Este 14 de julio es el 133 aniversario del nacimiento de Ante Pavelic (1889-1959), que fue el líder de los Ustacha y del Estado independiente croata (1941-1945), así como uno de los pocos lideres nacionalistas y fascistas que lograron sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial, junto con Leon Degrelle y Oswald Mosley.
Ejemplo intachable, Ante Pavelic fue un luchador croata, cuya vida es una auténtica novela de combate por su ideología y de una entrega ejemplar. Recordémoslo….
Ante Pavelić nació el 14 de julio de 1889 en Bradina, Konjic, Bosnia y Herzegovina. Estudió para ser abogado en la universidad de Zagreb. En la primera fase de su actividad política integró la dirección del Partido del Derecho Estatal Croata Hrvatska Stranka Prava, fue elegido concejal y luego diputado nacional por la capital croata.
Asesinados Esteban Radic y otros líderes democráticos croatas en el parlamento de Belgrado e instaurada la dictadura en 1929 encabezada por el rey Alejandro, Pavelić, al igual que otros políticos croatas, se asiló en el extranjero. El rey Alejandro estableció un régimen tiránico basado en la opresión de la monarquía serbia sobre la histórica nación croata. Mientras los representantes asilados del Partido Agrario Croata (Hrvatska Seljacka Stranka), partido mayoritario en las sucesivas elecciones, solicitaban respaldo de los países democráticos, vencedores en la Primera Guerra Mundial y sostenedores del sistema de Versalles, Pavelic buscaba apoyo de las naciones revisionistas, primero de Bulgaria, luego de Hungría e Italia. Su colaboración con la organización revolucionaria macedonia -VMRO- le valió la condena a muerte, dictada ya en 1929 por el Tribunal Yugoslavo Especial para la Defensa del Estado.
Ante Pavelic fue militar y político croata, líder y el miembro fundador del Movimiento Revolucionario de Levantamiento Croata Ustacha (en croata, “Levantarse”) en los años 30 del siglo pasado y posteriormente líder del Estado independiente de Croacia.

En octubre de 1928, en plena lucha nacionalista dentro del Reino de los serbios, croatas y eslovenos, un líder del movimiento nacionalista croata del Partido de los Campesinos, Stjepan Radic, fue asesinado por un activista serbio llamado Puniša Račić. Como respuesta se creó en el entorno de la Universidad de Zagreb el Movimiento Juvenil Croata bajo las órdenes de Branimir Jelic. Ellos defendían el honor del pueblo croata por las continuas vejaciones a las que eran sometidos por el Gobierno central. Ante Pavelic se adhirió un año después a la organización llamado por el propio Jelić. Desde la organización se empezó a editar un periódico, “Hrvatski Domobran”, que sirvió para intentar convencer a la opinión pública croata de que los problemas de Croacia se debían a una especie de mandato del Gobierno de Belgrado y que la mejor muestra fue el asesinato de Radić. El nombre de “Domobran” hacía alusión al término con que algunos croatas definían a su ejército nacional. Así surgió una división entre los partidarios de Pavelić, a favor del apoyo de la violencia para lograr la independencia, y los nacionalistas croatas más moderados, que pensaban equivocadamente que se podrían conseguir mayores cuotas de autogobierno con un avance de la democracia y el parlamentarismo. Algunos miembros del Partido Croata por los Derechos, más moderado que Pavelic, se volvieron más beligerantes contra el gobierno central cuando el «Hrvatski Domobran» fue prohibido, y más cuando el Rey prohibió todos los partidos nacionalistas en enero de 1929. Pavelic y muchos miembros del Partido Croata por los Derechos decidieron exiliarse, y en el exilio formaron lo que sería el germen de la Ustacha. En abril de 1929, Pavelic y sus compañeros de exilio firmaron una declaración en Sofía, Bulgaria, junto a un grupo de nacionalistas macedonios, en la que pedían el respeto de los derechos humanos y la total independencia de Croacia y de Macedonia. Los exiliados nunca regresaron a Yugoslavia, organizándose poco a poco.
Ustacha fue una organización nacionalista croata fundada en 1929 por Ante Pavelic. Se fundó, como ya se ha dicho, después del asesinato del líder croata Stjepan Radic en el Parlamento en Belgrado. Su propósito era conseguir la independencia de Croacia y la formación por primera vez en la historia de un Estado croata, basando su política en la diferenciación racial y étnica del pueblo croata.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Ustacha gobernó en el denominado Nezavisna Država Hrvatska (Estado independiente de Croacia), de 1941 a 1945, siendo el movimiento oficial del Estado independiente croata, que dispuso de una élite denominada la Legión Negra, llamada así porque sus miembros llevaban un uniforme negro.
El principal símbolo Ustacha era una U. Este símbolo se usó porque podía ser fácilmente escrito en las paredes para hacer propaganda Ustacha. A veces se incluía dentro de la U una cruz. También fue símbolo Ustacha el damero rojo y blanco, que hoy en día es el escudo de armas de Croacia. Los Ustacha saludaban con un Za dom («Para la Patria»), a lo que se le respondía con un Spremni! («¡Preparados!»).

En 1932, utilizaron el nombre de Ustacha por primera vez. Ese mismo año comenzó su acción guerrillera organizada, con un ataque liderado po Andrija Artukovic, que fracasó.
Pavelić luchó incansablemente por establecer la independencia croata. La actividad política de Pavelić tomó desde este momento un nuevo cariz. Frente a la hegemonía, la dictadura y el imperialismo serbio y a favor de la independencia de Croacia, se convenció que no se podía luchar con medios políticos legales, de por sí inexistentes en un Estado despótico, y fundó la Organización Revolucionaria Croata Insurgente (Ustacha-Hryatska Revolucionarna Organizazija). Esta organización pronto optó por combatir al régimen tiránico yugoslavo y se hizo célebre al ajusticiar en 1934 en Marsella al Rey-dictador Alejandro de la dinastía serbia Karageorgevic, en colaboración con la organización revolucionaria macedonia. Por tanto, fueron de la Ustacha quienes ajusticiaron al rey Alejandro I de Yugoslavia en 1934. El atentado fue reivindicado y compartido con un grupo independentista macedonio. Tras este hecho, los Ustacha fueron considerados una organización criminal por la mayoría de las democracias de Europa, prohibiendo todas sus actividades. Esto causó un gran apoyo popular dentro de la desencantada juventud croata, especialmente entre los universitarios. Se empezó a publicar en 1939 en el entorno universitario de Croacia el “Hrvatski Narod”, una revista totalmente apoyada por la Ustacha.

En esta ocasión Pavelić fue condenado a muerte en contumacia por segunda vez, ahora por un tribunal francés. Al inaugurarse, poco después, el curso político de acercamiento entre Italia y Yugoslavia, el centro de actividad de los nacionalistas revolucionarios croatas se trasladó del extranjero al país. En aquellos días, Pavelić y la mayor parte de los refugiados políticos croatas se hallaban internados en Italia, quedando en libertad recién en 1941, al estallar la guerra entre las potencias del Eje y Yugoslavia.
El Nezavisna Država Hrvatska (NDH), (Estado Independiente de Croacia), fue un Estado organizado por los Ustacha tras la derrota del Reino de Yugoslavia a principios de la Segunda Guerra Mundial.
Tras la conquista de Yugoslavia por el Eje en abril de 1941, Ante Pavelić fue nombrado Jefe de un Estado independiente croata que incluía Bosnia y parte de Dalmacia. El establecimiento del NDH fue proclamado el 10 de abril de 1941 por Slavko Kvaternik, diputado líder del Ustacha. El líder del Estado fue Ante Pavelic. Oficialmente fue un reino con un soberano en la figura de Tomislav II de Croacia de la Casa de Saboya, pero no poseía en realidad ningún poder.

Como hemos dicho, el Eje entró en Yugoslavia el 6 de abril de 1941. Desde ese momento, la Ustacha proclamó el Nuevo Estado Croata Independiente, bajo el protectorado del Tercer Reich. El gobierno Ustacha de Ante Pavelic creó el 10 de abril de 1941 la Hrvatska Legija (Legión Croata), que hizo un llamamiento a los ciudadanos para alistarse en la Wehrmacht para luchar en el frente del Este. Cerca de 10.000 croatas se presentaron voluntarios a este llamamiento. El 14 de abril de 1941 se formó el nuevo Gobierno. Nezavisna Drzava Hrvatska (NDH), fue el nombre oficial del Nuevo Estado Independiente de Croacia. Pavelic llegó a Croacia el 20 de abril y se convirtió en el poglavnik, guía o líder, del Estado. El territorio del Estado croata, consistía entonces en la actual Croacia y Bosnia Herzegovina. Los militantes de la Ustacha pasaron a formar parte del ejército croata. El 27 de abril empezaron las hostilidades contra la resistencia yugoslava. La Ustacha decretó el partido único, así que toda oposición estaba fuera de la legalidad. Tras una entrevista personal de Pavelic con Hitler, el Gobierno croata decretó las leyes raciales a partir del 22 de julio de 1941.

Durante el régimen Ustacha, Pavelić dirigió un programa patriótico de liberación nacional dirigido esencialmente a liberar a Croacia de sus opresores: la población comunista serbia y judía. Este gobierno se mantuvo hasta mayo de 1945, en medio de cruentas luchas con los guerrilleros, tanto chetniks como comunistas. Después, Croacia fue invadida por las huestes de Tito, quien, apoyado por el ejército rojo, incorporó el territorio nacional croata a Yugoslavia.
El Estado incluyó la totalidad de la actual Bosnia y Herzegovina y gran parte de Croacia, con el norte de Dalmacia anexionada a Italia, y Medjimurje y Baranja del sur anexionadas a Hungria. Tras la capitulación de Italia en 1943, el NDH se anexó Dalmacia septentrional (Split y Sibenik). La mayor parte de su población no era croata, sino que poseía importantes poblaciones de serbios, bosnios, alemanes, húngaros y otros grupos étnicos.
Pero veamos toda esta evolución con más detalle….
Eslovaquia y Croacia llegaron a la independencia de manos de políticos y de movimientos fascistas. Esto es un hecho.
Al igual que Checoslovaquia, el Estado yugoslavo era un Estado multinacional, y había surgido tras la Primera Guerra Mundial. Eslovenos, croatas y serbios, eran las tres etnias principales, pero había igualmente bosnio-herzegovinos, albaneses, macedonios, húngaros, rumanos, alemanes «Volksdeutsche», y montenegrinos. Otra similitud con el caso checoslovaco era que, de hecho, la constitución del nuevo Estado se debía a la acción de un grupo étnico, en este caso los serbios, que mantenían una posición dominante. Existían fuertes tendencias separatistas, en cambio, en las restantes etnias, tendencias que el gobierno central, en manos de los serbios, no dudaba en reprimir severamente.

No existió un fascismo yugoslavo, sino varios fascismos nacionales, pero sólo uno de ellos, el croata, estaba llamado a tener importancia. Entre los serbios, el fascismo se vio siempre como representación de una potencia ajena a los intereses de su país, Italia, y los intentos de imitación fueron bastante tardíos, precisamente cuando los nacionalistas croatas habían adoptado como ideología política el fascismo, motivo por el cual aún era más difícil que fuera adoptado por los serbios.
Pese a su oposición de principio a Yugoslavia, los políticos croatas acudieron al Parlamento de Belgrado. El fuerte Partido Campesino Croata, dirigido por Radic, tenía representación parlamentaria e incluso éste llegó a participar en algún gobierno. También acudía al Parlamento el llamado «Partido del Derecho Croata», que reivindicaba la más completa autonomía. Uno de los diputados era Ante Pavelic, que tenía ya una larga trayectoria nacionalista.

Las provocaciones anti-croatas llegaron hasta el extremo de asesinar, en pleno parlamento, a Radic, el 20 de junio de 1928. Violentas manifestaciones de protesta se extendieron por toda Croacia y el ejército y la policía reaccionaron con extrema dureza; el rey Alejandro solucionó la aguda crisis instaurando su dictadura personal: el sistema liberal recibía un nuevo golpe. Todos estos hechos, por otra parte, provocaron un endurecimiento de la posición croata. Antes de morir Radic. había susurrado: «¡Nunca más a Belgrado!». Aquello se convirtió en un mandamiento para los políticos croatas. Pavelic, que ocupaba el importante cargo de Secretario General del Partido del Derecho Croata, decidió que era el momento de pasar a la acción directa. Creó, en el otoño de 1928, la organización «Milicia Croata», que realizó algunos actos «terroristas». Pero fue el establecimiento de la dictadura real lo que reforzó la determinación de Pavelic. De manera simbólica, Pavelic creó su organización revolucionaria croata un día después de la proclamación de la dictadura real: la «Ustacha Hrvatska Revoluciarna Organicija» (UHRO), hoy mundialmente conocida como «Ustacha». No faltará quien vea en Pavelic un aventurero, pero nada más lejos de la realidad. Pavelic, que era Doctor en Derecho, era un hombre respetuoso de la legalidad, pero su acendrado nacionalismo le forzó a adoptar una postura de fuerza para defender los derechos de su pueblo. «No era un terrorista, sino una víctima del terrorismo policial serbio», dice de él Michelle Rallo.
«A primera vista – escribe Nolte – no es obvio que pueda calificarse a la «Ustacha» como fascista… corresponde, sin duda, al grupo de asociaciones secretas nacional revolucionarias de los Balcanes, como la «Mano Negra» serbia, o la VMRO macedonia». En efecto, el grupo «Ustacha» no estaba aún inclinado por el fascismo. Organizada de una manera enteramente militar («La «Ustacha» no fue nunca una organización política del tipo de un partido sino que fue una organización militar», decía Pavelic en 1950), la «Ustacha» buscó establecer contacto con una legendaria formación, la «VMRO» (“3Organización Revolucionaria Interior Macedonia”), que luchaba por la reunificación de todas las regiones macedonias, y estaba enfrentada, por lo tanto, al gobierno de Belgrado. Fundada en 1893, la VMRO estaba estructurada en toda Macedonia. Organización sólida, ramificada, diversificada, controlaba al conjunto de la población… Esta máquina de guerra, que tenía la intención de entrenar en la lucha a una población esclavizada, poseía agentes de enlace, códigos secretos, prensa clandestina, policía, tribunales que sancionaban con rigor las traiciones o debilidades», según Nolte.

La «VMRO» había enlazado con los seguidores de Gombos en Hungría y también con grupos nacionalistas alemanes, buscando apoyo exterior. Tras la «Revolución de Octubre», el entonces jefe de la organización, Protigueroff, intentó orientarla en sentido marxista, acercándola a la III Internacional. Había encontrado mucha oposición en el seno de la organización y había sido «ejecutado». Su nuevo jefe, Mikailoff se sentía más atraído por el fascismo de Mussolini, y la organización estableció pronto sólidos lazos con los medios fascistas italianos, inclinándose decididamente hacia esa ideología. El 20 de abril de 1929, en Sofia, Pavelic y Mikailoff firmaron un acuerdo de apoyo mutuo. «El Ustacha cayó, aún más que la VMRO, en la zona de influencia del clima histórico que era ya fascista», dice Nolte. Pavelic consiguió, gracias a Mikailoff, buenas relaciones con las autoridades italianas, estableció su Cuartel General en Bolonia y centros de adiestramiento para sus hombres.
Los croatas que seguían a Pavelic empezaron a sufrir una evolución ideológica. Rechazaban la democracia, pues era la Francia republicana el país que apadrinaba la dictadura real del monarca serbio Alejandro I, y se inclinaban hacia el fascismo, que no sólo no era incompatible con su original postura nacionalista, sino que además les prestaba su apoyo y simpatía. Además, Pavelic era muy sensible al carisma de Mussolini, cuya personalidad le fascinaba.
Pavelic, que había sido condenado a muerte por el régimen de Belgrado, decidió lanzarse a un asalto frontal al Estado. En 1932 se produjeron movimientos insurreccionales, con la creación de guerrillas, en la región dálmata; el mismo Pavelic, participó en la lucha, en la que finalmente son derrotados por las fuerzas armadas. Desde 1933, la «Ustacha» cuenta con un nuevo aliado: Alemania. La «Oficina Rosenberg», que dirigía las relaciones del NSDAP con partidos afines, apoyaba a Pavelic, que creó en Alemania una editorial y un periódico. En 1934, los «ustachis» realizarán el atentado que les hará mundialmente famosos. El rey Alejandro acudía a Francia a pedir más apoyo para su tambaleante dictadura, y en Marsella iba a ser recibido por el Ministro de Asuntos Exteriores francés. Un macedonio «prestado» por la VMRO, y un grupo de croatas, atentaron contra ambos personajes, ocasionándoles la muerte. El nombre de «Ustacha», así como el de Pavelic, saltó a las primeras planas de los periódicos. A consecuencia de las repercusiones internacionales del hecho, tanto los italianos, como los alemanes, tuvieron que moderar y disimular su apoyo a los hombres de Pavelic.

Más grave, sin embargo, fue que el atentado no había ocasionado los resultados políticos que se esperaban. Se pensaba que con la muerte del rey-dictador sería posible desencadenar una amplia revuelta en Yugoslavia, que condujera a la tan ansiada independencia. Pero esto no ocurrió. Palevic se dio cuenta que el fallo estaba en que la «Ustacha» no contaba con redes lo suficientemente amplias en el interior de Croacia; faltos de este aparato político, no podrían conseguir un movimiento insurreccional masivo de la población croata. Para subsanar esta falta, Pavelic se puso en contacto con las organizaciones obreras croatas y sobre todo con el clero croata, que al igual que el eslovaco, era fuertemente nacionalista.
En Serbia, mientras tanto, habían empezado a aparecer brotes fascistas. El fascismo italiano no influyó para nada, pero los éxitos de Hitler en Alemania despertaron mucho más interés, y en 1933, tras la ocupación de la Cancillería por Hitler «se publicaron informes entusiastas sobre la «revolución nacional» en toda la prensa yugoslava», escribe Nolte. Es de destacar que estos inicios de «fascistización» serbia sean directamente en las mismas esferas gubernamentales yugoslavas. La política nacionalista de Hitler, imponiendo la «gleichschaltung» (unificación) a los «Lander» autónomos, no podían sino motivar la más viva admiración, y las esperanzas de poder aplicar un día esta política al conjunto de regiones «yugoslavas». Las organizaciones serbias nacionalistas empezaron a mostrar interés por una posición fascista; así se revela, por ejemplo, en la trayectoria del grupo «Jugonslavenskaja Akcija», que editaba «Novi Pul», y propugnaba un régimen corporativo-autoritario. Este grupo llegó a ser una copia del programa del NSDAP, pero desapareció en 1934 para integrarse en «Zbor», un grupo que pretendía aglutinar las corrientes nacionalistas pro-fascistas serbias, y que se asemejaba más a los modelos húngaro y rumano de fascismo, por lo que algunos autores, más que como político, lo presentan como «místico-político». Significativamente, su líder era un ex-ministro serbio, Dimitrije Ljotic. El «Zbor» entabló contactos con el NSDAP alemán, pero las autoridades yugoslavas obligaron a interrumpirlos.

En junio de 1935 accedió al poder un nuevo presidente del Consejo de gobierno, Stayodinovic; el nuevo gobernante no padecía de la «francofilia» de sus antecesores, sino que por el contrario tenía una actitud muy favorable hacia los regímenes fascistas, con los cuales intentó un acercamiento diplomático. Esto unido a que el Partido Campesino, dirigido ahora por Matchek, había vuelto al Parlamento yugoslavo, limitó mucho las posibilidades políticas de la «Ustacha». En 1939, el regente Pablo accedió a las propuestas autonómicas del Partido Campesino y el 25 de Marzo de 1941 Yugoslavia se adhirió al «Pacto Tripartito». Los sueños de Pavelic parecían esfumarse… Pero menos de 24 horas después de la firma por parte de los representantes yugoslavos, todo cambió de inmediato. Un grupo de militares chauvinistas serbios, dirigidos por el Coronel americano Donovan, dio un golpe de Estado, depuso al regente y colocó a Yugoslavia en el bando aliado.
En represalia por tal traición, el 6 de abril tropas alemanas e italianas invadían el país. Junto a los panzer alemanes entraron en Zagreb columnas de milicianos «ustachis» que acompañaban a las tropas liberadoras. El 10 de abril el Comité Revolucionario Ustacha declaraba la independencia. ¿Quién iba a ocupar el poder en el nuevo Estado? Sin duda, el Partido Campesino de Matchek, que era la organización de masas por excelencia entre la población croata. Pero Pavelic reaccionó con rapidez y se hizo cargo de todos los resortes del poder. «El Estado fue concebido y construido desde el principio como Estado-Ustacha”, ha escrito Nolte. Esto supuso desde el principio que el Estado no contará con el apoyo masivo de todo el pueblo, parte del cual permaneció fiel a Matchek, mientras que los elementos comunistas manifestaron, desde el primer momento, su oposición. Durante los primeros meses, estas tensiones no se explicitaron violentamente. El nuevo régimen procedió a realizar importantes obras políticas. Se realizaron importantes reformas: reforma agraria, incluido el reparto de los latifundios, nacionalizaciones industriales, reforma escolar, restauración del Parlamento croata y creación del Ejército Nacional. Ciano, por su parte, nos ha dejado en su famoso «Diario» una anotación según el cual el «Poglavnik» (Caudillo, nombre con el que se denominaba a Pavelic) era muy radical en materia social, mostrándose partidario de la entrega de las tierras a los campesinos, y de la «corporación propietaria», concepto con el que se designaba en el corporativismo italiano a las empresas que eran propiedad de los trabajadores.

El nuevo Estado se organizó más sobre el modelo alemán que sobre el modelo italiano. A la admiración inicial por Italia, había seguido un interés aún mayor por el nacionalsocialismo. Nolte llega a decir, por ejemplo, que la concepción del Estado de Pavelic «no era muy distinta de la de las SS». En el plano internacional, la nueva nación independiente se adherirá al «Pacto Tripartito», y participará en la «Cruzada contra el bolchevismo», destacando pequeños contingentes para la campaña de Rusia. Cuando empiecen a producirse las derrotas del Eje, comenzarán también las dificultades del joven Estado. Para empezar, debía hacer frente a la verdadera guerra civil que había estallado, movida por los partisanos comunistas y los guerrilleros nacionalistas serbios («chetniks»). La guerra alcanzará en los Balcanes una crudeza superior a todo lo imaginable. Los seguidores de Matchek, por su parte, no apoyaron el nuevo régimen, basado exclusivamente sobre el movimiento «Ustacha». Y Pavelic se vio desacreditado entre los mismos medios nacionalistas por tener que permitir el establecimiento de un Protectorado italiano sobre la costa dálmata.
En Serbia, paralelamente, se había constituido un Consejo de Comisarios, dispuestos a dirigir y administrar el país, reducido a sus más pequeñas dimensiones. Estaba presidido por el General Nedic, figura parangonable a la de Petain, ya que decía apoyar al «Nuevo Orden» europeo, pero apoyaba, igualmente, en secreto, a los guerrilleros «chetniks». Ljotic y sus seguidores del «Zbor» ocuparon algunos cargos en el gobierno y la administración, pero eran demasiado débiles para intentar ocupar el poder. Más tarde, para luchar contra la guerrilla titista, Ljotic crearía milicias armadas.

Yugoslavia muestra un evidente paralelismo con Checoslovaquia. La principal «nacionalidad oprimida», en el caso yugoslavo, los croatas, en el caso checoslovaco, los eslovacos, es la que desarrolla un movimiento fascista más importante y que consigue alcanzar el poder a consecuencia de la crisis en la estructura estatal, provocada por la evolución política internacional. Paralelamente, entre checos y serbios se desarrolla un intento de fascismo unitarista y centralista, que no llegará a alcanzar una importancia decisiva. La diferencia entre Croacia y Eslovaquia es que mientras en el caso de la primera, el movimiento fascista «Ustacha» se hizo con el control del Estado, y lo dirigió plenamente, en Eslovaquia los sectores del Partido Popular debieron compartir su poder con el conservador Monseñor Tiso. Y la similitud entre ambas naciones es el proceso evolutivo que conduce al movimiento nacionalista, inicialmente de inspiración católica, a aproximarse primero al fascismo italiano, y más adelante al nacionalsocialismo alemán. Croacia y, Eslovaquia, por, otra parte, fueron los únicos Estados europeos, aliados del Reich cuyos gobiernos no intentaron en 1943-44 romper su alianza y pasarse al bando de los Aliados.
El Estado Independiente de Croacia dejó de existir en mayo de 1945, con el avance de las fuerzas terroristas de Tito con apoyo del invasor Ejército Rojo soviético. Ese mismo año fue creada la República Democrática Federal de Yugoslavia que se convirtió en un Estado comunista genocida que atormentó durante décadas a los pueblos que quedaron prisioneros bajo ese régimen, principalmente los croatas.
Tras la derrota de las potencias del Eje por el bando aliado, la resistencia yugoslava, basada principalmente en la oposición serbia al régimen nacionalista, expulsó al Ustacha del poder y Croacia volvió a formar parte del Estado yugoslavo como una de las repúblicas federadas a la nueva República Federal Socialista de Yugoslavia en 1945.

Los objetivos de la Ustacha, sin embargo, se vieron cumplidos con su resurgimiento tras la muerte de Tito. A finales de los años ochenta surgieron varios grupos paramilitares en la República Yugoslava de Croacia que se hacían llamar a sí mismos Ustacha. Finalmente Croacia logró su independencia.
Después de la guerra, el ejército rojo y los partisanos invadieron Yugoslavia el 9 de mayo de 1945. Muchos partidarios del régimen Ustacha intentaron exiliarse en Austria e Italia, pero fueron asesinados antes de lograrlo. Mejor suerte tuvieron los que fueron protegidos por la cúpula de la Iglesia croata, favorable al régimen Ustacha, que se fugaron a Iberoamérica. Entre los que lograron huir estuvieron la cúpula Ustacha Ante Pavelic, por ejemplo, partió otra vez al exilio, donde intentó reunir a sus partidarios, logró llegar a Austria, bajo control aliado, y de allí escapó a Argentina primero y a la España de Franco después. En 1948 se fue a Argentina y ocho años después fue gravemente herido a balazos en los alrededores de Buenos Aires por unos criminales desconocidos, aunque no es dificial quién estaba detrás de aquel atentado… El gobierno comunista yugoslavo solicitó reiteradamente del gobierno argentino de Juan Domingo Perón su extradición, rechazada por desconocerse su morada. Esta vez, localizado el domicilio de Pavelić, éste logró desaparecer y su residencia se llegó a conocer tan sólo a raíz de su fallecimiento, acaecido años después en Madrid.

Es obvio que los gobiernos de los países en que residió Pavelić como refugiado – sea cual fuese el juicio que les merecía su actuación – no consideraban procedente ni decoroso entregar a un político anticomunista para que lo condenara un tribunal comunista. La mayoría buscaron asilo en la Argentina de Perón con la ayuda del Vaticano y del Papa Pio XII; también buscaron residencia en Bolivia. Ante Pavelic tuvo un atentado en Buenos Aires en 1956, perpetrado por agentes comunistas, tras el cual regresó a España. Murió en Madrid a la edad de 70 años el 28 de diciembre de 1959, donde está enterrado en el cementerio de San Isidro. Ante Pavelic fue de aquellos lideres que escribieron con el ejemplo, y por eso le recordamos hoy.
Eduardo Núñez
No puedo leer todo el texto, la página está «descuadrada»…
Saludos.
(Me refiero a la página que sale en el correo electrónnico)
Me gustaMe gusta
A nosotros nos sale bien. Un saludo
Me gustaMe gusta
Ojalá se escriba o traduzca algún libro sobre los Ustacha y la brutal guerra civil que se produjo en plena Segunda guerra mundial,.es.um tema apasionante, Viva Pavelic
Me gustaMe gusta