Rusia, orgullo de Europa

Este 12 de junio es el Día Nacional de Rusia, en conmemoración del 12 de junio de 1990, que se celebra como el día en que Rusia consiguió su independencia tras el fin de la URSS. Sin embargo, y pese a que ya han pasado más de 30 años de aquello, muchos siguen viendo a Rusia hoy día como si las antigua URSS no hubiera caído hace más de 30 años y siguiera existiendo hoy.  La razón puede ser ésta: Conforme al Derecho Internacional, la Federación de Rusia es la heredera de la URSS. Pero para los rusos actuales, la URSS representa HOY, no el comunismo, que saben que nunca volverá ni lo pretenden en modo alguno, sino la unión de los pueblos del Imperio de todas las Rusias, usando la expresión de los Zares.

De hecho, hoy día, hasta sectores mayoritarios de la Rusia tradicional y religiosa reivindican la URSS, teniendo en cuenta que todos saben que el comunismo no volverá. Y esto es lo que no se acaba de entender aquí, en una Europa occidental totalmente manipulada por la desinformación y la propaganda atlantista que venimos sufriendo desde los años de la guerra fría…

Y dados los acontecimientos que estamos viviendo estos días, es un buen momento para hablar de Rusia, el país más extenso del mundo, el cual se extiende sobre parte del continente europeo y parte del asiático. Las formaciones montañosas más importantes son el Cáucaso y los Urales, que sirven de frontera natural entre Europa y Asia. El territorio ruso situado más allá de los Urales se denomina Siberia. Corresponde al espacio geopolítico de todas las Rusias la administración general del gran espacio siberiano.

Territorio Ruso.

La historia de este país comenzó con los eslavos, los cuales emergieron como un grupo reconocible en Europa entre los siglos III y VIII d.C. Fundado y dirigido por una clase noble vikinga guerrera, los vikingos varegos procedentes de Suecia, y sus descendientes, el primer estado de los eslavos orientales, la Rus de Kiev, surgió en el siglo IX. Kiev, actual capital de Ucrania, es, por tanto, la cuna de Rusia, como Kosovo lo es de Serbia o Covadonga de España.  La mayoría de los rusos deriva de eslavos orientales, también conocidos como eslavos del este, con un 8,4% de pueblos túrquicos; un 3,3% de gente del Cáucaso; un 1,9% de urálicos y otras minorías. El ruso es el único idioma oficial a nivel estatal, pero la Constitución concede a las Repúblicas de Rusia el derecho a declarar su idioma nativo como cooficial junto al ruso. Rusia adoptó el cristianismo ortodoxo procedente del Imperio bizantino en el año 988. Y esto no ha cambiado tras los años de la URSS, de manera que hoy, el 50.6 % de los rusos se considera adepto de la Iglesia ortodoxa rusa, mientras que el 43.3 % se considera sencillamente cristiano. De hecho, y esto es algo desconocido por mucha gente, Rusia es hoy el único país de toda Europa en el que se siguen construyendo catedrales.

Respecto a la cultura, Rusia es una potencia cultural de primer orden desde siempre, considerada hogar del Ballet clásico, tiene multitud de compositores famosos y extraordinarios de música clásica de la talla de Tchaikovski, Stravinsky o Rachsmaninov y literatos como Tolstoi o Dostoievski, con muestras de arte tan impresionantes como las que se pueden contemplar en el Museo del Hermitage en San Petersburgo.

Ballet clásico.

Durante la Edad Media y hasta principios de la Edad Moderna, el territorio de la Rusia europea estuvo dividido en múltiples estados étnicamente rusos: Perm, Tver, Moscovia, Novgorod,.. Moscovia (Rusia central) finalmente se impuso frente a todos los demás, y de Moscovia deriva directamente la Rusia actual.

Iván IV “El terrible” (1530-1584) fue el primer monarca moscovita en usar el título de “Zar de todas las Rusias” (derivando “Zar” de la palabra “César”).

Durante los siglos XVI y XVII Rusia se expandió más allá de los Urales, hasta llegar al Océano Pacífico en 1637. La expansión terrestre de Rusia hacia Siberia no tiene parangón en la Historia. Y es desde el siglo XVII que Ucrania formaba parte de Rusia. Rusia es el mejor ejemplo de telurocracia, término que designa a un concepto geopolítico y geoestratégico que denota al Estado cuyos dominios son principalmente terrestres, es decir, imperios continentales en los que su fuerza depende del control del territorio. Surgen de países que por su naturaleza geográfica tienen necesariamente vocación terrestre, es decir, países con mucho territorio continental. En este caso el “Heartland” en Eurasia. Si bien, frente al concepto geopolítico de “Eurasia”, que es el que defiende Alexander Duguin, podríamos oponer el concepto etnopolitico de “Eurosiberia”, concepto este último que, a diferenciar del anterior, tendría en cuenta el factor étnico para referirse a los rusos blancos.

Rusia se constituyó como superpotencia mundial, a la altura de Occidente, durante el mandato del Zar Pedro I “El Grande” (1672-1725), el Zar que miró a Europa, y que tomó diferentes medidas para occidentalizar y modernizar el país. Pedro I tomó distintos territorios en la costa báltica para afianzar el limitado acceso al mar de Rusia, y trasladó la capital a San Petersburgo.

Zar Pedro I “El Grande”.

Sin embargo, Rusia volvió a quedarse bastante por detrás de Occidente debido a la revolución industrial, de la que Rusia no se benefició tanto como otros estados europeos.

Mientras luchaba en la Primera Guerra Mundial, en 1917 estalló la revolución rusa, un alzamiento dirigido principalmente por Lenin contra el régimen tradicional de los zares. Tras cinco años de sangrienta guerra civil, el alzamiento triunfó, y se constituyó la Unión Soviética. Por cierto, que fue durante esa guerra civil cuando los polacos se echaron contra Lenin, que tuvo que pararlos.

La Unión Soviética existió hasta su caída en 1992, tras lo cual se constituyó la Federación Rusa, que persiste hasta nuestros días. El último cambio territorial que tuvo Rusia fue en 2014, cuando se anexionó la península de Crimea tras un referéndum.

El conflicto que estamos viviendo estos días, no es como nos lo presentan, una guerra de Rusia contra Ucrania, sino que, en realidad, es la guerra de Biden, de las élites globalistas y de la OTAN contra Rusia, que tiene como enemigo fundamental a China. Lamentablemente para los globalistas y afortunadamente para los patriotas, las pérdidas de la OTAN son a estas alturas insufribles, con riesgo de colapso, por lo que alguien debería obligar a Zelensky a ir a un armisticio para evitar una sangría mayor.

Una Ucrania independiente es la base de una Europa independiente, lo cual supone que sea neutral y no antirrusa, es decir, fuera de la UE y de la OTAN, y sin bases militares de la citada organización criminal-imperialista, como las que hay a cientos en toda Europa.

Decidir si se está en el bando atlantista USA/UE/OTAN o decidir si se está en el bando multipolar, que no es solo Rusia, hoy no es una cuestión táctica, es una cuestión de fondo, es la cuestión de la determinación de quien es el enemigo principal y esencial, y si se tiene claro que  el enemigo es el bando geopolítico atlantista, entonces todo se debe supeditar a eso, lo que no puede ser es que nunca nos enfrentemos al enemigo principal porque siempre hay cuestiones secundarias, menores, o errores como los de la Rusia de Putin porque nos molesta ver banderas rojas cuando conmemora el Dia de la Victoria, algo comprensible para nosotros (aunque para los rusos sea algo existencial, o qué se pretende, ¿Qué los rusos olviden los 27 millones de muertos que tuvieron en aquella guerra existencial para ellos?), pero lo que no puede ser es que se dé mayor importancia a este tipo de temas menores o secundarios respecto a la designación del enemigo principal en este momento, que obviamente no es Rusia, porque entonces se cae en una falacia estratégica. Y desde luego no se puede pensar bien en el año 2022 como si estuviésemos en 1942 o en los años de la guerra fría. Por eso hoy no hay tercera posición ni tercera vía, y quien piensa así, se equivoca, y aun sin pretenderlo termina favoreciendo al bando geopolítico atlantista. La URSS desapareció hace más de 30 años, el comunismo hoy no existe, lo que hoy existe es el capitalismo global. Y cuando vemos que todos los poderes de la globalización capitalista están contra Rusia, es un grave error en este momento la postura tercerista propia de hace más de 30 años, de decir: “NI Rusia ni OTAN”, como si fuera lo mismo, o pretender que una guerra entre globalistas y patriotas no es nuestra guerra. Esto es de una falta absoluta de realismo político.

Se me dirá que lo revolucionario es decir la verdad, y que decir la verdad no es una cuestión táctica, es lo que se debe hacer siempre. De acuerdo. Pero para decir la verdad hay que estar muy bien informado, tener muchos datos y fuentes del lugar, del sitio. Eso, por un lado, y por otro lado, decir la verdad es decir toda la verdad y no solo una parte de la verdad. Así, decir que la URSS fue criminal porque cometió crímenes es una parte de la verdad, pero no es toda la verdad, porque si decimos toda la verdad, o todas las verdades, entonces también tenemos que decir que todo el Occidente ha sido más criminal todavía, y para genocidas los occidentales, porque esa es la verdad. Y esto es lo que entienden los rusos, pero aquí no se entiende debido a la propaganda occidental a la que estamos sometidos, y por eso no hay posibilidad de comunicación en este sentido. Para llegar a la verdad hay que contrastar todos los datos e informaciones, pero adecuarse a la propaganda de varias décadas de guerra fría de este lado del telón de acero, manejada por los EEUU y por la OTAN, eso no es decir la verdad. La cuestión de decir la verdad en lo que pasó en el pasado y demás, supone entonces decir lo que es achacable a los soviéticos, lo que es achacable a los occidentales, y decir que lo que es achacable a los alemanes, porque todos cometieron crímenes, y errores, y esa es la verdad, pero ampararse en eso para, en este momento, no tomar la decisión principal que es la designación del enemigo para actuar políticamente en consecuencia, eso es reaccionario.

Sobre este particular, y tras comprobar el grado de división que este tema lleva causando desde hace tiempo entre los alternativos, creo que la conclusión es que estas discusiones no llevan a ningún sitio porque éste es un ejemplo clarísimo de que cuando tenemos a los turcos a las puertas, nosotros seguimos perdiendo el tiempo discutiendo sobre el sexo de los ángeles, en este caso, dando igual o mayor importancia a los errores que pueda cometer Putin que a saber designar quien es en este momento el enemigo principal y esencial, que no es Rusia evidentemente, sino lo que hoy se llama “Occidente”, un Occidente enfermo y decadente que por eso mismo no puede reconocer el que ha sido el gran logro y el gran éxito de Putin: haber tenido la capacidad de unir bajo una sola bandera a pueblos diferentes, pero iguales en su patriotismo, en su amor a su país, sin quitarles su identidad sino recogiendo todas esas identidades en una especie de Partenón común donde todos los pueblos se dan la mano en lugar de darse la espalda. Y sin entender esto por el hecho de que el pasado soviético forma parte de la historia de Rusia, es imposible hacer un análisis serio y realista de la situación actual por la falta de realismo que supone, por poner un ejemplo, que los rusos estén orgullosos de que en la época soviética ellos fueron por delante en la carrera espacial en los años 70 y fueron quienes mandaron al primer astronauta al espacio, Yuri Gagarin, un héroe soviético y un héroe para todos los rusos. Pretender que los rusos actuales condenen eso es falta de realismo. Solo es un ejemplo de que la falta de realismo lleva a cometer errores teóricos que después conllevan errores en la praxis. Es por esto por lo que la hora de Rusia no podrá ser la hora de Europa mientras Europa siga sometida a su mayor enemigo, que es Occidente, siga considerando a Rusia culpable y siga presa de la propaganda otánica. Con una Europa así, no puede haber un entendimiento con Rusia porque no puede haber entendimiento entre los globalistas y los patriotas, entre quienes aceptan ser colonias con quien defiende ser un país soberano.

Por eso, y con más razón que nunca…

¡Feliz Dia de todas las Rusias!

Eduardo Núñez

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