¿Llegará una crisis total del sistema?

Todo en este mundo termina destruyéndose, pero eso no define ni cuando, ni por qué razones, ni en qué condiciones. Cuando un camarada me dice que este Sistema está en crisis final y por tanto hay que hacer una política acorde a ese sentido, ya no se trata de un final ‘por ley natural de todo lo que en el mundo se crea’, sino por considerar que hay un final previsible de este Sistema a un plazo razonable, y que exige una acción concreta acorde a ello.

Hace tiempo que hay muchos que van pronosticando una crisis que debe llegar y que provocará el despertar de los pueblos blancos. Pero no llega nada y durante este tiempo continúa la gran sustitución, apoyada en la propaganda de todos los tiempos.

Ya con el Sida se anunciaba una mortalidad enorme, y luego la gran Crisis financiera del 2008 se tomó como el inicio del fin. Se habla de la subida del nivel del mar y el final de la capa de ozono, luego llegó el Covid y tantos conspiracionistas sobre la llegada de plan final de control, ahora las sanciones contra Rusia y el fin del petróleo y gas, cuando no la realidad de la invasión inmigratoria masiva y enfrentamientos interraciales. Y podríamos seguir con anuncios del final del Sistema y la hora de la revolución. Pero la realidad es que el Sistema sigue firme en la mentalidad de las masas y el poder del dinero y los medios de masas es total.

No es que falten problemas y opresiones, ni desastres ni corrupción, ni tiranía del pensamiento único, pero nada de ello es suficiente.

Hay que analizar cuál es la base esencial por la que se soportan todos estos temas y más que vengan, sin cambiar la compenetración de las masas con el Sistema.

Esta complacencia de la gente con el Sistema no se basa en temas ideológicos, ni en no conocer sus defectos y problemas, sino en la idea de mantener su forma de vida.

Las masas quieren seguridad de ese confort, en su consumo, en la continua aparición de medios técnicos que les dan diversión y satisfacen su vida egoísta de ‘felicidad’. se ha creado una sociedad de consumistas y gente incapaz de sufrir contratiempos. Quieren tener derecho a todo, al ocio más ruin si se desea, a una ‘seguridad’ de poder satisfacer sus deseos, una masa cómoda que reclama más, pero no una vida distinta, sino más dinero, más diversión, más seguridad, más placer y sobre todo menos riesgos y menos sacrificios.

Para lograr esa satisfacción renunciarán a todo lo que sea deberes, honor, dignidad, cualquier cosa que amenace su seguridad en satisfacer sus deseos.

Llamarán ‘disidentes’, ‘conspiracionistas’ ‘fomentadores de odio’, ‘radicales’, ‘tiranos’, ‘locos’, y en general gente peligrosa, a todo el que se oponga a sus deseos de placer y consumo.

Mientras el Sistema les suministre esa forma de vida no habrá concesión que no aplaudan, ni represión contra los que hablen de que no sea aplaudida en general.

El que se oponga al endeudamiento que les da ‘dinero’ y concesiones del Estado, al que trate de limitar el hedonismo, al que se oponga a su entorno seguro, todos serán ‘enemigos’.

El honor de la masa actual es su consumo, su deber es ‘ser felices’, su estilo es disfrutar lo más posible.

Todos son ecológicos mientras no le afecte a su bienestar, todos reclaman sin que ellos pongan nada gratis. Y cada vez que surja un problema se reprimirá a todo el que resalte la necesidad de un cambio de forma de vida.

A medida que la dictadura del Sistema se vaya endureciendo para controlar las quejas de las minorías no aborregadas, se crearan grupo de ‘irreductibles’ mayores, gentes hartas que en principio no pueden hacer nada, pero que forman grupos o se recluyen en grupos. No son muchos ni les une una ideología única sino el asco y la represión creciente. Son anti-Sistema y echan la culpa al Sistema, no a una parte de la izquierda o derecha.

Con esta dinámica social no hay que esperar una rebelión sin una oportunidad externa o de crisis interna. Pero si un día el Sistema colapsa o no puede mantener esa seguridad del consumo y las reclamaciones, entonces sí que grupos revolucionarios, con ideología, estilo y preparación tendrán la oportunidad de organizar a esos irreductibles y apoyarse en masas contra el Sistema en crisis.

Se ha acostumbrado a la gente a una estabilidad en manos de la finanza, cuando caiga esta seguridad el enfrentamiento será terrible. Las circunstancias de una resurrección serán diferentes de las que ellos esperan. Vendrá una lucha terrible, que habrá que sostener; sin embargo, los enemigos no serán, o no solo, raciales. En todo el mudo la ruina del Sistema unirá a grupos diversos.

No se trata pues de a corto plazo, pero es casi inevitable un verdadero colapso de la burbuja financiera, enfrentamientos y angustias, en una situación donde no se pueda dar esa seguridad y comodidad a las masas.

Es el aborregamiento de las masas el culpable de todo, y solo cuando el rebaño quede sin su comodidad asegurada, es cuando todo puede estallar.

Ramón Bau

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