El 21 de octubre, numerosos jóvenes de Lyon rindieron homenaje a la pequeña Lola Daviet brutalmente asesinada el 14 de octubre por una mujer argelina, sobre la que recaía una orden OQTF (obligación de abandonar el territorio francés) sin ejecutar.
Tras esta manifestación, la fiscalía de Lyon anunció la apertura de una investigación por «incitación al odio o la violencia contra una persona o un grupo de personas debido a su origen o su pertenencia a un grupo étnico, una nación, una raza o una religión». Lo que molesta realmente a las autoridades es el vínculo obvio que establecen los manifestantes entre inmigración y delincuencia, no tanto las acciones violentas que nadie va a tomar contra la comunidad argelina francesa.
Grégory Doucet, el alcalde de EELV (Europa Ecología Los Verdes) de Lyon, escribió una carta al presidente Emmanuel Macron para advertirle sobre «el peligro de la extrema derecha» e invitarlo a «respetar los valores de nuestra República». Los políticos del sistema, siempre más preocupados del supuesto “auge de la extrema derecha” que de proteger la vida de los propios europeos.


En la república cosmopolita, lo que escandaliza no es el crimen, ¡sino la denuncia del crimen! Durante varios días, el pensamiento único se ha impuesto mediante el paquete mediático de turno, denunciando a los denunciantes para desviar la ira legítima de los franceses que ya no pueden hacer frente a la inmigración.
Descanse en paz Lola, descanse en paz Europa…
Manu Beramendi
El grupo en cuestion es » Les remparts » ( los muros) por si desean darle apoyo . Un saludo desde Europa
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