En el corazón de París, azotado por la multiculturalidad, el desorden sistemático, el caos y la nula seguridad que es el verdadero sinónimo donde radica la palabra libertad, nuestras pupilas han sido testigos oculares del asesinato de la adolescente que responde al nombre de Lola Daviet, una chica francesa a la que un atajo de salvajes incívicos e indeseables han violado y posteriormente descuartizado, hallada en el maletero de un vehículo.
Este homicidio carecerá de repercusión mediática debido a la magnitud de los hechos acaecidos, precisamente porque no es de notoriedad ya que era una joven blanca de rostro y tez semblante que emanaba pureza y radicaba feminidad, con un precioso cabello rubio. La hipocresía y doble rasero del progresismo nauseando y aburguesado a erradicar, siendo más letal que la peste bubónica es la burguesía, actualmente en este funesto siglo XXI travestida con capas de transgresores, cuando en sus lujosos barrios no padecen este tipo de tribulaciones.
Una sociedad como es la occidental, que no lee, pero es adicta al cuarto poder, la peor droga que existe en la faz de la Tierra, es una sociedad decadente y abocada hacia la descomposición.
No se puede poner tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias, que diría el verbo de la Tradición, Juan Vázquez de Mella, eso sí, rehúsan de formarse y documentarse, los propios franceses en torno a figuras enclavadas en el término de la “Nouvelle Droite”, de la que se extraen figuras destacadas como Alain de Benoist o Dominique Venner.
Penetrando en la raíz sistemática del árbol frondoso, de raíces profundas y tallo grueso, podemos hallar también a René Guenon, la formación hilvana con la revolución, siendo una correa de transmisión conforme a la Tradición. No solamente España es presa de la multiculturalidad sino Gran Bretaña, Francia, Alemania o Suecia, están acatarrados y padecen salitre como los mineros de este peste mortal. Un corazón marchitado oscuro invade Europa, mientras en otros continentes como África o Asia se preserva la racialidad e identidad sin ningún tipo de odio o menosprecio hacia otras culturas, primando el origen de procedencia. De hecho, hay líderes que se basan en torno a la esencia de la raza, que son destacados panafricanistas como Kémi Séba, adscrito actualmente a la Cuarta Teoría Política o Malcom X, estos al ser afroamericanos y profesar la religión islámica, al menos Malcom X, que fue asesinado el 21/2/65 en Nueva York, teniendo maneras de proceder muy distintas a Martin Luther King, porque profesaban religiones muy dispares, la baptista por parte de King, y por parte de Malcom X, la islámica.

La acérrima defensa del racialismo no se basa en la xenofobia, en una inquina hacia el extranjero, sino que su raíz radica en que no es compatible con otro tipo de culturas. Occidente, está tan contaminado del globalismo que precisamente es ahí donde no demuestra agallas a la hora de defender con creces la tradición cristiana y permite que niñas como Lola Daviet, sean asesinadas en Paris, en el corazón de Europa, por unos argelinos.
No se debe a una generalización, pero algunos tópicos o dichos populares que se suelen escuchar en las tabernas de Baco, a veces son más certeros que cualquier “diagnóstico” progresista de un profesor universitario progre que se ha quedado anclado en mayo del 68 y que parece extraído de la cinta dirigida por Denis Hopper, “Buscando mi destino”, cuyo título en inglés es “Easy rider”.
¡Ay! aquellos que no son más que mugre, llenando el Mar Mediterráneo, Cantábrico y el Océano Atlántico de recién llegados que no dudamos que vengan con malas intenciones, pero que no podemos prescindir de una fuga constante de cerebros porque resulta que al final, uno es extranjero en su tierra, y pese a que muchos hayan nacido en España, porque sus generaciones venideras han “prosperado” aquí es un síntoma de que el problema no viene de ahora sino de tiempos pretéritos.
El posicionarse con posturas abiertamente identitarias no implica el uso desproporcionado de la violencia, pero está reñido con el pacifismo, una filosofía, ética o estilo determinado que consiste en que la posición debe de ser beligerante, no solo con los padres de las criaturas que incluso sin tener una base, llegan a ser más ortodoxos que sus progenitores ya que reproducen ocularmente, por medio de la fuerza física, aquello que ven en sus domicilios particulares.
¿De veras que España, Francia, Alemania, Italia, Suecia o Finlandia pueden permitirse convivir en un orbe globalizado en el que predomina todo lo extranjero, menos lo autóctono?
Abro la pregunta como los centros de Menores de Edad, No Acompañados, cuyo acrónimo es el de “MENA”, porque son menores de edad, no acompañados, abandonados a su merced por sus padres. El estrago que causan solo es equiparable al que hacen sus dirigentes en sus respectivos países de origen.
La culpabilidad no recae solamente en los verdugos de nuestros niños europeos sino también en organizaciones supuestamente “altruistas” y en realidad inmigracionistas como “Save the children” o la Cruz Roja, que fagocitan el denominado “efecto llamada”.
Las consecuencias en Francia han sido las siguientes: una menor de edad torturada y descuartizada por una argelina, con el silencio cómplice de unos medios de desinformación cómplices por omisión, ocultándose la procedencia y nacionalidad de la asesina a la que se le debería de aplicar la justicia que se aplicaría si hubiese sido al revés, en cuyo caso lo sabrían ya hasta en Júpiter.
Mientras los medios de comunicación operan de esta manera tan burda, formaciones políticas como VOX, defienden a ultranza la denominada “inmigración legal y controlada”, es decir a los “mulatos de bien” o a los que vienen con posibles o a los sudamericanos vinculados a la secta de ”El yunque”, es entonces cuando el dinero carece de Patria y su concepto de España cabe en una insignificante caja de zapatos. Mientras Europa brilla por su ausencia, pagando las consecuencias, la savia joven, un genocidio permitido contra nuestro pueblo.
La herencia y el honor han de ser la mejor garantía para así a posteriori, poder asegurar nuestra propia supervivencia. Actualmente vemos en el ejército a hombres y mujeres procedentes de Sudamérica, luego veremos africanos o musulmanes que mientras pasen generaciones y generaciones serán más “españoles” que los que se caracterizan de ser folclóricos y “de pata negra”.
Mientras, la progresía penetra en las briznas y capas de esos barrios para atraer a una masa como se atraía antiquísimamente en el paleolítico y el neolítico a los hombres con símbolos rudimentarios.
Francamente, nos ha de traer sin cuidado, no la bandera nacional, que es patrimonio del pueblo español, pero si especialmente de las clases populares y los autónomos que han de pasar por un calvario muy tortuoso, mientras el Estado asegura una materialidad al extranjero y ejerce un mal uso ya que no es corrupto el Estado, al contrario, es necesario, los que se corrompen son los hombres.
La multiculturalidad es perjudicial, y el multiculturalismo mata, como ya hemos visto con Lola Daviet, a la que una argelina ha asesinado brutalmente, la clase política francesa es cómplice ya que son los que abren las puertas de Europa de par en par, cuando hay que abrir ventanas como la de Overton, para que no entre olor a humus.

Lola Davieta, Requiescet In Pace.
Nico Muñoz