Reseña de «Diario de un soldado de asalto al servicio del Imperio»

Xosé Carlos Ríos y Fides nos sorprenden en esta ocasión con un título alejado de lo que podría considerarse el registro habitual de autor y editorial. De amenísima lectura, ideal para una de estas lluviosas tardes de la primavera recién estrenada, el libro enganchará rápidamente a cualquier espectador que haya tenido contacto satisfactorio con la saga de «La Guerra de las Galaxias», sin necesidad de ser un experto en genealogías y tecnologías, ni siquiera de haber consumido en su totalidad los largometrajes «canónicos».
En cualquier caso, no nos equivoquemos, no estamos ante una mera novelilla construida como ejercicio diletante por un aficionado al universo creado por George Lucas. De esas hay, y muchas, como hay tebeos, blogs y toda clase de creaciones más o menos logradas, fruto del interés comercial de la industria y de la creatividad de la comunidad de seguidores. Lo que Ríos nos propone en las ciento cuarenta páginas del volumen es un enfoque alternativo que cambiará para siempre la valoración que de bandos y personajes haga el lector en adelante. Porque, ¿y si nuestras opiniones y preferencias fuesen completamente superficiales, formadas al calor de la omnímoda propaganda de la República y a la explotación del sentimentalismo y el emotivismo por parte de la Alianza Rebelde? ¿Y si ello obedeciese a un proceso de control del pensamiento cuidadosamente planificado y organizado por una élite Jedi que durante generaciones ha sabido mantener el poder real detrás de las aparentes autoridades «democráticas? ¿Y si el Imperio representase el orden y la belleza, que deben ser ahogados a toda costa? Cualquier parecido con nuestra realidad posmoderna es pura coincidencia… Sugerente, ¿verdad?

El autor Xosé Carlos Ríos.
Portada del libro.

Yendo a aspectos más formales, el libro tiene un ritmo y estructura propios de una obra clásica de teatro. Como es el propio autor quien nos aconseja que lo leamos con música de fondo, y hasta nos sugiere los temas concretos que pueden sonar, lo teatral se transforma en operístico. Realmente, pocos cambios habría que hacer para que estuviésemos ante un interesante libreto, al que sólo le faltaría encontrar un genio artístico adecuado que le pusiera una partitura original.
En definitiva, obra diferente y recomendable, que admite varios estratos de lectura, y que hará las delicias de jóvenes y mayores, con el único requisito previo de conocer y gustar de lo más elemental de «Star Wars».

Arturo Fontangordo

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