Cauchy. Hijo rebelde de la Revolución (Recomendación literaria)

CAUCHY. HIJO REBELDE DE LA REVOLUCIÓN. ANTONIO J. DURÁN. Nivola. Madrid, 2009

Antonio J. Durán es catedrático de Análisis matemático en la U. de Sevilla y, además un valioso investigador y divulgador de la Historia de las Matemáticas. Vendría a representar actualmente un papel no muy diverso al que protagonizó el riojano Julio Rey Pastor hasta 1961, en España y Argentina.

Respecto al tiempo eje cultural que fue determinado por la Revolución Francesa, los científicos, en ocasiones tomaron partido político en un sentido o bien en otro, de forma que, por ejemplo, Carnot se comprometió con la Revolución y murió en el exilio tras la vuelta de los Borbones al trono. Galois fue un idealista republicano encarcelado por sedición y que había participado en julio de 1830 en el triunfo de la Revolución contra Carlos X. Cauchy, por el contrario, era un devoto de la monarquía y más monárquico que el rey, católico piadoso, exiliándose después del derrocamiento de Carlos X y, permaneciendo siempre fiel a su juramento monárquico, teniendo que esperar a 1848 para ocupar una plaza de Astronomía en la Sorbona. Lejos estaba Francia de disfrutar entonces de un sistema Constitucional que abrazase y protegiese a todos los ciudadanos por igual.

Cauchy fue rechazado en la Escuela de Puentes y Caminos como profesor; en la Oficina de métrica como bibliotecario en 1813; en la Academia de Ciencias sumó posteriormente otro fracaso, a pesar de ser apoyado por el paleontólogo Cuvier y el astrónomo Laplace. En 1815 envío a la Academia su estudio sobre “Los números poligonales” donde planteó una demostración del Teorema del número poligonal de Fermat , inspirado en Gauss, pero de una forma general, no solo respecto a los números cuadrados, triangulares, pentagonales, etc. También de cualesquiera otros poligonales, de forma que cada número natural sería la suma de a lo máximo de otros tantos números poligonales no simplemente cuadrados, triangulares o pentagonales .

En 1814 finalizó la redacción de su artículo sobre “Las funciones de variable compleja” que constituyó una alternativa al supuesto agotamiento teórico de las matemáticas en el que creyeron, en un principio tanto Lagrange como el propio Cauchy. Ante los evidentes méritos demostrados por Cauchy, en 1816, fue nombrado académico por decreto y profesor de Análisis en el Politécnico. Cauchy intentó huir de la oscuridad terminológica, llevado de su pretencioso realismo metodológico buscando valor finito único. Implantó el concepto de Límite y los Infinitesimales como variables que tienden a cero” (p. 95). “Sólo cabría hablar de suma de una serie cuando fuera convergente”, introdujo los números complejos como simbólicos, siendo parejos de los reales.

Portada del libro.

Durán buscando una estética en las matemáticas y siguiendo a Santayana o a T. Adorno, considerará que el estilo matemático de Cauchy no era tan clásico como el de Euler, ya que era capaz de reconvertir por ejemplo sumas de series de potencias pares de los inversos de los números naturales con orden arquitectónico breve y conciso, propias de Euler, en “docenas de páginas de sufridos cálculos“ (p. 103). Cauchy habría sido un ingeniero matemático y ayudó a los astrónomos en los cómputos que trascendían el sistema solar. Su Teoría de la elasticidad, usando la analogía de las presiones hidrodinámicas la intento aplicar a la luz concebida como éter gaseoso. H. Freudenthal cree que su intento fue uno de los más potentes antes del rechazo por los físicos de cualquier Teoría elástica de la luz.

Luis Fernando Torres Vicente

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