Tolkien y el mito: ¿aventuras o temas humanos?

Hoy en día hay una pasión por la obra de Tolkien, creo que en especial creada por las películas basadas en sus novelas, pero en nuestros ambientes por la base mítica nórdica que inspiraron el mundo del Anillo y los Hobbit.

Podríamos decir que John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973) está de moda entre nuestros medios. Un ejemplo de ello es la magnífica conferencia que la Asociación OHKA dedicó a Tolkien, dada por Julio César Abad, que puede seguirse (lo recomiendo) en youtube, grabada el 23-10-2021, sobre “Wagner y Tolkien”.

Pero tenemos además la edición maestra de “Nouvelle Ecole” num. 70, año 2021, dedicada monográficamente a Tolkien y su obra.

Admiro a Tolkien como escritor y como filólogo, su labor ha sido extraordinaria, pero no soy un experto ni un gran seguidor de sus tres novelas esenciales:

  1. “Bilbo El Hobbit” de 1937
  2. “El Señor de los Anillos” iniciada en 1954. Con 3 partes fundamentales en 6 libros:
  3. La comunidad del Anillo
  4. Las Dos Torres
  5. El Retorno del Rey
  6. Y 6 apéndices con explicaciones de las lenguas inventadas y otros episodios de la historia de los pueblos expuestos en su libro.
  7.  “Silmarillon”, obra editada póstuma, en la que trabajó casi media vida.

Voy a tratar de exponer las razones tanto de mi admiración por Tolkien como mi menor interés por estas novelas.

TOLKIEN FILOLOGO

El primer error es ver en Tolkien solo al novelista de gran éxito, cuyas películas han fascinado tanto, aunque muchos menos han leído sus 1.000 páginas.

Ante todo, fue un fantástico y mundialmente reconocido filólogo de lenguas antiguas nórdicas, profesor en Oxford. Su obra era esencialmente como filólogo, estudioso de las lenguas nórdicas antiguas europeas.

En 1911 descubre el Kalevala, el gran mito heroico finés de Elias Lönnrot, quedó tan impresionado que estudio finés. Y más tarde las lenguas que inventó tienen cierta influencia de esa lengua de Finlandia.

EL otro gran impacto lo tuvo al conocer el poema épico anglosajón Beowulf, del siglo VII, del que publicaría un gran ensayo.

Trabajó en muchos estudios de lenguas antiguas europeas, por ejemplo, del Inglés de la Edad Media. Tradujo muchos textos de sagas del Edda y participó en la enorme tarea de crear un nuevo Diccionario del Inglés.

En 1930 crea un grupo llamado Kilbitar y más tarde los Inklings, con profesores y autores, junto a Lewis, autor después de las Crónicas de Narnia.

Su gran ilusión fue crear una base mítica anglosajona, casi desaparecida en Inglaterra.

Frente a la existencia en otros países de una gran base mítica, como los Eddas escandinavos, el Ciclo del Nibelungo germano, la Canción de Roland francesa, el ciclo artúrico de origen celta, la Ilíada griega o el poema del Cid castellano y las Crónicas de Ramon Muntaner catalano-aragonesa, no había casi nada anglosajón.

Otra faceta fue su gran aventura para crear lenguas nuevas. Tras conocer el Kalevala aprende finés y empieza a crear su propia lengua de los Elfos, el ‘quenya’. Esta lengua la fue desarrollando y ampliando en lenguas evolucionadas de ella. Y otra el ‘Sindarin’.

Hay dentro de sus novelas, poemas y frases en esas lenguas. En el apéndice F las traduce. Estas lenguas ya las había empezado a desarrollar antes de sus novelas.

Su tercer hijo, Christopher, fue esencial para publicar, tras fallecer Tolkien, su Silmarillon en 1977, y la larga serie de la Historia de la Tierra Media desde 1983 a 1996.

Tolkien despreciaba el maquinismo, la técnica arrastra al hombre y no le ayuda en su humanidad sino lo esclaviza en su materialismo. Los hobbits no apreciaban las máquinas complejas.

Tolkien odiaba la ciudad y amaba el campo. Tolkien fue católico toda su vida, huérfano de padre muy pronto y más tarde de madre, convertida al catolicismo, fue tutelado por un sacerdote. Se cree que por ello en su “Silmarillon” un ser supremo crea el mundo, un ser único, pero que no interviene en los problemas de los personajes, que los deja a su libertad. Algo bien distinto a los mitos paganos de muchos dioses que intervienen en el mundo de los humanos.

EL PROBLEMA DE LAS NOVELAS FAMOSAS DE TOLKIEN

Creo que una de las formas de ver su principal problema es analizar la obra de Wagner del ‘Anillo del Nibelungo’. En ambos casos hay una inspiración en los mitos nórdicos, que solo se usan como base, y no como historia a seguir, como una idea moral que exponer.

No es que hubiera simpatía entre ambos, Tolkien despreció la obra de Wagner, quizás por su germanismo alemán, puesto que Tolkien combatió contra Alemania en la I GM.

Pero sin duda hay una serie de similitudes que podrían hacer creer en un paralelismo de desarrollo, cosa que no existe en realidad.

Sauron crea el Anillo para esclavizar a los habitantes de la Tierra Media, como Alberic lo crea con un objetivo similar.

La espada de Argon se asemeja a Nothung o a la de Excalibur. El mago Gandalf evoca a Merlín. Hay el dragón Smaug y su Tesoro…  como Fafner. Y ese Dragón tiene un punto débil, como Siegfried.

La recreación de los Mitos en ambos les ocupó una enorme cantidad de años. 26 años en Wagner para la Tetralogía y 17 años en Tolkien para su obra del Señor de los Anillos, y más aún en “Silmarillon”.

Mientras que Tolkien fue sobre todo filólogo y sus tres novelas son solo una parte de su obra, para Wagner la Tetralogía es también solo una parte de su enorme obra dramática.

Ahora bien, hay algo que diferencia totalmente ambas obras.  En la obra de Tolkien hay una enorme cantidad de personajes y una aun mayor y brumadora cantidad de acciones, aventuras, hechos, etc. que no solo hacen difícil seguir la acción, sino que, sobre todo, pueden llegar a enterrar en esa abundancia los temas humanos de los personajes, el mensaje humano.

Creo que uno de los factores del éxito es precisamente que hoy interesa la acción más que la esencia del problema humano. En Wagner sucede todo lo contrario, 15 horas de la Tetralogía contiene una mínima cantidad de personajes y de acción, frente a un gran desarrollo de los sentimientos y problemas humanos, tanto por el texto como por la música.

Por ello la obra de Wagner es un Drama humano y la de Tolkien se acerca más a una novela de aventuras y de aspectos externos (paisajes, lengua, mundos diversos…).

No es que Wagner esté exento de problemas: mucha gente se centra más en la música y el canto que el drama humano, que es la base real de la obra. Por ello ceo que para leer algo heroico y hermoso, seguramente las novelas de Tolkien son muy apropiadas, mientras que para sentir el drama humano y meditar sobre el mundo es más apropiado la obra de Wagner.

Ramón Bau

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