animación), Lord Farquaad podría ser considerado el villano de Shrek 1, un señor feudal que para convertirse en Rey tiene que casarse con una princesa, y ordena que se haga un torneo para decidir quién de todos los caballeros de su señorío va a rescatarla. Éste es el final de su discurso: “Es posible que algunos muráis, pero es un sacrificio que estoy dispuesto a asumir”.
-Que, por aura divina, los países de Occidente sientan que el mundo no debería de enfadarse con ellos por hostigar a países con sanciones, es un pensamiento razonable y lógico. Ahora bien, que Putin la devuelva ordenando que los pagos del gas se hagan en rublos es algo despreciable, absurdo y de graves consecuencias.
Mención especial al hecho de que se pasó del “vamos a fastidiar a Rusia, que no tengan ni para comer” a pedir que la gente se duche con agua fría, en un baño cuya única luz proviene de una televisión que está retrasmitiendo el himno de Ucrania, y que, al terminar la ducha, se grite “¡¡JÓDETE PUTIN!!”, sin ningún tipo de reparo ni vergüenza.
-Que se reconozca sin pudor que España empiece a apoyar la solución marroquí para el Sáhara Occidental porque se lo ordenaron EEUU y Alemania, es “Realpolitik” y es “normal”. Luego, enviar de manera apasionada tropas para hacer no sé qué en aguas ucranianas, también es “Realpolitik”. Ya es raro que todo lo que sea ese término sea lo mismo que quiere el bloque occidental, y no haya, como se debería de hacer si se hiciera juego geopolítico propio, “una de cal y otra de arena”. Curioso.
-Que Rusia diga a sus ciudadanos que no están en guerra, sino en “una operación militar especial”, es condenable y una falta a la verdad. Sin embargo, que varios ministros europeos, y en especial, españoles, digan que estamos en guerra con Rusia, es algo obvio y verdadero.

-Que las expropiaciones a ricos y la nacionalización de empresas son, obviamente “algo peligroso” para la economía. Salvo si eres un “oligarca ruso”, entonces hasta te retenemos todo tipo de propiedades para propiciar no sé qué cambio político en Rusia.
Otra mención especial al gobierno de España con respecto a su izquierdismo, al que le propongo una cosa: nacionalizar como ciudadanos rusos al 1% más rico de la población del Estado, a ver si así le da por ir “contra los ricos” de una vez.
Y cuando sea, tendremos nuevo episodio “Bien y Mal”. De todas formas, en el caso de que no te gustará este artículo o si no estás de acuerdo conmigo, al menos déjame terminar este escrito con algo en lo que los dos seguramente estamos de acuerdo y que te sacará una sonrisa después de semejante tostón. Viva Shrek 1.
*La mujer rusa pasó 16 horas en una comisaría siendo interrogada. Tras ello, fue liberada con una multa equivalente a menos de 700 euros al cambio (en España hay multas mayores por mucho menos). De todas formas, no pretendo disculpar su arresto, ya que no me parece bien, a pesar de toda la sanción legal derivada del Estado de Guerra y que comprendo, ni tampoco tildar a España como un Estado represor al extremo ya que muy probablemente se benefició de la popularidad para tener una condena muy baja. En cuanto al caso ucraniano, nadie sabe, ni para bien ni para mal, lo que le pasó después de esa acción.
Xurde