Vidkun Quisling, un patriota noruego y europeo

Este 18 de julio se cumplen 135 años del nacimiento del político noruego Vidkun Quisling.

Vidkun Quisling nació el 18 de julio de 1887 en Fyresdal, Noruega, siendo hijo de un conocido sacerdote luterano, Jon Lauritz Qvisling de Fyresdal. Se graduó como Cadete en la Academia de la Guerra de Noruega en 1911, alcanzando el rango de Comandante en el ejército noruego. Posteriormente, trabajó con Fridtjof Nansen en la Unión Soviética durante la hambruna de los años 20. En 1923, Vidkun Quisling se casó con la rusa Maria Vasilyevna. Así mismo, fue Ministro de Defensa en los gobiernos agrarios de 1931 a 1933.

El 17 de mayo de 1933, Día de la constitución de Noruega, Quisling y el abogado Johan Bernhard Hjort fundaron el Nasjonal Samling («Unidad Nacional»), de tendencia nacionalista, fascista y NS. El partido obtuvo un pobre resultado en las urnas, consiguiendo poco más que unos cuantos concejales. En su primera elección, en 1933, el partido tuvo resultados muy modestos: 27.850 votos (aproximadamente el 2%).

Tras estos resultados, a partir de 1935, Quisling varió la línea de partido, abandonando el conservadurismo religioso por una línea más NS. Ello supuso el abandono de apoyos de la Iglesia, y en las elecciones de 1936, el partido consiguió menos votos que en 1933. El partido se radicalizó en un país, como lo son todos los países escandinavos, poco propicios a radicalismos, y los militantes disminuyeron a los 2.000 miembros estimados antes de la entrada de los alemanes en Noruega, pero ascendieron a 45.000 después durante la ocupación alemana, pues este partido propugnaba una orientación noruega hacia Alemania.

Vidkun Quisling rodeado de leales en 1930.
Vidkun Quisling durante un discurso.

En el año 1935, Quisling publicó su libro «Política de Oriente y Occidente«.

Es necesario aclarar que la ocupación alemana de Noruega en 1940 se realizó de una forma preventiva al tener conocimiento los alemanes de que los aliados, concretamente Gran Bretaña y Francia, planeaban invadir Noruega, como hicieron en Islandia, para desde allí atacar a Alemania, pero los alemanes se adelantaron ocupando Noruega. Previamente, y cuando Noruega era neutral, la RAF había hundido mercantes alemanes en aguas jurisdiccionales noruegas y violaba constantemente el espacio aéreo de Noruega, cosa que no hacía Alemania. Quisling denunció las constantes violaciones anglofrancesas del espacio aéreo y de las aguas territoriales noruegas, y por tanto, la neutralidad noruega, llamando la atención sobre la acción que en Londres se tramaba contra su patria, y a la que los políticos responsables de Oslo no se opusieron sino que, por el contrario, la mayoría de ellos se pusieron del lado del bando aliado.

El 3 de abril de 1940 fue aprobado el “plan Stratford”, consistente en la ocupación anglofrancesa de cuatro puertos noruegos, plan que debía iniciarse el 7 de abril. Naturalmente, Hitler estaba informado de este plan, por lo que se anticipó. En el memorándum de la “Operación Stratford”, se decía que “la neutralidad de ciertos países es considerada por Gran Bretaña y Francia como contraria a sus interés vitales”. Se refería, obviamente, a los países que comerciaban con Alemania.

El 5 de abril de 1940, Francia e Inglaterra exigieron a Noruega que impidiera el paso por sus aguas de los transportes de minerales que se dirigían a los puertos alemanes. Ese mismo día, Lord Halifax informó al embajador noruego en Londres, que Inglaterra deseaba obtener bases en la costa noruega para poner fin al transporte alemán de minerales.

Lord Halifax (Primero por la derecha)

Como el Alto Mando alemán se olía las intenciones de los aliados con estas maniobras, improvisó un contragolpe el día 7 de abril, a la vez que se preparaba el desembarco del Cuerpo expedicionario inglés en Noruega.

El 9 de abril, Alemania informó a Noruega y Dinamarca del motivo real de su ocupación, y que mientras durara la ocupación militar, ambos países se gobernarán a si mismos, y su integridad territorial quedaba garantizada.

El 9 de abril de 1940, con la ocupación alemana de Noruega en marcha, Quisling tomó el poder en un golpe de Estado apoyado por los alemanes. El rey Haakon VII de Noruega – que tanto simpatizaba con la Corte inglesa – y el gobierno noruego huyeron al exilio. El rey Haakon de Noruega inició conversaciones con los alemanes sobre la forma en la que se llevaría a cabo la ocupación alemana de Noruega mientras dure la guerra, pero sin llegar a un acuerdo, ya que mientras el monarca noruego quería eliminar de su gobierno a Quisling, los alemanes exigieron que fuera Quisling el Primer Ministro de Noruega, y no un político probritánico. En consecuencia, el rey de Noruega, acompañado de su gobierno, se instalaron en Londres.

El rey Haakon VII de Noruega.

Lo que es un hecho indiscutible es que fueron los aliados, es decir, Inglaterra y Francia, los primeros en violar la neutralidad de Noruega, así como de otros países neutrales, y los auténticos culpables de propagar el incendio bélico a través de Europa. Naturalmente, y como era previsible, la propaganda aliada, presentó la ocupación alemana de Noruega y Dinamarca como una agresión, sin reconocer que tal acción por parte de Alemania fue una operación preventiva realizada después de la comisión de cientos de violaciones contra la neutralidad de esos países por parte de los “campeones de la democracia y la libertad”. Lo mismo que hará Inglaterra más tarde en Islandia, Siria, Líbano, Madagascar, Túnez, Irán, y en general donde le convino y pudo. Si no lo hizo también en los países escandinavos, y en Bélgica, fue solo porque los servicios secretos alemanes captaron el “Plan Stratford” – plan que previa la invasión de todos los países escandinavos -, y se adelantaron a las maniobras de los aliados. De no haber sido así, hubiera sido la Wehrmacht la que hubiera acudido a socorrer a sus aliados en los países escandinavos.

En 1940, tras la entrada de los alemanes en Noruega, la Unión Nacional (Najonal Samling) prestó su apoyo a estos, tras lo cual en 1942, Quisling se convirtió en presidente de Noruega, como veremos. Ya en 1940, el término “Quisling” como sinónimo de colaboracionista y traidor, lo popularizó el diario “The Times” tras la invasión alemana de Noruega ese año, en la que Vidkun Quisling actuó como principal colaborador de los alemanes. Pero Quisling no fue nunca un pelele en manos de los alemanes. Este estadista noruego, al que la propaganda de los vencedores nos ha presentado como un vulgar traidor y un villano de película de Hollywood, se opuso a que su país corriera la misma suerte que Polonia, a la que los aliados habían prometido unos meses antes, protección y amistad, y a la que después abandonaron y apuñalaron traidoramente por la espalda.

A partir de 1940 y fuera de la División «Wiking», casi 15.000 voluntarios noruegos (una cifra muy considerable en un país con menos de la mitad de población que Madrid) se enrolaron en el ejército alemán, y de ellos, 10.000 en las Waffen SS, que combatieron en el frente oriental, con un millar de caídos en combate, donde el Batallón SS de Esquiadores Noruego «Nord» fue la unidad de las WaffenSS que representó a Noruega durante la Segunda Guerra Mundial. En la lucha contra el comunismo en el Frente del Este, sirvió también una unidad de voluntarios de Noruega, la Legión SS Noruega, que luchó en el frente del Este de 1941 a 1943. Y la División SS “Nordland”, que combatió de 1943 a 1945, fue una de las más internacionales dentro de las Waffen SS, sirviendo durante sus escasos dos años de existencia, en las batallas más sangrientas que se libraron en el frente del Este. Con voluntarios venidos de toda Europa occidental, en especial de los países escandinavos, defendieron Europa en batallas tales como Oranienbaum, Narwa, Letonia, Curtlandia, Pomerania, y finalmente en la batalla de Berlin.

Cartel danés durante la 2ª Guerra Mundial dice: Camarada ven conmigo, Protege tu casa contra el bolchevismo, Lucha en la División Vikinga de las Waffen SS.
Cartel de reclutamiento de las Waffen SS publicado en Dinamarca con temática vikinga, ¡Por Dinamarca! ¡Contra el bolchevismo!

Unos 200 voluntarios noruegos terminaron en los campos de exterminio soviéticos. A ellos nadie les recuerda.

Quisling había visitado a Hitler en Alemania. Hitler nombró a Joseph Terboven (1898-1945) como Reichskommissar, Comisario del Reich en Noruega, el funcionario más alto de las fuerzas de ocupación en Noruega. Terboven fue el gauleiter (jefe regional del NSDAP) de Essen (Alemania) desde 1928. El 24 de abril de 1940, aún antes de que acabara la campaña de Noruega, Terboven se convirtió en Comisario de Noruega, posición consolidada cuando acabó la campaña en Noruega el 7 de junio del mismo año. Terboven se mudó a la residencia real en septiembre y convirtió al Stortinget en su centro de operaciones, en este edificio las autoridades locales declararon el fin de la monarquía noruega el 25 de septiembre. Aunque nominalmente el gobierno noruego estaba en manos de Vidkun Quisling, Terboven controlaba cada aspecto del gobierno, excepto el ejército alemán estacionado en Noruega, que ascendía a 400.000 efectivos. Terboven tenía a su disposición a unos 6.000 hombres, de los cuales 800 pertenecían a la policía secreta.

Terboven nombró a Quisling ministro de la Presidencia en 1942. Finalmente, el 1 de febrero de 1943, Quisling fue nombrado máximo dirigente de Noruega, y permaneció en el cargo hasta que le arrestaron el 9 de mayo de 1945, en Oslo.

Quisling y el comisario del Reich Joseph Terboven.

Por tanto, Quisling ocupó el cargo de Primer Ministro en la Noruega ocupada por Alemania a partir de febrero de 1942 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. De 1942 a 1945, ejerció como Ministro presidente, en colaboración con las fuerzas de ocupación.

Su partido, el Nasjonal Samling, quedó disuelto el 8 de mayo de 1945 tras el final de la guerra. Ese mismo día, el 8 de mayo de 1945, en un avión cedido por Joseph Terboven, Reichkomissar alemán en Noruega, que se suicidaría horas después, Leon Degrelle, que se encontraba en Oslo, logró atravesar toda Europa y llegar a la playa de la Concha de San Sebastián, donde comenzaba para él su largo exilio en España. Unas horas después se suicidó Joseph Terboven detonando su cuerpo con 50 kilos de dinamita en su búnker en el castillo de Skaugum, cerca de Oslo. En su compañía se encontraba el cadáver del Comandante de las SS en Noruega, el General Wilhelm Rediess (1900-1945), que se había suicidado de un disparo antes. Wilhelm Rediess fue el jefe alemán de la policía secreta durante la ocupación alemana de Noruega que siguió a la Operación Weserübung durante la Segunda Guerra Mundial. Además, como ya se ha dicho, fue Comandante de las SS estacionadas en el país nórdico desde el 22 de junio de 1940 hasta su suicidio.

General Wilhelm Rediess.

Tras el final de la guerra, Quisling fue consciente en todo momento de su apuesta y el precio que iba a pagar por ella. Cuando se entregó a la resistencia el 9 de mayo de 1945, dirigiéndose al comandante le dijo: “Sé que el pueblo noruego me ha condenado a muerte, y lo más fácil para mí sería quitarme la vida. Pero deseo ver cómo me juzga la historia. Creedme, dentro de diez años seré un nuevo San Olav”.

Quisling fue juzgado por alta traición. Concretamente fue acusado por sus acciones durante la guerra: su golpe de estado en abril de 1940, su revocación de la orden de la movilización, sus muchos estímulos a los noruegos a servir voluntariamente en el ejército alemán, su colaboración en la deportación de los judíos, y su responsabilidad en la ejecución de comunistas noruegos, entre otros cargos. Quisling fue condenado a muerte el 10 de septiembre tras una parodia de juicio sumarísimo cuyo resultado estaba prefijado de antemano. Ni siquiera se le permitió aportar pruebas para refutar las acusaciones del fiscal. Mientras esperaba la ejecución de la sentencia escribía a su esposa y a sus más íntimos colaboradores. Jamás pidió perdón para sí, aunque dirigió una misiva al monarca noruego para interceder por los militantes de Nasjonal Samling detenidos o perseguidos tras el final de la guerra. La Corte Suprema rechazó el recurso de su abogado defensor y, en la madrugada del 24 de octubre de 1945, fue conducido ante un pelotón de fusilamiento en el presidio de Akerhus, en Oslo, junto con otros dos líderes del Nasjonal Samling, Albert Viljam Hagelin y Ragnar Skancke, donde fueron fusilados en la fortaleza de Akershus, en Oslo.

Vidkun Quisling durante el juicio farsa.

Al entregar su vida, Vidkung Quisling prestaba su último y supremo servicio a su patria. Para sus enemigos se ponía fin a la vida de un traidor. Para quienes, a pesar de la represión, lo llevaban en su corazón, había nacido el mito de un auténtico patriota noruego y europeo.

Maria Vasilijevna (1900-1980), la esposa rusa de Quisling, vivió en Oslo hasta su muerte en el año 1980. No tuvieron hijos.

Maria Vasilijevna.

Después de la guerra, el nombre de “Quisling” quedó como sinónimo de colaboracionista, que era tanto como decir un traidor. Pero la realidad es que eso es muy injusto, porque Quisling fue un verdadero patriota al que le tocó vivir un momento muy difícil, de los que no dejan lugar para equidistancias y hay que tomar partido por un bando o por otro.

Vidkun Quisling, el noruego culto y austero, diplomático, y autor de recuerdos como sobre todo “Política de Oriente y Occidente”, no fue un traidor, fue un patriota y un idealista que nos dejó también con su lucha, sus propuestas para el futuro. Pero lo más destacable de su caso es que como patriota noruego no adoptó una postura equidistante, que hoy llamaríamos “tercerista”, como adoptaron otros entonces, y muy extendida también hoy entre muchos nacionalistas alternativos, que no se decantan casi nunca por nada sino que siempre dicen: “Ni con los unos ni con los otros”. Quisling pudo entonces haber hecho lo mismo al estilo de Franco, Salazar o Petáin, y haber dicho, que como patriota no estaba ni con el Eje ni con los aliados, pudo haber jugado a dos bandas, y haber negociado con unos y con otros, pero no fue eso lo que hizo, sino que como patriota tomó partido por el bando de los verdaderos patriotas, que en aquel momento fueron las potencias del Eje, y lo hizo con todas sus consecuencias, decisión que pagó con su vida, pero en coherencia con su patriotismo, Quisling hizo lo que en ese momento debía hacer. Y por eso hoy le recordamos y le reivindicamos.

Eduardo Núñez

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