Adjunto remito, el Acuerdo entre el Reino de España y la OTAN, relativo a la cumbre que se ha celebrado en Madrid con el gobierno «social-comunista» de España (nótese la ironía) como anfitrión, los pasados días 28, 29 y 30 de junio de 2022.
Como es obvio, esta Cumbre tiene un coste, que, por supuesto, pagamos nosotros, la sociedad civil, y ello por imposición de un poder ejecutivo que no tiene límites ni control, ni se le puede exigir cuentas ni responsabilidades. Esto es la consecuencia de un Régimen de Estado de Partidos, donde el poder político es el que controla a los ciudadanos, y no los ciudadanos los que controlan al poder político.
Así, se puede comprobar en el clausulado del Acuerdo:
«Cláusula 3. Locales, equipo, suministros públicos y otros servicios.
El Reino de España proporcionará, sin coste alguno para la OTAN y previo acuerdo al respecto, el espacio, las instalaciones, el equipo, los suministros públicos y los servicios necesarios para las reuniones previas y las de la Cumbre»
«Cláusula 4. Servicios médicos.
El Reino de España garantizará la disponibilidad en la sede de la Cumbre de servicios médicos adecuados, con personal cualificado para prestar primeros auxilios y atender urgencias, y garantizará el acceso y el ingreso en un hospital, cuando sea preciso, de los participantes que asistan a las reuniones previas y de la Cumbre de conformidad con la cláusula 2″.
Eso sí, a los ciudadanos españoles, castigados con listas de espera interminables y esperas en urgencias agotadoras.
Cláusula 5. Alojamiento y transporte.
El Reino de España proporcionará, a sus expensas:
(a) alojamiento adecuado y fácilmente accesible para el Secretario General de
la OTAN y su equipo más cercano (un máximo de once personas);
(b) medios de transporte adecuados a la Cumbre para todos los delegados oficiales; y
(c) vehículos con conductor para uso del personal y representantes de la OTAN asistentes al acto.
Cláusula 8. Protección policial y medidas de seguridad.
El Reino de España será responsable de proporcionar y sufragar la protección policial y las medidas de seguridad que se requieran para garantizar el adecuado desarrollo sin interferencia de ningún tipo de las reuniones previas y las reuniones de la Cumbre.

Todo, como veis, a cargo exclusivo de la sociedad civil española, sin que la OTAN ponga ni un mísero céntimo. Y ello, por el módico precio de: 29.312.827,40 €, tal y como consta en el portal de contratación del sector público, cuyo objeto de licitación es el referido Contrato para la cesión temporal de espacios y la prestación de los servicios y suministros necesarios con motivo de la celebración de la Cumbre de la OTAN en Madrid, en junio de 2022. Y, por supuesto, como no podría ser de otra manera en este actual Estado de Partidos, bajo un procedimiento de contratación: Negociado sin publicidad. Adjudicado «dedocráticamente».
Os dejo el enlace al referido portal:
Vivimos en una situación de empobrecimiento masivo de la población española, ocasionada por las malas decisiones de la clase política que nos han endeudado para, al menos, tres generaciones, soportamos una inflación con un crecimiento desbocado, y en consecuencia, los precios de los productos más básicos, como la alimentación, la gasolina o el gasoil y la electricidad, suben muy por encima de nuestros salarios (claro está, siempre que se tenga un puesto de trabajo), sin olvidar la subida de la prima de riesgo y de los tipos de interés, con su repercusión para los prestatarios de una hipoteca a tipo variable, y que aumentan a marchas agigantadas, y a pesar de ello, nos meten en dichos gastos por albergar una Cumbre que, ni nos consultan, ni podemos asumir, y sin olvidar el gran error que supone para España desde un punto de vista geopolítico, dada la situación de conflicto militar en Ucrania provocada por la OTAN en su guerra contra Rusia.

Todo ello es consecuencia lógica del régimen de partidos que sufrimos, donde la sociedad civil no está representada en las instituciones, sino que, por el contrario, éstas están copadas por grupos oligárquicos que encabezan los partidos políticos, para tener así garantizada su respectiva cuota de poder en un Estado que resulta incontrolado e incontrolable.
Se supone que en una democracia, la ciudadanía es la que elige de modo personal y directo a sus representantes en el parlamento (principio representativo), instituyendo así un colegio de legisladores, centrados en su labor legislativa de defensa de los intereses de sus electores y controladores del poder ejecutivo, elegido en elecciones separadas respecto del legislativo (principio de separación de poderes), como consecuencia directa de la libertad política, en tanto que capacidad para nombrar y deponer a sus representantes como a sus gobernantes.
Es necesario ser conscientes, por tanto, de la gran mentira en la que vivimos, y en consecuencia, actuar para revertir el régimen partitocrático que padecemos. Nos va en ello nuestra supervivencia.
Respecto a lo que representa la Cumbre de la OTAN en sí, desgraciadamente Europa se ha convertido en un protectorado de los EEUU (bueno, quiero ser justo, más bien de las oligarquías financieras y económicas del sector armamentístico y energético norteamericano).

Los europeos, con esta política seguidista, nos estamos, como vulgarmente se dice, tirándonos un tiro en el pie. Hemos pasado de acuerdos comerciales con Rusia en materia de recursos naturales, beneficiosos para ambas partes, a tener como exclusivo proveedor a las empresas energéticas norteamericanas, con un sobrecoste del 40% respecto al precio que se fijaba con Rusia.
Nos olvidamos que Rusia es Europa y Europa es Rusia, pero las oligarquías políticas y económicas norteamericanas nunca van a permitir, en términos geopolíticos, la formación de un bloque europeo con Rusia.
Es la primera vez que la Administración norteamericana, sin tirar un tiro, ni exponer vidas humanas de sus soldados, consiguen, provocando la incursión militar rusa en Ucrania primero, reflotar a la OTAN que estaba moribunda, segundo, aumentar exponencialmente los beneficios de las cuentas de resultados de sus industrias energéticas y armamentísticas, y tercero, dividir y debilitar aún más a una Europa cada vez más vasalla de Washington.
Eduardo Núñez