Es curioso, en la prensa no deja de hablarse de muertes por accidentes de conducción o por asesinatos entre los matrimonios o parejas. Pero nunca se habla de un tema que provoca más muertes que cualquier otra causa cada año desde hace décadas. Las drogas.
Si, el Covid ha provocado más muertes en un año, pero no durante décadas y además no es por causa humana sino por un virus.
Docenas de cartas, leyes y escándalos por otros temas que provocan muchas menos víctimas, pero silencio por esa masacre anual constante de la droga.
Casi en pequeña noticia sale en USA: “Las muertes por sobredosis, que llevan en aumento por más de dos décadas, se han acelerado en los dos últimos años y, según los nuevos datos publicados este miércoles, se han disparado casi un 30% en el último año. Las sobredosis de drogas superan ahora las muertes por accidentes de tráfico, por armas de fuego e incluso por gripe y neumonía”.
Y lo mismo pasa en toda Europa. Hay leyes que prohíben conducir con alcohol, que limitan la velocidad, que exigen un examen de conducir, se usan radar escondidos, mil cosas. No digamos con los asesinatos por ‘violencia de género’ que son pocos pero que han traído mil leyes y limitaciones.


Sin embargo, el ¡CONSUMO DE DROGA ES LEGAL!, increíble, pese a que mueren muchos más que en los demás casos.
Y no solo eso, en la izquierda ‘progre’ se defienden la droga, por supuesto pues ellos la consumen más que nadie.
Y más jocosas (por trágicas) son las medidas que se quieren tomar:
“La epidemia de muertes por sobredosis de drogas en EE.UU., que por primera vez superan las 100.000 anuales, ha llevado a recurrir a soluciones desesperadas, como un proyecto para crear en San Francisco (California) el primer centro público para inyectarse de forma segura, algo que va contra la ley federal”.
O sea, en vez de acabar con la droga, solo se les ocurre darla gratis para que no se mueran, aunque queden como piltrafas humanas y degenerados sociales. Es como si para acabar con el alcoholismo se regalaran botellas de coñac muy bien esterilizadas. Porque lo que preocupa es la sobredosis, no las dosis de droga normales, no que sean drogadictos, sino que lo hagan mal.
Personalmente me preocupa el drogadicto nuevo que aún puede salvarse como persona, el otro, el vicioso que muerte de sobredosis, es un estorbo social.
¿Por qué ese silencio mediático y falta de medidas para evitar semejante matanza anual y la continuada degradación de las personas drogadas?
No es una casualidad, hay dos grandes razones para no preocuparse especialmente en acabar con la droga:
1- Las medidas necesarias quitan votos, hay mucha gente ligada a la droga y son votantes. En una democracia los vicios son ‘deseos’ del votante. Una cosa es perseguir a unos pocos traficantes de droga y otra ponerse a reeducar a jóvenes que van a fiesta de alcohol y drogas.

2- Además al Sistema no le importa la drogadicción del pueblo, que lo hace más dócil y vicioso, no tiene especial interés en una juventud fuerte y psicológicamente sana. Los que han cedido a cualquier tipo de vicio, ya sea droga, vicios sexuales o fiestas alcohólicas, serán siempre buenos partidarios del Sistema que se lo permite y enemigos de quienes queremos evitar esas decadencias.
La democracia es una plutocracia que desea un pueblo decadente.
Ramón Bau